Salones recreativos, un oasis geek en Las Vegas

Aparte de muchos otros entretenimientos legales o en los límites de la legalidad, Las Vegas es fundamentalmente el paraíso del juego. El problema es que, fuera de las especialidades más clásicas y elegantes, con su croupier y su parafernalia, los fans de la tecnología tenemos pocas opciones más allá de ver girar tres tristes hileras de frutas o su equivalente en una pantalla.

Pero no está todo perdido. Los hoteles y resorts siempre dan la bienvenida al visitante, aunque no nos alojemos en ellos y algunos, como el Excalibur, esconden lo que en Estados Unidos llaman Arcade Games, que no son otra cosa que salones recreativos como los de los maravillosos años 80, pero con un toque tan actual como deliciosamente decadente. Si presumes de geek, son una inocente pero obligatoria visita en la ciudad del pecado.

A primera vista, estos salones dan un cierto aire de academia para jóvenes ludópatas. La mayor parte de máquinas prometen un premio, sea en fichas o en especias. Encontramos viejas conocidas como las máquinas de avalancha de monedas de cuarto de dólar o las clásicas grúas que siempre sueltan el peluche antes de terminar.

El inesperado giro de los acontecimientos llega cuando empezamos a mirar los premios. ¿Peluches de Hello Kitty y de los Angry Birds? ¿iPods? ¿Xbox? ¿Cámaras de fotos? De repente no sabemos muy bien si hemos entrado en una guardería para niños o para geeks de treinta años.

Comenzamos por los clásicos. En una zona de este tipo no pueden faltar varias máquinas oficiales como las del Guitar Hero o el Dance, Dance Revolution. Las acompañan otras menos habituales como una de saltar a la comba desarrollada nada menos que por Namco. Una de las mas curiosas es Mega Stacker, un tetris gigante operado mediante tres incómodos botones y que promete hasta consolas Xbox si superamos varios niveles.

Las grúas nos tientan con su absurdo pero adictivo sistema. En algunas encontramos los familiares Angry Birds. En otras solitarios iPod en un mar de falsificaciones chinas. Algunas de estas creaciones funcionan con las mismas tarjetas electrónicas que las máquinas del resto del casino, otras funcionan con fichas o incluso con monedas.

Aparte de otros juegos más tradicionales como los de encestar o derribar figuras, estas zonas arcade nos deleitan con salas llenas de recreativos añejos entre los que podemos encontrar, desde shooters modernizados como una versión de terminator Salvation con armas electrónicas, hasta vetustos caza-zombies como House of the Dead.

Antiguos simuladores de motos se dan cita con batallas 3D entre Tie fighters con una resolución que no llega ni a la de la PSOne. Nuestra vista se detiene, finalmente, en un gran reserva: la máquina de Pac Man y de Galaga. Con ella nos despedimos por un rato, uno bastante largo.

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