El año pasado se celebró el CC Global Summit 2019, el evento anual que realiza la organización Creative Commons en su búsqueda de un internet abierto, fomentando el intercambio y construyendo en común (y que este año se ha cancelado por la COVID-19). Las licencias Creative Commons, como son bien conocidas, se aplican a todo tipo de obras artísticas que se comparten en la red. Desde escritos a vídeos. Y, por supuesto, también a fotografías. Que es donde nos vamos a detener.
Hace algún tiempo, en pleno crecimiento de la fotografía digital y momento álgido de plataformas como Flickr, ideales para compartir fotos, las licencias de uso Creative Commons se expandieron entre los millones de fotógrafos aficionados. Era una forma de compartir fotos con el mundo, esas que se hacen con ilusión, talento y esfuerzo, pero que relegadas a un rincón del disco duro no aportaban gran valor. Al subirlas a la red y compartirlas en Flickr, se les aplicaba alguna de las licencias Creative Commons y así se conseguía ofrecer la posibilidad de facilitar su uso: reutilizarla para ilustrar un artículo en un medio, un blog, para una conferencia,… aportando valor a posibles interesados. Y, sin por ello, perder los derechos, ni la autoría de la obra. A cambio se consigue la referencia como autor, es decir, visibilidad (esa es su principal ventaja, aparte de la solidaridad como creadores).
Del Explore de Flickr al cielo
En esa época en la que ya existían likes y comentarios inocuos (¡bien hecho!, ¡estupenda foto!) que inflaban un poco el ego, pero sobre todo servían como aliento para seguir aprendiendo y mejorando como fotógrafos, también se podía conseguir relevancia a través del uso de las fotos compartidas con esa licencia. Para muchos era una gran oportunidad de darse a conocer, sin muchas más aspiraciones. Y lo conseguían. Una foto que aparecía en la sección Explore de Flickr (era como aparecer en una portada de un gran medio) reportaba un buen número de likes, nuevos seguidores y que esa foto la vieran miles de personas de cualquier rincón del planeta. Era fácil encontrar alguna de esas vistosas fotos con licencia CC. Se conseguía una enorme visibilidad para un fotógrafo que de otra forma no podría lograrlo. Tanto como para que algunos incluso se hicieran populares e, incluso, les contactaran desde agencias y empresas para encargarles trabajos.
Otros fotógrafos, con una cultura digital diferente, se han negado al uso de estas licencias de uso. Sus fotos son suyas y no permitían que nadie las usara bajo ningún concepto y, mucho menos, sin pedir permiso expreso. Como si esto cambiara mucho el hecho de que una foto subida a Flickr o cualquier otra plataforma y con una licencia de uso restringido (el famoso copyright) impidiera que una foto se diseminara y distribuyera igualmente. Para éstos fotógrafos era como perder su propiedad, su tesoro artístico, su trabajo. Muchos coquetearon incluso con Creative Commons con algunas fotos, para ver si realmente era útil, pero con mucho recelo en todo caso. Para esta comunidad se abrió (más recientemente) la posibilidad de ofrecer sus fotos a la venta en otra popular plataforma como 500px.
Tiempo después, a día de hoy, la sensación que me venía invadiendo es que esas licencias Creative Commons han ido perdiendo popularidad entre los fotógrafos. Por mucho que el mencionado evento CC Global Summit 2019 hablen de continuo crecimiento de obras artísticas con su licencia (y de los recientes cambios anunciados en Flickr). De hecho, revisando ahora Explore en Flickr o Populares de 500px, lo habitual es que todas las fotos estén clasificadas con “todos los derechos reservados” (y las que son de libre uso son muchas menos). Para constatarlo, me lancé a la búsqueda de fotógrafos que ofrecían sus fotos con esta licencia. Y ver si de verdad era real esa pérdida de popularidad o solo una vaga sensación recibida desde mi círculo fotográfico.
Kārlis Dambrāns, desde Letonia con amor (a CC)
El periodista y editor fotográfico letón Kārlis Dambrāns es uno de esos fotógrafos que suelen ofrecer sus fotos con licencia Creative Commons. De hecho, suele fotografiar gadgets y coches en eventos de prensa, con muy buena calidad y que, incluso, se han utilizado en más de una ocasión para ilustrar artículos de Xataka.
Nos comenta que prácticamente el 80% de las fotos que comparte online son bajo licencia CC. Su filosofía es clara y rotunda:
En su caso, la justificación a esta decisión viene tomada porque, al ser editor de fotografía de un medio, conoce bien la ardua labor de encontrar fotos (que se puedan usar) para ilustrar artículos, porque la mayoría son de agencias que requieren suscripciones que no todos se pueden permitir (y suelen tener limitaciones). En otro lado, hay fotos de stock que no suelen tener gran variedad para este menester. Así que, a menudo suelen utilizar fotos con licencia Creative Commons en Flickr, Wikimedia, etc. Siempre respetando la adecuada atribución del autor y la correspondiente licencia. Él mismo aplicó esto con sus fotos porque se daba cuenta que tenía centenares de fotos que para él ya no eran útiles pero lo podían ser para otros editores y fotógrafos.
