A día de hoy solo existe un solo Blockbuster en todo el mundo y está en Oregón. Aún resistiéndose a morir, incluso con pandemia de por medio, se ha puesto en renta en Airbnb para ofrecer una experiencia cinéfila de lo más curiosa.
La compañía en sí se declaró en bancarrota en 2010. En España fue en 2006 cuando cerraron todos los videoclub de golpe, en un día 723 personas fueron despedidas, de las 105 tiendas que estaban repartidas por toda la península. Pero quizás lo que no sabías es que en la isla de Gran Canaria hubo unos pocos Blockbuster que sobrevivieron a ese cierre. Duraron un año más abiertos.
El último Blockbuster que se cerró en España fue el que estaba en Viriato, la calle Mesa y López, en Las Palmas de Gran Canaria en marzo de 2007, justo un año después de la masacre blockbusteriana. Esta es la historia de cómo fue el día de echar el cierre al último videoclub de una de las cadenas más famosas del mundo, contada por sus propios protagonistas.
Nunca se habló de cierre, fue una sorpresa
Si Blockbuster cerró oficialmente en 2006, ¿cómo puede ser que siguieran estos pocos videoclubs abiertos un año después? Resulta que en las Islas Canarias un hombre llamado Amid Achi Fadul, nativo de Siria, fue el único empresario de toda España que se decidió a comprar una franquicia de Blockbuster. Es el fundador de Grupo Número 1, uno de los mayores multifranquiciados de España. Desde los años 70, se ha dedicado a coleccionar diferentes franquicias, principalmente de ropa entre otros, para aumentar su repertorio de negocio, siendo uno de ellos Blockbuster en su momento. A día de hoy maneja más de 150 tiendas.
A pesar de que la cadena oficialmente había cerrado, la franquicia adquirida por Grupo Número 1 había sobrevivido a esta primera catástrofe. Aún así eso no quitaba que también daría comienzo a su cuenta atrás a lo largo del año siguiente.
José María González Pérez, Beatriz Baez y Helena Vega fueron empleados de Blockbuster en esos últimos años de vida. A día de hoy, se mantienen en contacto con un grupo de Facebook con otros ex-empleados.
José fue una de las personas que echó el cierre de Blockbuster por última vez y para siempre. Hoy en día es empresario, dueño de la discoteca Bahía Blue 21 y otra terraza chill-out en Las Palmas de Gran Canaria, pero antes de emprender su propio negocio también tuvo sus primeros trabajos, como la mayoría de nosotros. Después de trabajar como mozo en El Corte Inglés, su segundo trabajo fue como dependiente en Blockbuster.
Empezó en la franquicia de Viriato en la calle de Mesa y López, la avenida más famosa de la ciudad con el videoclub más grande y relevante de la isla: “Me acuerdo que en la tienda de Viriato había una sala contigua, como la oficina, con un patio interno donde se podía fumar, había tres personas responsables mucho más mayores que nosotros, teníamos la mayoría 18 años", nos cuenta José para este reportaje.
“La tienda de Viriato era la más "pija", por decirlo así, mucha clientela era de calidad y multicultural, porque es la zona puerto de la ciudad. Era la tienda principal, por encima de todas las demás; aparte de la oficina, tenía la mercancía que se derivaba a otras tiendas".
Este videoclub del que habla José sería el último Blockbuster en cerrar sus puertas.
Estuvo a lo largo de dos años, entre 2005 y 2007, trabajando primero como dependiente y luego como encargado. Al ascender, pasó de Viriato al videoclub de Escaleritas, un barrio en la parte alta de la ciudad, después le trasladaron al de Isleta, al norte de la isla. El cierre repentino de los Blockbuster de la isla le sorprendió bastante. Durante su paso por cada uno de los videoclubs nunca notó "un descenso, sino al contrario, seguía habiendo clientela cada vez que llegaban estrenos de juegos o cine".
A pesar de tener confianza con los jefes de la oficina al trabajar con ellos a diario, nunca le dieron una explicación clara sobre el cierre ni a él ni a sus compañeros. Para ellos se quedó como una incógnita en aquel entonces, en el día a día no vieron que pasara nada significativo que explicara ese cierre.
