Ver la luz y registrarla correctamente era una de las obligaciones de los fotógrafos. Hoy han cambiado tanto las cosas que parece que ya no es necesario saber hacerlo. Pero si dominas la exposición en la fotografía digital, sabrás controlar la profundidad de campo, el tiempo y no dependerás de las máquinas.
En los tiempos pasados era fundamental aprender de memoria el triángulo de exposición. Pero los automatismos nos hicieron la vida más sencilla. Y hoy la IA y la tecnología de los sensores y procesadores hacen que no seamos necesarios en absoluto.
Pero si queremos tener un estilo propio y olvidarnos de los colores estridentes, el HDR que no perdona a las sombras y demás problemas, es importante conocer todo lo que vamos a describir a partir de ahora.
Cómo funciona la exposición
Una exposición correcta es la que muestra con detalle tanto las luces como las sombras. A partir de aquí nosotros podemos buscar nuestro toque personal. Y recordar que lo que dicen los manuales no tiene que ser lo correcto para expresarnos.
Para conseguirlo, tenemos que controlar la sensibilidad, el diafragma y el tiempo de obturación. Era lo más difícil en los tiempos químicos, pero hoy es más sencillo gracias al histograma, el gran invento de la fotografía digital. Eso sí, conviene recordar lo siguiente:
- El diafragma (número f) controla la cantidad de luz que llega al sensor.
- El tiempo de obturación es el tiempo que se permite el paso de la luz al sensor (se mide en fracciones de segundo).
- La sensibilidad es la rapidez con la que reacciona a la luz el sensor (la escala ISO).
Con el histograma controlamos la exposición. Ya no hace falta imaginar cómo quedará, puesto que este diagrama nos lo está diciendo en directo. Y si lo sabemos leer, lograremos un buen resultado siempre.
Leer correctamente el histograma
El histograma es una representación gráfica de la frecuencia de aparición de los diferentes niveles de luminosidad. Va del negro absoluto (0) al blanco absoluto (255). Si seguimos los cánones, la regla es sencilla: tiene que tocar ambos extremos y la mayor cantidad de información en el centro.
Pero si queremos conseguir un buen resultado y escapar de los que dicen las enciclopedias, lo único importante es que toque ambos extremos y la mayor cantidad e información esté según la luz que hayamos captado. No puede ser igual el histograma de una fotografía nocturna que de una al mediodía. Y no debería existir el concepto de exposición perfecta, porque es muy relativo.
Si la información está volcada a la izquierda, la imagen es oscura; si lo está a la derecha, es clara. Si el histograma no llega a los extremos, no hay contraste. Y si hay más información en ambos extremos que en el centro (como un valle rodeado de montañas), tiene exceso de contraste.
Lo único que tenemos que vigilar, si queremos la perfección técnica, es que el histograma no esté pegado literalmente a los extremos, solo debe rozarlos. Si no tendremos problemas de sub exposición y sobreexposición.
Cómo exponer correctamente en digital
Lo primero es tener siempre a la vista el histograma, tanto en el visor digital de nuestra cámara o en la aplicación que tengamos en nuestro móvil. Siempre recomiendo la cámara de Lightroom, aunque tenemos otras cámaras para el móvil que lo permiten.
Después de mucho tiempo haciendo pruebas, he llegado a una conclusión. Si queremos la máxima calidad, la forma de exponer en una cámara es totalmente distinta a la de un teléfono móvil. Y todo por obra y gracia de la inteligencia artificial.
Tenemos que recordar que, aunque estemos haciendo lo mismo, trabajar con uno u otro dispositivo supone cambiar las normas. ¿Por qué? En un móvil no tenemos diafragma, el sensor es muy pequeño (en general) y nos vemos obligados a trabajar con otras variables. Así que vamos a ver las diferencias.
Exponer con una cámara
Como dice el refrán, cada maestrillo tiene su librillo. Sería muy largo contar todos los métodos, así que voy a exponer el que más utilizo. Y lo hago para conseguir la máxima calidad técnica y el menor ruido digital posible.
Y siempre que disparemos en formato RAW, puesto que en jpeg (que se revela en cámara) no es necesario. Cuando disparas en este formato comprimido, obtienes lo que sacas en el momento del disparo.
Disparo siempre en Prioridad al diafragma. En la mayoría de las cámaras figura como A, salvo en las Canon que pone Av.
Siempre quiero controlar la profundidad de campo, así que abro (hacia números más pequeños) para limitarla o cierro (hacia números más grandes) para ampliarla, según mis necesidades.
La cámara regula, según la luz, el tiempo de obturación. Si vemos que el histograma no toca el extremo derecho, tenemos que acudir a la compensación de exposición para darle valores positivos o negativos y conseguir que roce dicho extremo.
