Es posible que si preguntamos en voz alta por el año en que comenzó a funcionar el Bitcoin obtengamos respuestas como 2012 o 2013, pero su historia comienza bastante antes. En 2008, con la crisis de las hipotecas subprime salpicando a medio planeta como telón de fondo, la idea germina. En agosto de ese año se registró el dominio Bitcoin.com y en octubre se publicó el primer documento que explicaba el funcionamiento.
Tecnológicamente, ha llovido desde entonces: el iPhone acababa de incorporar el 3G, Facebook no tenía ni cien millones de usuarios (hoy tiene más de 2.000), los ordenadores todavía no habían comenzado su declive comercial y los que se vendían lo hacían con Windows Vista instalado. Años de transiciones.
Algo después, en enero de 2009, la red Bitcoin comenzó a funcionar. Satoshi Nakamoto, el pseudónimo que oculta al verdadero creador o verdaderos creadores del sistema, minó el primer bloque -el Génesis-, que le reportó 50 bitcoins, cantidad que en aquel momento equivalía a un par de dólares. Hoy, en julio de 2017, esa misma cifra equivale a unos 115.000 dólares. Entre ese año y el posterior se fueron realizando las primeras transacciones, entre las que destaca la primera comercial: 10.000 bitcoins para pagar dos pizzas. Al precio actual del bitcoin, equivaldría a 23 millones de dólares.
Queda claro que un negocio extremadamente rentable hubiese sido almacenar unos cuantos bitcoins cuando no valían ni una bolsa de pipas y mantenerlos hasta el día de hoy, cuando su valor se ha multiplicado por más de cien mil. Es lo que hizo Erik Finman, que invirtió en Bitcoin los 1.000 dólares que le regaló su abuela y a los 18 ha logrado hacerse rico cambiándolos por más de un millón de dólares. Pero para eso hace falta confiar en algo cuando prácticamente nadie más lo hace. Si hablamos de mineros más que de inversores, es lo que también hizo Marcos (nombre ficticio para preservar su anonimato), a quien el Bitcoin empezó a llamar la atención en 2011, cuando desde luego no tenía nada que ver con el fenómeno que es ahora, seis años después.
Saber de una cuestión así, tan técnica, cuando apenas ha despertado la atención mediática, ya es un mérito en sí mismo. A Marcos le llegó por unos amigos que frecuentaban EFnet, una red de IRC que tiene sus raíces en la red original de IRC. Se interesó por ello y poco después comenzó a minar bitcoins a nivel bajo con una CPU conectada a algunos servidores que tenía libres y disponibles para usar. Luego se compró su primera FPGA (un chip de hardware programable destinado específicamente al minado) de buena calidad y llegó a tener catorce bitcoins minados. En aquel momento no valían gran cosa, unos 70 dólares. Hoy supondrían más de 32.000.
No obstante, la historia de Marcos no es la de alguien que comenzó a minar y conservar bitcoins antes que nadie, confiado en que su valor tuviese el ascenso que ha tenido, y ha terminado haciéndose rico con ello. De hecho, un disco duro averiado e irrecuperable que justamente no tenía copia de seguridad fue lo que minó, nunca mejor dicho, sus ganas de seguir.
"Empecé por curiosidad y por tener algo de dinero para "tiendas" en Tor, ya se empezaba a usar para intercambios fuera del circuito normal de dinero. También tenía la idea de usarlo para trabajos normales y así poder evitar a intermediarios como PayPal y sus abusos".
En ese momento, de hecho, nadie cercano a Marcos -y lejano, prácticamente tampoco- conocía el tema. Casi nadie sabía que él se dedicaba a minar, tampoco a qué era exactamente eso de "minar" una criptomoneda. Únicamente hablaba de ello con conocidos del IRC que sí estaban duchos en la materia. Algunos de ellos incluso han logrado mucho dinero a día de hoy gracias a la actividad de aquellos días. Hoy Marcos también cuenta con bitcoins y otras criptomonedas, y permanece atento al panorama del minado:
"Con Ethereum, por ejemplo, me pilló con temas personales convulsos y no estaba muy atento, me pilló tarde. Aunque quizás con Ethereum pasa lo que pasó en 2013 con el Bitcoin. Habrá que ver la confianza de la gente, que al final es de lo que trata todo esto. Ahora mismo hay mucha gente y muchas ICO -(Initial Coin Offering u Ofertas Iniciales de Criptoactivos)- recibiendo dinero y confianza. Hay fluctuaciones, pero no veo que haya un gran desplome. En el bitcoin sí que pienso que habrá una caída mayor, pero ahora mismo, con el valor, cualquier caída es enorme. Ahora el mejor minado es el de hash dinámicos, aunque en ellos las comisiones son superiores a si se hicieran a moneda fija. Con las nuevas ASIC y gráficas para ello, el minado va a recibir muchísimo dinero."
