Más vale tarde que nunca. Lo cierto es que a veces a este refrán popular no le falta razón. Tras muchas reticencias, Canon se ha lanzado al formato CSC con la EOS M. Conscientes de su retraso en un mercado que ya tiene un catálogo bastante variado, la compañía nipona ha decidido coger algunos elementos de casa para hacer más atractiva a esta sin espejo.
Ayer estuvimos en Madrid en la presentación de la cámara. Más allá de ser un evento formal para conocer sus prestaciones también sirvió para que pudiéramos probar unas unidades preliminares. De este modo los comentarios que a continuación no tienen por qué corresponderse con la calidad final de la EOS M. No obstante, para ir abriendo boca es un aperitivo de lo más interesante.
Ligera, cómoda y fácil de usar
Cuando aparecieron las primeras imágenes de la EOS M había algo que no terminaba de convencerme. La calidad, por lo que se podía ver, no inspiraba demasiada confianza: estábamos ante una CSC competente pero que no apuntaba a lo más alto. Lo cierto es que tras tenerla en las manos he de decir que esa impresión cambia radicalmente. A nivel de materiales es muy buena.
Con un cuerpo de acero la sensación que transmite es sólida pero a la vez ligera. Tal y como Canon ha dejado entrever en sus anuncios promocionales es una cámara diseñada para llevar siempre encima y no tener que preocuparnos con bolsas especiales. Es pequeña pero con un tamaño, en mi opinión, bastante correcto tanto a lo largo como en lo grueso.
A la hora de usarla la posición con las manos es cómoda tanto al agarrar el objetivo como el cuerpo. La única pega que he encontrado es el hecho de tener que mirar directamente a la pantalla, quizá sea cuestión de acostumbrarse pero en mi opinión un visor le habría venido perfecto.
En lo que respecta a los botones Canon ha hecho un esfuerzo para dejar los justos y lo cierto es que lo ha conseguido. Sin embargo algunos como el dial superior quedan muy desaprovechados (sólo sirve para pasar entre automático, manual y grabación de vídeo) aunque a la hora de la verdad con los que tiene se puede hacer de todo sin ningún problema. Aunque no habría estado de más meter algún modo más de disparo en la parte superior.
La pantalla táctil de tres pulgadas es un detalle bastante bueno y nos permite, además de movernos por los menús, enfocar y disparar. Habrá quienes prefieran usar el objetivo manualmente y el disparador pero como solución funciona a la perfección. La única pega la encontramos en el hecho de que no sea abatible, como los últimos modelos de la familia G.
Extirpándole el sensor a la 650D para ponerlo en un cuerpo más pequeño
Ya lo vimos ayer, el CMOS elegido ha sido el de la réflex 650D. O lo que es lo mismo: un sensor híbrido APS-C de 18 megapíxeles de 22,3x14,9mm con un efecto multiplicador de 1,6. Una de sus virtudes la encontramos en el autofocus y lo cierto es que en esta primera toma de contacto no nos ha resultado tan rápido y suave como presume. Recalco el hecho de que no es la cámara ni el software que llegarán finalmente al mercado por lo que de momento es pronto para sentenciar.
La sensibilidad del CMOS, eso sí, nos ha sorprendido gratamente y aunque sólo hemos podido probarla con mucha luz (habrá que ver cómo se porta el ISO en otras condiciones). Las impresiones son buenas, Canon ha hecho un buen trabajo adaptando el sensor de la 650D a un formato sin espejo.
Al ser un modelo provisional Canon nos ha pedido que no publiquemos fotografías hechas con la EOS M por lo que de momento nos tendremos que conformar con el set de imágenes que ha distribuido en su página web para hacernos una pequeña idea de la calidad que aporta. Con el vídeo sucede exactamente lo mismo.
Objetivos, aprovechando el ecosistema EOS
Como ya hemos comentado la compatibilidad con otros objetivos es uno de los puntos clave de esta nueva integrante de la familia EOS. La compañía nipona quiere aprovecharse de la virtud del formato CSC, la posibilidad de intercambiar objetivos, y ofrecernos la posibilidad de utilizar los que ya tuviéramos, si tenemos réflex de Canon, o bien encontrar uno que se ajuste a nuestras necesidades.
En el rato que estuvimos probando la cámara lo hicimos con tres objetivos: el 18-55mm, el 22 fijo y un tercero utilizando el adaptador que se pondrá a la venta con la cámara. En el caso de este último hay que destacar que el adaptador hace muy bien su trabajo, se acopla a la perfección y la zapata que lleva para acoplarse a un trípode es bastante sólida.
En proporción con el tamaño de la cámara, podéis ver la imagen sobre estas líneas, es bastante grande pero aun así era cómodo de usar. Si tenemos equipamiento de otras cámaras, este elemento le añade mucho valor ya que podremos reciclarlos y no tener que invertir, a priori, dinero en objetivos nuevos.
Canon EOS M, conclusiones
Algunos esperábamos más por parte de Canon pero más allá de la decepción generada por las expectativas, hay que reconocer que la EOS M nos ha causado una primera impresión buena. Queda mucho por ver, al fin y al cabo es sólo un modelo de muestra pero nos gustado, siempre y cuando seamos conscientes que no compite con la gama alta de CSC sino con la sin espejo de Nikon y compañía.
Su precio se antoja un poco elevado pero como segundo cuerpo para quien normalmente vaya con una EOS réflex es una opción bastante interesante. Esperamos verla dentro de poco al detalle en la mesa de pruebas de Xataka para comprobar de lo que es capaz.
En Xataka | Canon EOS M