De todas las tradiciones que hemos importado de Estados Unidos a España en los últimos años, Halloween es sin duda la que se lleva la palma, pero no muy lejos le sigue otra que ha crecido especialmente en el último lustro: el Black Friday, quien ha pasado de ser un desconocido fuera del público más metido en la red hasta convertirse en un referente al que se agarran grandes superficies, centros comerciales, franquicias y compañía.
El tsunami de ventas que muchos de esos comercios pueden llegar a despachar tiene una cara B: la de sus trabajadores, que han de resolver con éxito ese aluvión de pedidos. Un pico de demanda que, si en la campaña navideña ya es asfixiante pero al menos está repartido en varias semanas, en el caso del Black Friday se concentra en un solo día frenético.
Estos trabajadores no solo forman parte de las superficies comerciales: quienes trabajan en las empresas de mensajería son especialmente proclives a sudar de más en una campaña comercial a quien hizo grande Internet. Así, las compras online son las que acaban siendo entregadas por compañías como MRW, Tipsa, TNT, UPS, SEUR, Fedex, DHL o Correos Express. Todas ellas son algunas de las empresas asociadas de UNO Logística, quien agrupa a las empresas que forman parte de la cadena de suministro.
UNO estima que durante la semana del Black Friday -algunas tiendas alargan la campaña varios días- se doblará la cantidad de paquetes gestionados cada día respecto a la misma semana de 2016, alcanzando los dos millones.
Para poder hacer llegar los paquetes a todos los buzones, las mensajeras incorporarán a 7.000 nuevos repartidores, que se sumarán a los 25.000 habituales. En previsión, muchos de ellos fueron formados en octubre para poder incorporarse con el máximo rodaje. La mayoría son desempleados que obtienen un contrato temporal o estudiantes que aprovechan la euforia del consumo para ganar algo de dinero.
Tres fechas clave y muchas contrataciones
Las fuentes de la industria a las que hemos consultado sobre el Black Friday y su impacto en sus plantillas coinciden a la hora de revelarnos la planificación para final de año. Hay tres fechas clave:
- Black Friday. 24 de noviembre.
- Cyber Monday. 27 de noviembre.
- Post-puente de diciembre. 11 de diciembre.
Tras esta última, la campaña navideña entra en su sprint. La llegada del Black Friday a España ha supuesto un adelanto de la campaña navideña. Antes arrancaba durante el puente de diciembre, ahora ya se solapa con la del Black Friday y el Cyber Monday, este último de menor actividad. Los puestos más demandados, los de repartidores, mozos de almacén y personal de atención al cliente. En promedio, las plantillas crecen entre un 25% y un 30%.
Uno de los comercios que más "padecen" el Black Friday es PCComponentes, que desde su sede en Murcia espera vender unos 70.000 productos a lo largo de la campaña y, sobre todo, también espera que no se repita la historia de 2014, cuando su web se les cayó en el peor momento posible.
"Son cosas que nos hacen aprender de un año para otro. El año pasado por ejemplo tuvimos un colapso con las agencias. Pero estamos súper ilusionados con la campaña, contentos y nerviosos para seguir dando mucho que hablar y para estar a la altura de los grandes", nos cuenta su portavoz, Cristina Jover.
A quien también se les cayó la web en pleno Black Friday, pero en 2015, fue a Macnificos, tienda de electrónica enfocada en Apple. "Tanto tiempo trabajando para ese día y nos quedamos cuatro horas sin poder atender a nadie", se lamenta Marc Alonso, su responsable de comunicación. Ese "tanto tiempo" no es un decir: las primeras reuniones con fabricantes y la planificación comienzan a principios de septiembre, a la vuelta de las vacaciones veraniegas. No hay empleado que permanezca ajeno a la campaña, sea cual sea su departamento.
En Macnificos, donde no tienen los recursos de un PCComponentes ni mucho menos de un Amazon, la exigencia del Black Friday es demoledora, porque su actividad se dispara. Nada lo evidencia mejor que las cifras del año pasado: un buen viernes de octubre de 2016 suponía unos 150 pedidos. En el Black Friday se alcanzaron los 2.800. Casi veinte veces más.
Para hacer frente a este aluvión, la plantilla aumenta en torno a un 20% desde un mes antes. Pero no con contratos temporales: "el Black Friday nos sirve para premiar a nuestros clientes habituales con precios muy buenos, pero también para captar nuevos a los que fidelizamos y nos hacen aumentar la facturación, así que ese 20% se queda. Cada año aumentamos un 20% la plantilla por estas fechas", nos cuenta Marc.
En Amazon se conglomera todo en la "campaña navideña", sin hacer distinción de cara al Black Friday. En 2015 hubo 600 contrataciones, en 2016 fueron 1.000 y este año la cifra crece hasta las 2.700. De los 1.000 contratados el año pasado, 300 se quedaron tras la campaña, como nos cuenta Abel Tintos, PR Manager de Operaciones en Amazon España.