¿Hay peligro de burbuja? Desde hace años es un riesgo al que, con más o menos razón y acierto, se apunta en prensa y foros de toda índole desde hace años. En el momento de escribir estas líneas (mediados de julio de 2017) el Bitcoin ha perdido un 20% de su valor en las últimas cuatro semanas. En el mismo período, Ethereum ha caído un 45%.
A falta de saber cómo se desarrollan los próximos meses, esto contradice las subidas casi continuadas que muchos aseguraban para los próximos años. Para Marcos, siempre puede pinchar todo por un motivo aleatorio. "Aquí el 'control' no existe más allá de las casas de compraventa y los ICO. También influye la complejidad de los hash y los bloques en el minado, y la proporción entre ganancia por bloque y coste del minado. En monedas con alto minado se complica, como está empezando a pasar con Ethereum y ya pasó en su día con Bitcoin. Es complejo, hay tantas variables de por medio que incluso a la gente que sabe de verdad del tema se les escapa".
Cambio de paradigma
Otro pionero en la minería de bitcoins desde España, rara avis, es David Vázquez, más conocido por su alias vgo en foros y comunidades en torno a las criptomonedas. Es moderador en BitcoinTalk y en ForoBits, y desde allí mantiene el debate sobre algo que le comenzó a llamar la atención en 2008. Con Bitcoin comenzó a operar oficialmente en 2011, pero hoy ya se considera un "minero Bitcoin retirado".
Cuando estaba en activo, cuenta que los pocos que había en la escena minera a nivel local o nacional eran los "reyes de mambo" gracias a su producción. Narra cómo en aquella época empezaban a echar a andar los exchanges (MtGox primero y BTC-e después) y para comprar un simple Bitcoin, muy poco valioso por sí mismo entonces, los obstáculos burocráticos eran grandes: transferencias de FIAT internacionales, registros en los exchanges... No se estaba habituado a ello. El comercio local, principalmente a través de LocalBitcoins, y el intercambio P2P a través de los foros -especialmente en BitCoinTalk.org-, se convirtieron en prácticamente la única forma sencilla de conseguir bitcoins si no se practicaba la minería.
Una vez se conseguían los primeros Bitcoin ya se podía ingresar libremente en los exchanges sin que fuese necesario registrar los datos personales. Así, uno ya podía iniciarse en el trading de criptomonedas, que David señala como la práctica más habitual en este ecosistema. "La pasta es la pasta, la que manda". Todo eso ya desapareció. Ahora hay más exchanges más sencillos y accesibles, así como plataformas en las que comprar bitcoins. Viejos mineros Bitcoin como él solo tienen como opción tras su "jubilación" la resurgida minería GPU gracias a esos nuevos algoritmos y monedas.
Esta jubilación anticipada se debe al cambio de paradigma dentro de la minería de esta moneda, que provocó que la actividad doméstica que daba suculentos beneficios en poco tiempo pasase a quedar virtualmente vetada frente a mineros de nivel industrial:
Con la "era ASIC", David hace referencia al paso del uso de CPUs, GPUs y FGPAs que dedicaban ciertos recursos a la minería a componentes dedicados exclusivamente a esta actividad. Aquel cambio de rumbo que llegó más o menos a principios de 2013 es lo que dejó a muchos mineros domésticos por el camino, les apartó del circuito.
Con sus GPU en casa no había nada que hacer frente a las granjas de servidores trabajando mucho más rápido para poder minar bitcoins. Nunca se llegaba a la solución antes que ellas, que eran más rápidas, más pequeñas e incluso consumían menos energía.
Unas fotos para hacernos a la idea de esta diferencia. En esta podemos ver una de las mining pools avanzadas de la era 2012-2013, concretamente la de vgo, a nivel doméstico pero con una buena cantidad de recursos invertidos:
Tres pisos con dos placas en cada piso y cuatro GPUs por placa. Veinticuatro en total, montadas en el cuarto de la lavadora. "Una vez se me estropeó la correa de la secadora, tendrías que haber visto la cara del técnico, de unos sesenta años, cuando vino a cambiarla y vio eso al lado".
