Fujifilm ha conseguido un resurgimiento en el mercado de cámaras digitales que parecía improbable. Lo ha logrado gracias a los modelos que evocan el encanto vintage, rompiendo la tendencia general del sector.
Por qué es importante. El smartphone mató a la cámara digital. En 2010 alcanzó su pico de ventas y desde entonces se ha hundido. En esta era de dominio móvil, Fujifilm ha encontrado un lucrativo nicho apelando a la nostalgia y a la estética analógica, especialmente entre la generación Z.
Este enfoque no solo ha revitalizado sus ventas, sino que también ha redefinido el papel de las cámaras digitales en la era del smartphone.
El contexto.
- Las ventas de cámaras digitales se desplomaron un 94% entre 2010 y 2023 debido a los smartphones. De 120 millones de unidades vendidas pasaron a menos de 8 millones.
- Sin embargo, la división de Imagen de Fujifilm generó el 37% de sus ingresos en 2023, un récord que la convierte en su segmento más rentable y consolida los beneficios sostenidos de toda la empresa.
Cómo lo están logrando. Modelos como la X100 y la Instax Mini combinan tecnología digital con un diseño retro que evoca a las cámaras clásicas. Ofrecen funciones que emulan la apariencia de la foto analógica y permiten a sus usuarios experimentar con estilos visuales nostálgicos.
Han generado mucho interés en las redes sociales, con TikTok a la cabeza, donde influencers y fotógrafos aficionados comparten sus experiencias con ellas.
La estrategia de Fujifilm. Se enfocan en la calidad y la exclusividad, con productos de alto valor que mantienen su atractivo a largo plazo. Además, controlan mucho la producción para equilibrar la oferta y la demanda, consiguiendo así mantener el deseo por sus productos.
Cada iteración de sus modelos populares suele incluir mejoras significativas, y no solo pasos cortos, así que justifican la actualización y aumentan el interés por renovar.
En cifras. La división de imagen de Fujifilm generó unos 102.000 millones de yenes, unos 630 millones de euros, en 2023.
La empresa ha duplicado la producción inicial de su último modelo, la X100VI (que cuesta 1.600 dólares), pero ni con eso ha podido satisfacer la demanda. Esto ha provocado que muchos minoristas se enfrenten a listas de espera para poder distribuirlas.
La tendencia desde hace años en el sector ya era clara: menos modelos, pero más caros.
La gran idea. Fujifilm ha convertido la nostalgia en una ventaja competitiva que usar a su favor. Algo similar a lo que ha ocurrido en los últimos años con la venta de vinilos en un mundo dominado por el streaming.
Su éxito demuestra que incluso en un mercado aparentemente saturado hay espacio para productos que buscan algo distinto: una experiencia más emocional. De hecho no solo han resurgido sus ventas, Fujifilm también ha creado una comunidad en torno a sus productos.
Lo próximo. Para el futuro queda el desafío de mantener el complicado equilibrio entre exclusividad y satisfacción de la demanda. Evitar la sobreproducción sin alinear a los clientes con largos tiempos de espera.
De momento han demostrado que incluso los productos obsoletos pueden encontrar una nueva vida en la era digital. Aunque con un precio que no es para cualquiera.
Imagen destacada | Annie Spratt en Unsplash
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