¿Por qué nunca los grandes estrenos llegan primero a Netflix o a YouTube? ¿Por qué las películas más esperadas llegan primero al cine? ¿Por qué tardan tanto en publicarse en DVD o Bluray? La culpa la tienen las ventanas de distribución.
Que una película no compita contra ella misma
El sistema de ventanas de distribución se implementó en los años 80 como medida para que una misma película no compitiera contra ella misma en diferentes canales. El objetivo era conseguir los máximos beneficios posibles que una misma película podía conseguir primero en el cine, luego en DVD y, después, en alquiler, en televisión, etc. De esta manera, cada parte del ecosistema tendría su pedazo de pastel, su "negocio" asegurado.
La premisa es básica: hasta que no se "agota" un canal, no se pasa al siguiente. Así, el modelo tradicional establecido cuenta con que una película se estrena en exclusiva en las salas de cine en un tiempo que más o menos gira en torno a los cuatro meses. Pasado ese tiempo, comienza la ventana de distribución, el turno para los demás canales.
Lo normal es que entre el cuarto y el sexto mes tras el estreno en cines se lance la película en DVD. Entre el quinto y el séptimo mes post-estreno empieza a estar disponible en alquiler digital, pago por visión (pay-per-view) y descargas digitales (iTunes). Más adelante, en unos dos años (y aquí hay matices), llegaría a servicios de vídeo a la carta como Netflix, HBO, Amazon, etc. Y, finalmente, en un plazo superior a dos años, le toca el turno a la televisión por cable y televisión en abierto.
En concreto, la foto queda así:
En el caso de las series de televisión, el sistema de ventanas de distribución también existe, un poco más simplificado aunque con el mismo problema: hay que esperar un tiempo que va entre los cuatro meses y los dos años si quieres ver en tu casa un estreno de una película o de una serie.
Las ventanas de distribución tienden a estrecharse
Aunque el modelo tradicional de ventanas de distribución sigue vigente desde los años 80, la tendencia es que cada vez pase menos tiempo desde que una película o serie se estrena hasta que pueda disfrutarse en cualquier otro canal. ¿Problema? Que se rompe un equilibrio en el que los principales perjudicados son aquellos que iban primero en la cola, es decir, los cines y la venta en DVD.
Según Disney, el 95% de las entradas para ver películas en el cine se venden durante las seis primeras semanas desde el estreno. Si acortamos las ventanas de distribución, los cines tendrían menos tiempo "exclusivo" para comercializar las películas y, por tanto, temen que su negocio se resienta. Algo parecido sucede con la venta en DVD. Si la venta física de DVD's cayó de 2014 a 2015 un 12%, mientras que el consumo en plataformas de streaming como Netflix o HBO aumentó un 25% en el mismo periodo, ¿qué pasaría si se le quita al DVD el privilegio de ser el segundo en el proceso de distribución? Que probablemente el público compraría aún menos DVDs.
Y aquí tenemos un conflicto entre los intereses del consumidor, cada vez más acostumbrado a ver temporadas de series enteras gracias a Netflix, y los de los protagonistas de las ventanas de distribución. Hay iniciativas que tratan de reducir estos tiempos, pero eso no quita a que los cines sigan siendo reacios a un cambio de modelo.
Pensemos que si hay un estreno simultáneo de una película en cines y en diferentes plataformas, se abre la veda a la competencia y, sí, seguramente mucha gente prefiera verla en casa que ir a una sala de cine. Como está sucediendo en el mundo de la música y el streaming, se trata de encontrar un equilibrio y nuevas maneras de monetización, no de seguir anclados en un modelo contradictorio a los hábitos de consumo actuales.
Juan Carlos Tous, CEO y socio fundador de CAMEO y filmin, apuesta por un sistema de ventanas de distribución más flexible:
Tiene sentido que las ventanas las establezca el propio público y la propia película, de tal manera que si en una película se observa una respuesta del público inesperada en las salas, debería quedarse en el cine el tiempo que hiciera falta para atender la demanda, ya que ¡está llenando las salas! Ahora bien, si una película no funciona en cine, porque te has equivocado con la comunicación, porque el target al que te dirigías no va a salas de cine (...) y a la segunda semana ves cómo los propios exhibidores limitan su vida en cine, el distribuidor debería poder entonces abrir la ventana de Internet y lanzarla en DVD.
¿Fin de ciclo con Netflix o HBO?
Aunque el sistema de ventanas de distribución logre adaptarse a los nuevos tiempos con períodos de espera menores, hay algo que quizá cambie las normas del juego. Tanto Netflix con sus 'Originals' como HBO con sus producciones propias, están apostando por un modelo en el que dejan fuera a las salas de cine. Cada empresa cuenta con sus propias productoras, sus propios tiempos y una base de usuarios que sigue creciendo.
No sería descabellado pensar que, en un futuro, los grandes estrenos que hoy tenemos que ver en cine, mañana puedan estar disponibles directamente en estos servicios de vídeo a la carta. Si un episodio de la sexta temporada de 'Juego de Tronos' ya costaba unos diez millones de dólares en producirse (y hay ejemplos aún más caros en televisión), es un signo bastante representativo de que quizá, y solo quizá, los conocidos como blockbusters acaben pasando directamente a nuestra casa a través del streaming. ¿Qué papel le quedaría entonces a las salas de cine y a las ventanas de distribución?
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