Estas otras representan la era ASIC:
En esta gráfica podemos ver de forma simple a lo que se refiere David: el hash rate o tasa de hash, que mide la potencia de procesamiento necesaria para el minado. Conforme fue aumentando el interés por ello también aumentó la destinación de recursos a ese fin y el mencionado cambio de paradigma del que hablaba David.
Una buena forma de entender lo que era minar bitcoins en 2010 lo tenemos en esta captura de pantalla correspondiente al trabajo realizado con un simple quad-core.
Alguien que en quince días minó 600 bitcoins que en aquel momento valían unos 30 dólares... pero hoy valdrían algo más de 1.300.000 dólares. Y antes de la era ASIC. Tiempos que no volverán.
La historia de aTg, quizás el minero español más relevante
aTg es el pseudónimo de otro minero Bitcoin pionero en España con una historia muy particular. Catalán de 32 años, es una de las figuras más respetadas en BitcoinTalk. Lleva registrado desde octubre de 2011, cuando el Bitcoin estaba en unos tres dólares. Lo descubrió en una web de hacking donde aparecía la fotografía de un rig de CPUs montado en una estantería. En ese artículo se comentaba que la “fiesta Bitcoin” ya había terminado: la última subida había alcanzado unos diez dólares, y la posterior bajada lo dejó en torno a los dos. Los pocos que se hacían eco de ello coincidían: la criptomoneda ya estaba muerta. Recordemos: 2011.
aTg es posiblemente uno de los mineros españoles que más lejos llegó montando su propio equipo de minería Bitcoin
Tras leer aquellos comentarios, aTg comenzó a buscar información sobre el tema. Siempre había sido un aficionado a la informática y por aquel entonces también estaba haciendo pruebas en mercados de futuros con materias primas operando pares, moviendo cantidades de unos 5.000 euros. Allí no le estaba yendo nada bien y decidió salirse.
En cuanto comprendió el funcionamiento del código de Bitcoin quedó convencido: sus dudas se despejaron, el código no había sido comprometido y era fuerte y sólido. Además, la cotización no tenía nada que ver con el funcionamiento de la moneda. Para él, no estaba muerta ni mucho menos, así que decidió invertir en ella.
aTg hace un matiz: en ese momento ya había cortoplacistas, gente que escuchó cantos de sirena y pretendía llegar de la nada y hacerse rico en un par de semanas. En menor cantidad que unos años después, pero en efecto, ya la había: Bitcoin en 2011 no era solo idealismo.
Inversión o minería
Cuenta aTg que en ese momento vio que tenía dos opciones:
- Comprar bitcoins en mercados muy opacos e inseguros
- Comprar equipos mineros y producirlos él mismo
La duda no duró demasiado: el mundo de la minería le parecía apasionante, había estudiado Electrónica y la informática le gustaba, así que comenzó a minar. Viéndolo en retrospectiva, aTg se da cuenta de que hubiese ganado más dinero y con menos esfuerzo si se hubiese limitado a comprar bitcoins y “holdeándolos”, término que se usa en el mundillo para referirse a los que aguantan con ellos pase lo que pase. De hecho, comenta que le sorprende que la minería GPU siga viva, ya que según su experencia el minado no suele ser rentable.
Llegamos al punto antes mencionado en que se pasa de la minería GPU a la ASIC. Entre medias, una transición con los FPGA. Estos componentes fueron especialmente codiciados por permitir hacer circuitos pequeños con un solo chip y conectarlo por USB a un hub. Eso permitía tener muchos mineros en un solo ordenador, mientras que con las GPU se requería de un ordenador cada pocas tarjetas gráficas. Además, la potencia de minado era similar entre ambos modelos, entonces entorno a los 215 mH/s.
Ingeniería inversa
A aTg le interesó la idea y compró un modelo de FPGA de un fabricante llamado ZTEX. El programa usado para minar se iba desarrollando en el propio foro por algunos expertos en la sección en inglés, el problema era que esas FPGA eran caras. Cada circuito costaba entre 200 y 300 euros, así que aTg buscó formas alternativas de abaratarlas: mandó ese modelo a China para realizar ingeniería inversa y en poco tiempo le entregaron los planos del circuito.
Luego buscó una empresa ensambladora en su ciudad, Barcelona, y compró chips a Xilinx, que tienen sede en Madrid. El proceso de soldado era complicado, requería de una maquinaria especial y esa ensambladora podía hacerlo. De aquellas gestiones recuerda cómo el ingeniero de la fábrica a quien tuvo que explicar el proyecto se rió de él, preguntándole que para qué quería eso si solo tenía una salida USB. Tras explicarle sus planes con Bitcoin le respondió que “bueno, pues nada, el próximo día quizás te veamos aparecer en un Ferrari”. Una broma que aTg la ha escuchado varias veces “por desgracia”, como explica.
