¿Qué se entiende por coche conectado? Aquel que dispone de uno o más sistemas de conexión inalámbrica, transmisión de datos y comunicación con el exterior, más allá de conectar un teléfono o un iPod al sistema multimedia del coche (que también). En general hablamos de coches que se pueden conectar a Internet, tal y como lo conocemos a día de hoy con un smartphone o un tablet, pero también estarían incluidos los sistemas de comunicación entre coches o entre coches y la infraestructura.
Hay que tener presente que esa conexión con el exterior permite ampliar enormemente las posibilidades y funciones que disfrutamos en el coche, pero también la seguridad del mismo. Actualmente ya hay modelos a la venta que incluyen funciones de coche conectado, y todo apunta que en un futuro muy cercano irán ampliándose esas funciones si cabe más.
¿Por qué?
Salvo honrosas excepciones, nos hemos acostumbrado a un contexto de conectividad casi global, donde podemos acceder a información y formas de comunicación diversas, en tiempo real y casi desde cualquier lugar: hacer una búsqueda en Google de una duda, leer noticias de múltiples fuentes, acceder a nuestros archivos en la nube, o enviar un mensaje.
Esto se traslada al coche porque los conductores demandan seguir haciendo estas cosas incluso cuando están conduciendo. Habrá conductores que digan que no están interesados en ello, que cuando conducen simplemente quieren conducir, pero las estadísticas muestran que hay una cantidad muy importante que sí lo demanda, y lo que es peor, hay estadísticas que muestran que muchos conductores utilizan el teléfono mientras conducen, para realizar llamadas (sin manos libres), para enviar mensajes o para acceder a redes sociales, con el peligro que eso supone, por la distracción que conlleva.
Las cifras cambian un poco según los países, pero aproximadamente 1 de cada 2 conductores hace una llamada sin manos libres o envia un mensaje de texto (sms, whatsapp, etc) y 1 de cada 4 acceden a Twitter o Facebook (sí, a la vez que conducen). De hecho, aunque esto pueda parecer increíble, la realidad prueba que se hace: basta ver algunas de las imágenes que capta la DGT aquí en España de gente usando el teléfono o el tablet mientras conduce, como si nada.
Así que una de las primeras motivaciones para tener coches conectados es poder realizar estas cosas de manera más segura, que implique menos distracción del conductor.
¿Para qué?
Además de enviar mensajes, mails, tuits, actualizaciones de perfil, etcétera, hay más motivaciones para tener coches conectados. De nuevo también relacionadas con la seguridad: la comunicación inalámbrica entre vehículos, conocido como Car-To-Car (C2C), y la comunicación inalámbrica con la insfraestructura, Car-To-Infraestructure (C2I o C2X), permitirán conducir con más información y con una capacidad mayor de reaccionar ante un hecho.
Estos protocolos permiten por ejemplo saber que más adelante un coche está averiado ocupando un carril, que hay un atasco de tráfico, que ha empezado a llover, que un coche se aproxima al mismo cruce al que estamos llegando, o que el semáforo se va a poner en rojo, antes de que lleguemos al hecho en si, y sin que lo veamos.
La información se transmite de un coche a otro (o de la infraestructura al coche), y el computador que procesa los datos le muestra la información relevante al conductor en cada momento a modo de advertencia. Por ejemplo: cuidado, peatón (aunque esté escondido detrás de un furgón), no acelere más, el próximo semáforo está a punto de cambiar a rojo, o cuidado en el cruce, vehículo aproximándose por la derecha (aunque un edificio enorme nos tape la visión).
Desde luego otra motivación es ampliar la comodidad y facilidad con la que llegar a un destino. Por ejemplo resulta muy cómodo buscar un hotel desde el coche y que el sistema de navegación GPS nos de las indicaciones para llegar hasta él (y quien dice hotel dice, restaurante, cine, aparcamiento... o lo que sea), con aplicaciones como Guía Michelin, u otras similares.
Podemos citar como última motivación el ampliar las posibilidades y servicios. Escuchar música en el coche ya no se limita solo a llevar unos CD, unos 'emepetreses' o el iPod, los conductores quieren también acceder a música por streaming con servicios como Spotify, o de radio por Internet como Pandora. Lo hablábamos hace no mucho en Xataka.
Pero también podemos por ejemplo acceder a funciones del coche a distancia: como encender el climatizador del coche, ver cuánta gasolina (o carga, si es eléctrico) le queda, abrir y cerrarlo, etc, desde un smartphone, o desde un smartwatch. Lo comentábamos hace unos días en Motorpasión: ya están aquí los coches conectados al teléfono móvil, aunque todavía no se haya generalizado.