Además, reconoce que se siente orgulloso cuando ve que algunas de sus fotos se utilizan en cualquier lugar del mundo. “Por supuesto, sería más feliz si vendiera todas mis fotos, pero esto no es nada realista y muchas son útiles para usos editoriales (eventos, automóviles o gadgets)”. Eso sí, también apunta que recientemente a comenzado a vender sus fotos en Shutterstock, pero en proporción, por cada 10 fotos que sube ahí para su venta, sube otras 20 a Flickr para que alguien las pueda utilizar.
Michael Kowalczyk, el altruista desengañado
El fotógrafo alemán Michael Kowalczyk apostó con fuerza por las licencias Creative Commons en el año 2015. Especialmente inspirado por el popular fotógrafo suizo, especialista en fotografía de calle en blanco y negro, Thomas Leuthard, que permitía el uso de sus fotos, incluso dejando que algunas se pudieran utilizar sin ni siquiera mención. Algo que fue clave en sus inicios hasta que alcanzó gran popularidad (y uno de los más conocidos en el universo Flickr de fotografía urbana).
Irónicamente, Kowalzyck se topó con que una de sus fotos se usó, sin atribución, como imagen de portada para un popular artículo sobre trabajos del suizo Leuthard. Así que decidió apostar por Creative Commons, incluso en su propia web donde aún se pueden ver sus licencias de uso. Sin embargo, como nos ha confesado, dejó de hacerlo definitivamente en abril de 2017. El motivo: sus imágenes se utilizaban sin respetar atribución ninguna y para controlarlo, tuvo que perseguir, contactar y solicitar la rectificación. Algo que a menudo se llevaba a cabo, pero era una dura tarea de la de perseguirlo. En definitiva, no le salía rentable, así que decidió abandonar esta opción y cambió la licencia de atribución CC en su web y modificó la gran mayoría de sus fotos en Flickr al modo de “todos los derechos reservados”.
Michael confiesa que la gran mayoría de sus colegas fotógrafos publican sus fotos con todos los derechos reservados. "Es posible que no todos conozcan bien lo que supone Creative Commons, ya que aún hoy existen conceptos erróneos que deben aclararse y simplificarse antes de que una audiencia mayor pueda utilizarlo". En esta línea, nos indica que no estaría mal que la propia web de CC pusiera ejemplos más específicos y claros, porque hay que leer demasiados textos legales y esto no es claro para muchos.
Mario Pérez, el fotógrafo bloguero con los pies en el suelo
En la búsqueda de fotógrafos españoles que licencien sus fotos con CC llegué hasta un conocido. Mario Pérez es fotógrafo, imparte clases de fotografía y mantiene el popular blog fotográfico "El blog del fotógrafo". Por lo que conoce muy bien el sector. Lleva desde 2013 compartiendo sus (pocas, confiesa) fotos en la red bajo licencia CC. Y lo tiene claro, es buen conocedor de lo que significa esto:
Como bien nos apunta Mario, Creative Commons no significa prescindir de los derechos de autoría y de propiedad intelectual del fotógrafo. Sencillamente es una forma ágil de permitir el uso, bajo las condiciones que el propio fotógrafo escoge (libre, restringido a fines no comerciales, etc.). Y deja claro que no encuentra cuál es el problema de compartir fotos bajo licencia CC, cuando la licencia requiere que se cite la autoría y que se incluya un enlace a su autor.
Además, Mario nos comenta que no existen muchas más opciones, porque “siendo realistas, ¿cuál es la alternativa a CC? ¿colocarle la (C) de copyright? ¿con eso evitas realmente que te copien la foto y la usen por ahí? Es más, cuando restringes los derechos de uso de tus fotografías con un copyright tradicional y con una sencilla búsqueda inversa de imágenes en Google compruebas los cientos de artículos, post o redes sociales donde sale tu foto, qué haces, ¿contratas un abogado?”. Mario es férreo creyente en compartir fotografías bajo Creative Commons porque todo son ventajas: “impulsas la creación y ganas popularidad como fotógrafo con el correspondiente crédito”.
Mario corrobora mi impresión: en España hay pocos fotógrafos que comparten sus imágenes bajo CC. Del mismo modo que reconoce que hace un tiempo hubo un boom pero que se ha ido reduciendo, quizás porque este tipo de licencias no llegó a despegar por desconocimiento. Y Mario concluye: “tengo la sensación de que la cultura Creative Commons penetró sobre todo en entornos geek donde la gente está más acostumbrad a crear para internet y a compartir en la red, mucho antes de que llegaran las redes sociales”.