Bea estuvo en otro de los Blockbuster de la isla, el de Telde, entre septiembre de 2004, el mismo día de apertura de ese videoclub, hasta su cierre en enero de 2006, pocos meses antes del cierre de todos los videoclubs de la península: “No recuerdo bien cómo nos dijeron que íbamos a cerrar, el supervisor nos los dijo más o menos con un mes antes de antelación a la primera encargada y a mí”.
A lo largo de los dos años que estuvo trabajando en Blockbuster no notó un gran decrecimiento del negocio, al igual que José: “Nos cogió un poco de sorpresa, la verdad que para el tiempo que estuvo abierta los clientes estaban muy contentos”. No tenían la misma cantidad de socios que el Blockbuster de Viriato, pero veía que el negocio iba bien
“La explicación que nos dieron fue que Grupo Número 1 tenía comprada la franquicia a la península y al cerrar todas las de allí salía muy caro pagar la franquicia directamente al Blockbuster extranjero, eso es lo que nos dijeron pero no sé si será cierto o no.”
“Las compañeras lloramos en el cierre, sobre todo porque cuando ya estábamos con las puertas cerradas recogiendo todo lo que había quedado para mandarlo a otro videoclub, los socios que eran fijos pasaban a despedirse de nosotras y nos dio muchísima pena.”
Tiempos de pre-crisis
Si hay una cosa en la que estaban todos los protagonistas de esta historia de acuerdo es que su etapa Blockbuster fue una de las más felices, o al menos la recuerdan con gran cariño.
A medida que Helena Vega nos iba contando su historia en Blockbuster o buscando fotos para este reportaje su voz se escuchaba emocionada y conmovida. La nostalgia y el cariño que guarda de esos años tienen mucha carga emocional.
Tanto a ella como al resto, lo primero que les viene a la cabeza al hablar de Blockbuster es la gran unión, compañerismo y buen ambiente de trabajo que tenían allí. Helena, desde la distancia, también cree que "aquella época también era diferente, las condiciones eran distintas y ahora las cosas son más complicadas". En aquel entonces tenían buen horario, buen sueldo, se ayudaban entre los compañeros y además compartían afición al cine. Parecen los ingredientes ideales para crear un espacio cómodo donde echar las horas laborales. Por esa misma razón no había siquiera sospechas sobre un posible cierre.
“Para la mayoría era nuestro primer trabajo y a todos nos gustaba lo mismo. Los clientes también llegaron a ser amigos, de hecho alguno lo es ahora. También las cosas no son como antes, después de la crisis y demás”.
“En la tienda de Mesa y López (Viriato) éramos inseparables, eso te lo aseguro, la unión era muy grande", recuerda Jose, “de hecho, en el programa de facturación cuando dábamos entrada o salida a los títulos, cuando el cliente te lo traía al mostrador, al abrir la ficha del cliente había una especie de observaciones donde se podían dejar mensajes y era muy divertido porque a esa edad era muy gracioso jugar a eso; imagínate tener clientes delante tuya en el mostrador y estar pensando en lo que te vas a encontrar escrito, entonces abrías la ficha y veías cosas tipo "Dios, es idéntica a Gunilla Von Bismarck", la mirabas y no sabías como reaccionar”, nos relata el canario sin poder contener la risa, “se me quedó grabado porque era una clienta que era rica y pija, era igual, de verdad”.
“Poníamos notitas como "este cliente está un poco atravesao'", otro de "este es superdivertido"”, le complementa Helena, “o había clientes que venían con su «pareja real» un día y al siguiente venía con la amante y poníamos en las notas "no recomiendes esta peli que ya la ha visto", o le veíamos coger la misma película dos veces para que no le pillen”. En cuanto a cosas curiosas, Helena recuerda que venía mucha gente que era invidente a alquilar películas de Woody Allen porque decían que eran muy descriptivas.
Los ratos divertidos y curiosos de todo tipo sumado a la juventud, como dicen los propios ex-empleados de Blockbuster, hacían que los días trabajando en el videoclub fueran una experiencia que acabarían recordando con mucho apego.