¿Cómo?
Todo esto tiene muy buena pinta, pero, ¿cómo lo podemos tener en el coche? Pues bien, aquí hay que distinguir primero si hablamos de seguridad o de servicios de Internet.
En lo que respecta a los sistemas de comunicación entre vehículos, o entre vehículos y la infraestructura (C2C y C2I), se emplea un sistema de comunicación inalámbrica de corto alcance, tipo wifi. Se puede complementar con una conexión permanente a Internet móvil de alta velocidad LTE, para que la transmisión sea instantánea y en cuestión de milisegundos. En este último caso el coche tiene que llevar una tarjeta sim embebida, con la correspondiente línea de datos.
Esto se aplica también para acceder a información directamente desde el coche (Google, tráfico, tiempo...) o a funciones del coche a distancia (lo de usar el teléfono para encender la calefacción, por ejemplo).
Para el caso de las otras funciones, de comunicación, comodidad, etc, hay dos alternativas: o bien tenemos instaladas directamente en el sistema del coche todas las funciones, o bien las tenemos instaladas en nuestro smartphone.
Si las aplicaciones van directamente instaladas en el sistema del coche (pongamos Spotify, búsqueda de Google o Twitter como ejemplos), el coche necesita conexión a Internet. Puede que lleve una tarjeta sim embebida, como por ejemplo el Nissan LEAF o el Tesla Model S. Si no, hay fabricantes que incluyen un módem USB externo, con su tarjeta sim, claro, para dar conexión: es el caso de PSA Peugeot Citroën, por ejemplo.
Y si el coche no lleva su propia tarjeta sim y línea de datos, entonces puede tener conexión a través de la línea de datos de nuestro smartphone, ya sea por Wi-Fi, por Bluetooth o incluso por cable.
En el caso de que las aplicaciones no estén instaladas en el sistema del coche, sino en el smartphone, este lo podemos controlar desde el coche (con los mandos, control por voz, pantalla táctil), con protocolos de conexión smartphone/coche como AppLink, MirrorLink o Apple CarPlay. En este caso la conexión de datos es la del propio teléfono, sin más.
¿Por cuánto?
Bien, pues todo esto suena muy bien, pero casi seguro que la cuestión que muchos de vosotros os estaréis planteando es, ¿cuánto cuesta todo esto? La respuesta es múltiple.
En coches como el Nissan LEAF o el Tesla Model, con tarjeta sim embebida, en principio está incluido con el precio del coche, y por ahora sigue siendo gratis.
En los modelos en los que se utiliza el teléfono, porque es en este donde están instaladas las aplicaciones, y es la conexión de datos del teléfono la que se usa, en principio no hay ningún coste adicional más allá de lo que nos costara en su día la aplicación para el teléfono, o la tarifa plana que pagamos mensualmente.
Y en otros casos, donde las aplicaciones van instaladas en el coche, se consideran un servicio de suscripción. Es el caso de BMW Connected Drive, de Renault R-Link, de Peugeot/Citroén Connect Apps o de Nissan Connect, por citar algunos ejemplos. El conductor contrata estos servicios con la marca del coche, y hace un pago, que puede ser anual renovable, o que puede ser único al comprar el coche. La marca del coche se encarga de gestionar con terceras empresas los diferentes servicios (es decir, tú le pagas a la marca de tu coche, y la marca de tu coche le paga lo que le corresponda a cada una de las empresas de esas apps o servicios).
Pongamos como ejemplo el nuevo Nissan Connect que se puede disfrutar ya en coches recién llegados como el nuevo Nissan Qashqai. El sistema en sí viene instalado en el coche, pero ciertos servicios (funciones) adicionales son de suscripción y pago anual. Se organizan en dos paquetes.
Hay un paquete básico que incluye funciones/servicios/apps como Facebook, Google, Eurosport, TripAdvisor, Amazon music, Twitter, Tune In, Yelp, Glimpse o Stitcher, por 15 euros al año (los dos primeros años gratis).
Y hay un paquete premium que incluye NavX (radares), Inrix (tráfico), Foreca (tiempo), Parkopedia (aparcamientos), Reuters, FlightStats (vuelos), OpenTable (restaurantes), Stats (deportes) y Cinemasource (cines), por 25 euros al año, sobre los 15 del paquete basic (gratis el primer año).
En Xataka | Estrategia de los navegadores GPS integrados
Ver 25 comentarios