El caso de Unsplash: creciente plataforma de fotografías libres
Flickr, como venimos comentando, ha sido una gran plataforma donde las licencias Creative Commons se han asentado. Pero su devenir corporativo, cambios de manos y su consiguiente falta de adaptación al rápido ascenso del móvil en la fotografía, acabó relegándolo del protagonismo (a pesar de que sigue intentándolo). Instagram se erigía como la nueva plataforma donde compartir fotografías. Mientras tanto, han ido surgiendo otras opciones en las que el libre uso ha sido el protagonista, como el caso de Pixabay o Unsplash.
Se trata de una plataforma, creada en 2013, donde los fotógrafos pueden ofrecer sus fotografías para uso libre. Un regalo de la comunidad de fotógrafos más generosa del mundo. Como pregonan desde su web y dejan bien claro en su manifiesto. Las fotos que se suben aquí tienen una licencia libre (que es propia, diferente de CC), es decir, que permite uso comercial y no comercial, sin necesidad de mencionar al autor ni a Unsplash (aunque lo agradecen si así se hace).
Michael Cho es uno de sus fundadores y, desde Canadá, precisamente promulga el aumento de autores que usan esta licencia:
Conociendo esto, uno puede sorprenderse de dicho éxito en la actualidad. Pero, como nos asegura Michael Cho, su popularidad reside en que con esta plataforma se consiguen distribuir fotos que llegan más lejos y más rápido que con cualquier otra plataforma, incluyendo Instagram. Si nuestra fotografía aparece en Unsplash será vista por millones de personas. En conclusión, parece claro que el principal beneficio es la visibilidad. Y ¿es solo cosa de aficionados? Cho nos explica que, efectivamente el 80% de los fotógrafos que presentan su trabajo en Unsplash son aficionados, pero hay un 20% que son profesionales. La mayoría usan Unsplash porque están interesados en ser contratados para trabajos fotográficos y con esta plataforma consiguen una gran visibilidad para ello.
Samuel Zeller: mis fotos se han visto millones de veces
Para conocer mejor cómo funciona Unsplash desde el lado del fotógrafo, nos adentramos en la historia del suizo Samuel Zeller, que él mismo publicó en Medium, comentando sus cuatro años compartiendo sus fotos para libre uso. Los números hablan por sí solos: esta plataforma cuenta con más de 65.000 fotógrafos y se pueden encontrar más de 400.000 fotos alojadas. Éstas fotos acumulan 4.000 millones de visualizaciones y se han descargado 17 millones de veces (diciembre de 2017). Como explica Zeller, una foto en Unsplash consigue de media más de 600.000 visualizaciones y 4.000 descargas, algo que no ofrece ninguna otra plataforma. Es, sin duda, una de las mejores ventanas para que un fotógrafo se de a conocer en la actualidad.
Algunas de las fotos de Samuel Zeller se han visto 12 millones de veces y, en total, ha subido 479 imágenes, que acumulan más de 255 millones de visualizaciones y se más de 1,7 millones de descargas. Y más allá de eso, algunas de sus fotos han acabado como portadas de álbumes, carteles, ilustrado artículos y publicaciones en blogs, anuncios y hasta vallas publicitarias. Consiguió gran popularidad y empezaron a llegarle los primeros encargos.
Zeller confiesa que "la vorágine a la que nos arrastran algunas redes sociales como Instagram nos hace perder el foco como fotógrafos". Parece que publicar y compartir mucho es lo más importante, sin importar a veces tanto la autocrítica y no cuidar la calidad de lo que realmente queremos mostrar para que nos identifique. "Instagram ha cambiado y ya no es tan beneficioso para el fotógrafo y sí para las empresas y anunciantes, incluso ha provocado que se copien los estilos", apunta. Y concluye: "Instagram es una gran burbuja que explotará algún día".
Y, como Zeller, hay muchos que no se quieren arriesgar a que sea la única plataforma de visibilidad para sus fotos. El suizo confiesa con rotundidad que tener algunas de sus imágenes en Unsplash es una forma de garantizar que incluso si fallece, su trabajo seguirá vivo. Es su memoria y las fotos que ha subido siguen reportando visualizaciones, descargas… no caducan, están ahí y tienen siempre valor. Algo que no ocurre en Instagram, donde solo vale lo último, lo más nuevo, según palabras del propio Zeller. Por cierto, siendo consecuente abandonó Instagram en favor de Ello, donde también comparte sus exitosas fotos.
Samuel Zeller bien podría ser el paradigma de cómo conseguir que sus fotos alcancen millones de visualizaciones, como hemos titulado. En su caso con Unsplash, pero bien podría ser cualquier otra plataforma. El caso es que las licencias que permiten el uso de nuestras fotos parecen haber perdido popularidad en algunos sectores, pero siguen siendo una opción muy a tener en cuenta para el fotógrafo que quiere darse a conocer, siempre y cuando comulgue con su filosofía. Esa que promulgan desde la organización Creative Commons y que no deja de crecer entre los creadores en internet.
Foto inicio | "Las Vegas Night Hike", por Isaac Davis, cuenta con más de 7 millones de visualizaciones
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