Esta fue la primera FPGA original que compró aTg:
En ese momento tenía unos 5.000 euros ahorrados que destinó íntegramente a invertir en componentes y mano de obra. En unas cuantas semanas, y tras solucionar fallos en el montaje, le entregaron sus primeros mineros. El tiempo corría en su contra: la dificultad de minado, como ya hemos visto, no dejaba de subir, y cada dos semanas los mineros se devaluaban.
ZTEX lanzó otra placa con cuatro FPGAs. A aTg le gustó y repitió la operación, reinvirtiendo todo lo que había ganado con la anterior, unos 20.000 euros. Como él mismo admite, es un tema espinoso, ya que en ningún momento operó bajo la autorización de ZTEX.
Aquella fue una de las mayores minas de FPGAs del mundo en ese momento, y a aTg le reportaba unos 12 bitcoins diarios minando en DeepBit. En esa época equivalían a unos 50 euros diarios, y luego llegó el primer halving (cuando aproximadamente cada cuatro años la recompensa por minar se reduce a la mitad). A ello se le unía la subida constante de la dificultad, lo cual mellaba los beneficios. aTg empezó a sospechar que aquello no era tan buen negocio, pensó que si quería tener beneficios de verdad necesitaba ampliar muchísimo más su equipo.
Justo entonces un minero chino llamado Nzhang que fabricaba sus propias FPGA de dos núcleos se asoció con un inversor y empezó a trabajar en el primer ASIC comercial. Los FPGA se usan como prototipos para producir ASICs, así que el chip que lanzó tenía la misma potencia de minado, unos 212 mH/s, pero con un consumo energético mucho menor y además ocupando menos espacio: una placa podría tener cientos de chips. aTg ubica justo aquí el comienzo de la “era oscura” del minado de Bitcoin que perdura hasta hoy
Si analizamos más profundamente esta transformación, el origen está en la forma de producción de unos y otros productos. Mientras que GPUs y FPGAs son producidos por grandes compañías, “serias y profesionales”, con precios estables y pedidos servidos en fechas concretas. Lo que aTg considera vital para mineros que estaban constantemente en “una carrera armamentística en contra de la dificultad”.
Con la llegada de ASICs, todo cambia. La producción de chips cae en manos opacas y empieza lo que para aTg son malas prácticas desde el primer día. De hecho, considera que cualquiera minero ASIC que no sea productos de chips quedaba prácticamente arruinado.
En aquel entonces tenía en la cartera de BlockChain un saldo de unos 1.000 bitcoins minados, ya había vendido unos 200 para hacer frente a los gastos. Una nueva compañía llamada Avalon puso precio para su primer lanzamiento de chips: 700 bitcoins. Allí acudió aTg, algo que hoy considera un error: recibía chips y planos para fabricar los circuitos y los enviaba a China para fabricarlos, ya que la empresa española no le daba facilidades: como sus clientes eran mucho más grandes, siempre quedaba al final de la lista de espera. Tras recibir los circuitos finalizados en China, el aumento de la dificultad provocado por la llegada de los ASIC era tan enorme que ni siquiera pudo llegar a ponerlos en funcionamiento. Como él mismo admite, 700 bitcoins invertidos en pisapapeles. Su caso no era una anécdota: obedecía a un patrón.
Avalon y asicMINAR inundaron de HashRate la red y solo los más rápidos podían lograr beneficios por ello. El interés por la minería creció exponencialmente porque en teoría los ASIC iban a ser la revolución que democratizara la minería, que permitiese que se disparara la eficiencia. Lo que ocurrió en realidad fue que los productores de chips acapararon mineros. Incluso se descubrió que enviaban unidades ya utilizadas a clientes que las compraban como nuevos.
Los fabricantes de ASIC tardaban demasiado en enviar pedidos porque al fin y al cabo vendían máquinas de ganar dinero que rivalizarían con las suyas. Ganaban dinero minando y también vendiendo maquinaria que cuando llegaba a sus "rivales" ya estaba obsoleta
Entonces llega Butterfly Labs, una compañía que sobre el papel era perfecta: prometía grandes rendimientos, equipos incluso estéticamente bonitos y aceptaba reservas. Lo que sucedió después fue que estandarizó lo que aTg cuenta como “el timo de las reservas”. Vendían lo que no tenían, entregaban sus diseños con años de retraso y los usaban para minar antes que nadie, anticipándose a las subidas de dificultad para sacar el máximo provecho. KNCMiner (hoy en bancarrota) llegó después para hacer lo mismo, solo que con un mejor diseño.
