Todos los aficionados a la tecnología tenemos alguna preferencia. Android sobre iOS, Mac sobre Windows, PlayStation sobre XBOX o Vim sobre emacs. Pero siempre hay un dispositivo que fue el que lo marcó todo, el que hizo que empezaras a apasionarte por este mundo. No dudo en que, por muy antiguo que sea, no te habrás olvidado de ese gadget.
Y cómo no, ese dispositivo clave también está en las vidas de los editores de Xataka. Puede que en nuestro caso, ese dispositivo fuera lo que nos convenció para empezar a escribir sobre tecnología. Así que he preguntado cuál es ese gadget a algunos de mis compañeros. He aquí las respuestas.
Casio F-91W-1YER
César Muela: Me lo regalaron en la comunión y fue mi compañero fiel, al sol, al frío, en playas, piscinas, campings, festivales. Tuve que cambiarle la pila una vez en diez años y nunca me dio problemas. Desde que lo perdí en medio de un pogo en un concierto, no he vuelto a llevar reloj.
Palm Treo 650
Raúl Álvarez: Mi primer trabajo fue vendiendo videojuegos, así que el movimiento obvio era seguir por ese camino. Tuve casi todas las consolas desde finales de los 80 hasta los 90 e inicios de 2000, desde la NES hasta la N64 y PlayStation, pasando por Turbografx 16. Pero un día, uno de mis jefes llegó con un teléfono móvil que parecía ordenador, una cosa increíble que me hizo ahorrar durante varios meses y dejar de gastar dinero en videojuegos, consolas y CDs de música.
Se trataba de la Treo 650 de Palm, mi primer smartphone cuando ni siquiera se conocían así, ¡era una Palm! Ese mundo, totalmente desconocido para mi, me hizo abandonar los videojuegos y pasarme al mundo de los móviles, de las aplicaciones Java, las tarjetas de memoria, los foros de internet con miles de trucos. La Treo 650 representó un cambio radical en mi forma de percibir la tecnología, ya que estaba ante un dispositivo móvil que era capaz de mantenerme siempre en contacto con todo el mundo, y el responsable de que haya dejado los videojuegos para dirigirme al camino de los móviles y su fascinante mundo que no deja de sorprender.
La Spectrum 48k
Javier Pastor: A mediados de los 80 fui a casa de unos amigos que tenían un Spectrum 48k. Aquella fue toda una revelación que se confirmó cuando algo después un flamante Commodore 64 llegó a casa. Disfruté mucho de sus juegos, pero fue allí donde di mis primeros pasitos en programación con BASIC. Esos primeros pasos me dejaron claro que me quería dedicar al mundo de la tecnología. Lo de aporrear teclas vino después.
Amstrad CPC 6128
Anna Martí: Siendo lo más sincera posible conmigo misma, creo que el dispositivo que predeterminó mi afición por la tecnología (y posterior rol como “persona para incidencias electrónicas” en casa) fue un Amstrad que llegó a la mesa del salón a mis tres o cuatro años. No recuerdo el modelo exacto, pero probablemente se tratase de un Amstrad CPC 6128, con su pantalla en verde sobre negro, su teclado mecánico y el accesorio para reproducir los juegos (en cassette). Sin saber que estaba aprendiendo un lenguaje de programación, “jugaba” con Basic más que con el cassette del Comecocos, y desde ahí botones, pantallas y cables fueron una de mis pasiones.
No dependía de mí y el ordenador desapareció de mi casa hace años porque ya no funcionaba y no hacía otra cosa que ocupar espacio en un armario, pero creo que sin ese encuentro tan temprano con la informática las cosas hubiesen sido distintas en mi vida. De hecho, tengo casi mejor recuerdo de él que del primer Pentium con Windows que entró en casa.
La Nintendo Entertainment System (NES)
María González: Fue mi primer acercamiento a la tecnología cuando era muy niña. La tenían unos vecinos y me pasaba tardes entera jugando en su casa... hasta que los Reyes se portaron muy bien conmigo y me trajeron la mía propia (y con la pistola Zapper además). Horas y horas jugando al Mario Bros., horas y horas jugando al Duck Hunt disparando patos... Después llegaría la MegaDrive, otra consola a la que eché muchas muchas horas, y los juegos en el colegio con el ordenador y las cintas de cassette. Pero todo empezó varios años antes con la NES.
iMac G3, de Apple
Pedro Santamaría: Con un diseño que llamaba mucho la atención, el iMac G3 fue el equipo que marcó mi futuro. La respuesta a por qué uso un Mac y el motivo de que ahora me dedique a lo que me dedico. Sin aquel Mac puede que yo no hubiese tenido las mismas ganas de investigar y compartir aquello que iba descubriendo. O lo hubiese hecho más tarde... eso no lo sabré. Pero el iMac G3 fue el equipo que (para mí) lo cambió todo.
La Fujifilm FinePix F700
Amparo Babiloni: He dudado si decir esta cámara o el primer iPhone, pero diría que fue la cámara la que supuso un mayor impacto en mi vida. No fue mi primera cámara, pero sí la primera digital. Cuando me la regalaron acababa de terminar el ciclo superior de foto y pasé de contar las fotos que quedaban en el carrete a acumular GB y GB de imágenes, costumbre que por cierto he mantenido en sucesivas cámaras (sí, ahora son TB).