Esto se llama 'exponer a la derecha' y es una técnica que se propuso en el lejano 2003 para evitar el ruido digital por la naturaleza lineal de los sensores, según la cual se almacena más información en la zona de las luces que en las sombras.
Es una técnica que tiene muchos detractores, y que en los últimos tiempos parece que no tiene sentido por los sensores Iso-Less que incorporan la mayoría de los modelos.
Estos sensores obtienen el mismo ruido digital en un archivo RAW tanto si subes la sensibilidad como si fuerzas el revelado de un archivo subexpuesto en un programa de edición. Hoy por hoy no existe ningún sensor de ISO invariable puro, y por este motivo, sigo recomendando exponer a la derecha, sobre todo con ISOS altos.
Esta forma de trabajar exige que luego revelemos el archivo RAW en nuestro editor favorito. A cambio, la calidad técnica es muy alta. Y no cambia los colores, ni consigue más información, ni nada parecido. Solo sirve para evitar el ruido en la medida de lo posible.
Exponer con un teléfono móvil
Aquí la técnica cambia y mucho. Con una cámara tenemos que buscar el mejor histograma de entrada para lograr la máxima calidad. Pero en los móviles tenemos ya la IA en todo su esplendor, y dado su peculiar funcionamiento, la forma de exponer es distinta.
Tenemos que recordar que no tenemos diafragma y que los sensores son muy pequeños. Para superar estos escollos no ha quedado más remedio que profundizar en la IA. Es tan importante en estos dispositivos que si no existiera, las imágenes serían inutilizables en muchas situaciones, como la fotografía con poca luz.
Lo que vemos es pura tecnología, y se acerca, y casi iguala (si las condiciones son óptimas) a la calidad de una cámara tradicional. Pero hay que adaptarse y se expone de forma distinta. ¿Por qué?
La IA está programada para conseguir un resultado espectacular, con colores vibrantes y un efecto HDR que llama la atención a todo el que mira. Pero no te permite, al menos directamente, conseguir lo que tú quieres. Por ejemplo, unas sombras negras.
Para conseguirlo tienes que disparar siempre en modo Profesional, como se suele denominar en muchas terminales. De esta forma podremos conseguir los resultados que queremos, como si disparásemos con una cámara sin espejo.
El secreto está en disparar, siempre que lo permita, en formato RAW. Y al contrario de lo que sucede con las cámaras, tenemos que acercarnos lo máximo que podamos al resultado final en el momento del disparo.
Me explico. En las cámaras, al tener tanta información, nos permitimos el lujo de exponer a la derecha. Por esta razón las fotos son más claras que lo que vemos. Luego tenemos la libertad de revelarlas hasta conseguir nuestro objetivo. Pero en los móviles tenemos que ver la fotografía prácticamente terminada en el momento del disparo.
Así que en la pantalla debemos variar el parámetro de Exposición hasta ver lo que queremos. Más clara, más oscura, como sea, pero sin tener en cuenta el histograma. En esta ocasión nos podemos olvidar de él. Y que solo sea una mera referencia.
Los errores que podemos cometer a la hora de exponer
El gran error es pensar que los problemas los resolvemos luego en el revelado. Y si no tenemos cuidado en el momento del disparo, nos pasaremos mucho tiempo delante del ordenador. Hay que conocer los límites de nuestras cámaras para ver lo que podemos conseguir.
Por este motivo, por no fijarnos, aparecen los cielos blancos o las sombras sin detalle. Muchas veces no se podrá recuperar nada, así que lo más lógico es mirar siempre al histograma, como referencia.
También puede sucedernos que las luces y las sombras se pierdan por superar el rango dinámico de la cámara. A veces, superamos la diferencia de luminosidad que es capaz de captar un sensor, así que tanto las luces como las sombras se pierden. La prueba es que, en el histograma, ambos extremos están totalmente pegados.
La solución pasa por hacer un HDR, o sacrificar uno de los extremos. Es decir, hacer una fotografía con las luces bien expuestas y otra con las sombras correctas.Y luego unir las dos en el ordenador.
Tampoco podemos confiar todo a la IA. Si queremos llevar todo a negro y exponer bien solo la luz, la inteligencia artificial no nos dejará. Por este motivo tenemos que aprender a hacerlo nosotros mismos para evitar problemas.
La IA hará todo el trabajo por nosotros, y si nos descuidamos volverá a ajustarlo todo para que se vea bonito, no como necesitamos.
Como veis, todo depende de nuestras necesidades y conocimientos. Con una cámara tenemos más libertad, aunque la IA está entrando tímidamente en este mundo. Y con los móviles dependemos más de la tecnología. Aunque como siempre digo, al final lo que importa es que la fotografía sea buena.
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