Así fue evolucionando la minería ASIC. De los 110 nm en Avalon se pasó a los 65 nm con KNCMiner, después entró un fabricante chino con AntMiner que acabó convirtiéndose en el líder. Empresas que monopolizan la producción de chips y entregan a los usuarios únicamente el hardware que se queda obsoleto. Eso fue lo que terminó por empujar a aTg fuera de la minería, y de ahí pasó a tratar de conseguir aliados en el foro con los que lanzar su propio ASIC. No hubo suerte. Lanzó un prototipo de minero a muy bajo coste para que cualquiera pueda fabricar sus propias placas en casa, pero para entonces el interés de aficionados por la minería ya era residual.
Sin visos de que el panorama cambiara, decide poner los 300 bitcoins que le quedaban en su cartera en Mt. Gox, y viendo que el valor caída en picado decide recomprar todo en bitcoins, con un saldo de 189 perdidos. Quedó fuera de juego y decidió abrir su propio pool con el dominio SoloMining.com. La idea era que allí cualquiera que encontrase el bloque pudiese quedarse toda la recompensa. Llegó a tener un éxito: un minero lo halló y se llevó los 25 bitcoins íntegros. La ausencia de beneficios le llevó a descartar el proyecto. En su wallet podemos ver su historial, llegó a manejar más de 1.000 bitcoins y su última transacción en él fue en octubre de 2013.
Cuenta que en este tiempo hay agunas cosas que han cambiado y otras que no, como el interés de la gente al sacar el tema de conversación: “al que no es un entusiasta del Bitcoin nunca le ha interesado lo más mínimo saber nada del tema, me pasaba entonces y me pasa ahora a $2.200”.
Algo que tampoco ha cambiado es la actitud de quienes pretenden hacer mucho dinero a costa de la criptomoneda. Él recomendaba a su círculo comprar cuando estaba a 10 dólares, a cambio la gente se reía de él. Solo cuando alcanzaba los 200 le echaban en cara no haberle aconsejado comprar antes. Ahora es igual, y siempre se repite el discurso: “ojalá haberme enterado antes, pero el subidón ya lo ha pegado”. Para aTg, la actitud no varía: “me río de la situación y de la ignorancia de la gente sobretodo cuando lo han visto llegar a 2.500 dólares con estupefacción pudiendo haber entrado a 200… Exactamente igual que entre 10 y 50 o entre 50 y 100 en su momento, por mucho que se expanda la idea de Bitcoin la mentalidad de la inmensa mayoría de la gente no cambia en absoluto”.
Galería: la evolución de los sistemas de minado de aTg
Todas las imágenes han sido cedidas por aTg.
Alternativas actuales
Algunos de esos mineros de la era GPU han visto una buena oportunidad en las nuevas monedas y algoritmos, como Dash, Ethereum o Zcash, ya que por su arquitectura son más resistentes a los ASIC -que no impermeables-. Para David, su percepción es que se está viendo un auge y un repunte del interés por la minería GPU que no recordaba a ese nivel desde sus inicios en Bitcoin.
El papel de Ethereum como rival del Bitcoin es especialmente poderoso y avanza en la dirección correcta, tanto en seguridad como en velocidad transaccional. Además, Ethereum tiene algo que Bitcoin no: la cantidad de monedas generadas es ilimitada frente al tope de 21 millones de los segundos.
Así, Ethereum se ha convertido en el destino de muchos de aquellos mineros de andar por casa que tuvieron que hacerse un lado tras la mencionada era ASIC. También en el caso de algunos mineros españoles que prueban suerte con esta criptomoneda. Sobre si a largo plazo será capaz de mantener su valor o seguir aumentándolo, nadie lo sabe a ciencia cierta, igual que nadie pudo vaticinar con precisión el recorrido de Bitcoin a lo largo de sus ocho años de vida.
Sobre si el escenario actual se ha llenado de cortoplacistas que buscan en la criptomoneda una forma fácil y rápida de hacerse ricos, David prefiere no pronunciarse públicamente, aunque apunta que ve el panorama "centralizado, tanto la minería como los mercados". Precisamente el sentido opuesto que persiguen las criptomonedas.
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