El último año de Blockbuster supervivientes en España: lo que pasó en la isla después del cierre masivo en la península
Que los Blockbuster de la isla no cerraran de golpe en marzo de 2006 como lo hicieron en el resto de España no significaba que estuvieran libres del inevitable final.
Helena durante cuatro años, desde 2002 que entró a trabajar hasta el último trimestre de 2006, pocos antes de que cerrara en marzo de 2007 el último Blockbuster, nos comenta que tampoco notó mucho cambio, pero si un leve decrecimiento paulatino: “Al principio facturábamos mucho de venta de videojuego, de películas, pero cuando se popularizó Internet la gente se las bajaba”.
“Le dije al jefe que pusiera películas independientes descatalogadas, aguantamos un poquito más por eso porque esas películas no se encontraban en ningún lado. También hacíamos las ofertas tipo 3x2, o "peli por unas roscas", cosas así. Pero no fue una cosa que se viera así a lo bestia, fue paulatino, como si fuera una evolución normal teniendo en cuenta lo que estaba pasando”.
Jose, a diferencia de Helena por unos meses, sí permaneció hasta el último día que cerraron, hasta el mismo final de Blockbuster.
Al igual que entró y pasó por tres videoclubs distintos, después hizo el mismo recorrido al revés pero cerrándolos. El primero que cerró fue el de Isleta, de allí regresó a Escaleritas, el cual cerró también, volviendo definitivamente al de Viriato en Mesa y López, el último Blockbuster que quedaba abierto en la isla.
“Fue todo muy escalonado, creo recordar que no pasó más de un mes o dos entre todos los cierres, no fue de golpe, pero sí muy seguido. Fue en secreto de cara al cliente, al final la empresa lo que intentaba era tener el mínimo de pérdidas posible y necesitábamos que la gente devolviera las películas. Había clientes que empatizabas más durante esos tiempos y tenías más confianza, después de tanto tiempo hablando y recomendando, y sí lo sabían”.
Esas últimas semanas fueron empaquetar sin parar, hacer liquidación de productos y lo que no se vendiera meterlo en cajas para que se lo llevara Grupo Número 1. “Algunos nos llevamos títulos a casa como agradecimiento”, añade Jose entre risas.
¿Y cómo fue la reacción de la gente que trabajaba en Blockbuster cuando anunciaron el cierre?
“Grupo Número 1 tenía muchas otras tiendas, la mayoría de los empleados estaban siendo reubicados, sobre todo los más antiguos. En aquel entonces era incluso como una nueva oportunidad más que otra cosa. Los que no tuvimos otra salida sí nos lo tomamos como una cuenta atrás sin duda, pero no nos planteamos como que "resistíamos" ese año, para nada, seguíamos a lo nuestro y con la misma ilusión cuando llegaban los títulos nuevos”.
“Fue un poco triste, algunos ya tenían entrevistas previstas cuando nos dijeron que iban a cerrar, entonces a la vez había ilusión o esperanza después de que acabe ese período. Lo que sí me puso triste fue el último paseo que hacía con Helena, lo mejor que me llevé de Blockbuster, habíamos empatizado mucho los años que estuvimos juntos. Con el resto de compañeros hicimos comida, picoteo para despedirnos, con golosinas y las cosas que había allí en el videoclub y ahí quedó todo”.
Como ya sabemos, Jose a día de hoy tiene su propia discoteca, Bea fue recolocada en otra tienda de Grupo Número 1 y Helena ahora es fotógrafa y participa en un programa de radio dedicado al cine, ya que de forma previa era una apasionada del cine, y siguió siéndolo, más aún si cabe, después de su paso por Blockbuster.
Donde antes estaban esos Blockbuster ahora hay un Party Fiesta, como el de Telde, o un Cinco Océanos vendiendo congelados, como en Mesa y López. Nadie vio venir un cierre masivo que aunque actualmente parece lógico, en 2006, con el entusiasmo colectivo que reinaba en la España pre-crisis, no. Mientras los Netflix y compañía se han comido el mercado, solo nos queda recordar una época anterior donde alquilar una película era toda una experiencia, y no solo sentarse en tu sofá y elegir con el mando a distancia la nueva novedad.
Ilustración portada | Ivart
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