La inversión humana en este negocio redondo no es escasa: durante el año, en Macnificos se trabaja de lunes a viernes, pero tras el Black Friday -en cuyo viernes ya se echan muchas horas de más- el equipo de logística acude a trabajar a destajo el sábado y el domingo. El de atención al cliente, solo el sábado. Las empresas de mensajería acuden dos veces el sábado y otra el lunes a primera hora para despachar los pedidos.
Los pedidos no solo aumentan en volumen, sino también en el ticket promedio, que pasa de los 200 euros habituales a 400 euros. La culpa es de los productos que mejor se venden durante el Black Friday: ordenadores Mac, servidores NAS, discos duros de gran capacidad, monitores y tabletas gráficas de gama alta, por encima de los 1.000 euros. También se da salida a productos de marcas que, por su política de precios, no permiten hacer descuentos salvo en ese día, como Sonos o BOSE.
En Amazon los productos más vendidos en Amazon durante el viernes negro de 2016 fueron, entre otros, el FIFA 17, Uncharted 4, las tiras LED de Philips, el reloj-GPS Polar M400 HR, la PlayStation 4 Slim o el Moto G4 Plus. En PCComponentes, por su parte, los smartphones fueron los que se llevaron la palma.
"Para nosotros es sin duda el día más importante del año, el que más vendemos. Llega a eclipsar la campaña navideña, en parte porque como permitimos devoluciones hasta el 31 de enero, mucha gente adelanta sus compras navideñas para ahorrar", concluye Marc. Similares sensaciones tienen en PCComponentes.
El Black Friday para los mensajeros
Realizar las compras durante el Black Friday tiene como ventaja que podemos encontrar precios más que interesantes, pero corremos el riesgo de que nuestro envío se retrase. Una demora provocada por el exceso de volumen, imposible de manejar en las condiciones normales.
Como muestra, un botón: tras el viernes negro de 2016, Seur se vio desbordada y tuvo que admitirlo en su cuenta de Twitter para la atención al cliente. Ni siquiera pudo gestionar las respuestas a todas las quejas recibidas.
No fue la única compañía con los evidentes problemas que supone un pico de trabajo tan alto. Un repartidor de una empresa de mensajería en la provincia de Valencia, de la cual, por el volumen de la plantilla, no quiere dar ni el nombre de la empresa, nos da algunas claves de cómo vive el Black Friday un mensajero:
"La mensajería es un sector muy desprotegido. En equipos de autónomos, la única consigna es que tienes que entregar todos los paquetes que te indica el jefe. Para mí, el Black Friday es hacer aún más larga la campaña navideña, que es la peor época del año. Si un día normal de trabajo tienes que entregar cuarenta paquetes, igual hay días que te sube a sesenta o hasta setenta, cobrando lo mismo y el jefe te lo dice claro: si no te gusta, hay cien tíos con furgoneta esperando para reemplazarte".
Corrobora sus palabras Sergio Mira, del sector postal de Comisiones Obreras. En el caso de Correos, cuya dotación depende de los Presupuestos Generales del Estado, se requiere redoblar esfuerzos cuando, como este año, se ha de hacer frente a un incremento en la demanda sin que se le permita aumentar las contrataciones por parte de SEPI, la sociedad estatal de la que depende.
Ante la imposibilidad de contratar, se recurre a las horas extra. "Eso es algo con lo que estamos en contra. Con ese dinero se podría contratar y las condiciones serían mejores. Aunque se paguen horas extra, no es lo mismo trabajar ocho horas que quince", añade.
"En el caso de las paqueteras fuera de Correos, la situación se agrava mucho más. Se trabaja a destajo, se pagan el 50% de las horas extra para jornadas de catorce o dieciséis horas. O ni siquiera se pagan. Muchas veces el trabajo extra recae en autónomos que, cobrando lo mismo, tiene que repartir un 35% más paquetes".
Las mensajeras a su vez ya han empezado a acotar su actividad en estas jornadas pico. Algunas de las más grandes, en sus conversaciones con Amazon y compañía donde se proyecta el número de bultos a manejar, han comenzado a curarse en salud imponiendo recargos en el caso de pasarse del número de paquetes acordado. Hasta dos euros por cada uno.
En muchas ocasiones, las quejas de estos mensajeros ni siquiera se escuchan porque no existen. Son autónomos, trabajan en equipos pequeñas y no tienen la posibilidad de establecer una organización sindical o un comité de empresa. Simplemente siguen trabajando para sacar adelante el mes.
"Hay cosas de las que nos enteramos de secretillo. Nos dicen que nos lo cuentan por desahogarse, pero que ni se nos ocurra denunciar o se quedarán en la calle", añade Sergio. "Hemos visto casos en los que en estas fechas un mensajero trabaja ochenta o noventa horas a la semana, de lunes a domingo, para que a final de mes su jefe le diga que no puede pagarle, y se tira sin cobrar dos meses. La mensajería, sobre todo fuera de Correos, es un sector desamparado".
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