Bajo la apariencia de una cámara analógica, la Ricoh CX1 ha entrado de lleno en ese abanico reducido de compactas de las que podríamos considerar de gama alta, de esas que ponen la calidad del sensor y las imágenes que obtenemos de ellas como lo más importante.
El primer punto de las características de la Ricoh CX1, el sensor CMOS, ya nos demuestra que va en serio. Su resolución es de 9 megapíxeles, y junto con un rango dinámico más amplio, conforman lo más destacado de esta cámara compacta digital.
Otros puntos avanzados de la Ricoh CX1 es su ráfaga de 4 fotos por segundo y su zoom estabilizado, que abarca desde el angular de 28 mm al teleobjetivo de 200 mm. El monitor de 3 pulgadas con casi 1 megapíxel de resolución tiene que ser una gozada verlo en acción.
El modo de disparo en ráfaga nos gusta mucho porque además de las 4 fotos por segundo a máxima resolución, podemos ir aumentando el número de fotogramas al tiempo que reducimos la resolución de la imagen hasta alcanzar unos atractivos 120 fps con resolución solo apta para web, 640x480 píxeles. Esas fotos quedan almacenadas en un solo archivo a modo de mosaico.
Lástima eso sí del diseño tan retro (y no creemos que precisamente a propósito). Aunque lo que menos nos gusta de esta cámara es que no nos proporciona controles manuales ni por ejemplo grabación en archivo RAW. Si lo hiciera, podría ser una opción para no pasarse a las réflex en caso de no querer cargar con cámaras grandes en todo momento.
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