No tenía que pagar para ver las fotos y tampoco tenía que esperar. Como fotógrafa me ayudó muchísimo a mejorar la técnica. Como usuaria me permitía registrar todos los momentos que quisiera sin dejarme los ahorros en revelados. Con los smartphones esa obsesión por fotografiar todo parece que se ha amplificado, pero para mí empezó con esta cámara.
MacBook Pro (generación de 2009), de Apple
Javier Lacort: Tenía 18 años y para mí ha significado una forma de entender la tecnología, el diseño, las comunicaciones, los productos. Me cambió a muchos niveles, no solo en el sentido tecnológico. Me atrevería a decir que incluso mi carrera laboral y las inquietudes que me han ido surgiendo no habrían sido las mismas si hubiese comprado un portátil de otra marca. Parece estúpido, pero no lo es. Estoy seguro de que los efectos de aquella decisión me van a seguir acompañando toda mi vida. Mis prioridades, mis preocupaciones, mi forma de hacer. El germen ulterior de todo lo que ha venido después fue aquel MacBook Pro.
Game Gear
Frankie MB: Puede que la Game Boy fuese el primer paso de la hegemonía de Nintendo en sistemas portátiles, pero la Game Gear, la primera portátil de SEGA fue la que nos cambió la vida: no solo era una consola portátil, ¡era una tele portátil gracias a un adaptador! Ahora no sonará tan asombroso, pero hace un cuarto de siglo era un lujo. Podía jugar a los juegos de sobremesa sin estar pegado en el televisor, y eso para mí fue revolucionario.
Teníamos los juegos propios y los de Master System gracias al Master Gear, y poco a poco fuimos sumando nuevos añadidos -en parte, a base de buenas notas- como los muy necesarios adaptadores de corriente y coche (menudo rastro de pilas dejaba la consola), la lupa y un maletín muy resultón que no se perdió ningún viaje familiar. La Game Boy fue mítica, pero la que sigo teniendo es la Game Gear.
Casio CMD30
Santi Araujo: Mis tías me regalaron un Casio CMD-30 cuando tenía 10 años. Venía con una especie de librillo en el que venían los códigos de cada fabricante de televisores, pero con el paso del tiempo me los acabé aprendiendo.
Como no me gustaba el fútbol, cuando mi padre iba al bar, cambiaba de canal en medio de un penalti, y veía los ojos de mi padre diciendo "te voy a matar" (pero sin delatarme para evitar un linchamiento). Era ideal cuando íbamos a comer a un restaurante y estaba el tour de Francia, así podía comer viendo Los Simpsons.
Sí, fue el gadget perfecto para dar salida a la vocación troll que se tiene en la adolescencia. Creo que el punto álgido fue en una clase de religión en EGB, cuando nos querían poner una película e hice que el VHS devolviera la cinta 20 veces. Vino el de mantenimiento, se llevó el reproductor y tuvimos la clase libre. Desde ese momento, me di cuenta cómo la tecnología puede cambiar el mundo que te rodea. Era un simple Casio, pero hizo que me sintiera como un Inspector Gadget que tiene un superpoder oculto.
La SEGA Master System
Yúbal Fernández: No recuerdo exactamente cuándo me la compraron mis padres, pero la enorme primera versión de la videoconsola de SEGA me hizo descubrir una nueva forma de entretenimiento que no ha dejado de evolucionar hasta nuestros días. En aquel entonces los juegos eran mucho más simples y sencillos que los de hoy, pero recuerdo con mucho cariño todas las horas que pasé jugando y picándome con mi padre al Sonic, Alex Kidd, y sobre todo a la saga Wonder Boy.
HTC Desire
Enrique Pérez: Fue mi primer smartphone y desde el primer día vi que quería descubrir todas sus posibilidades. Ya conocía Android a través de una tablet china que me compré, pero con el HTC Desire pude por fin probar todo tipo de aplicaciones, instalar ROMs, modificar el software y aprovechar para recordar mis nociones de programación. Después de ese llegaron muchos otros móviles, pero lo recuerdo con mucho cariño porque supuso un cambio en mi manera de ver la tecnología.
Empecé a fijarme en los fabricantes, en buscar detalles de los componentes, preguntarme por cómo se lograba ensamblar tanto en tan poco espacio, en preocuparme por los cambios de las actualizaciones y en definitiva prestar más atención a la cantidad de tecnología que tenía entre manos.
El iPhone 4
Toni Castillo: Me costó tomar la decisión de comprarlo, me costó ahorrar lo suficiente para hacerlo posible, pero terminó cayendo en mis manos. El iPhone 4 no fue mi primer teléfono inteligente, ni falta le hacía para convertirse en especial. Gracias a él descubrí la belleza de la tecnología a todos los niveles. Funcionamiento redondo, diseño impecable, atención a cada detalle... Daba verdadero gusto usarlo.
Con otros dispositivos he experimentado sensaciones parecidas, pero quizás por ser el primero que tuve con tantísima calidad lo recuerdo con especial cariño.
El Péndulo de Foucault
Javier Jiménez: No es un gadget, pero lo más parecido a eso fue un cacharro científico. En mi caso, el cacharro que me voló la cabeza fue el Péndulo de Foucault del Parque de las Ciencias de Granada. El péndulo se usa para demostrar que la Tierra gira. Como los péndulos siempre giran en el mismo plano, si tenemos uno que se mueva durante el suficiente tiempo, podemos ver cómo se mueve el suelo bajo él. Cuando lo vi por primera vez me fascinó. No entendía cómo una cosa tan sencilla podía darle la vuelta a todo lo que creíamos saber sobre el movimiento del planeta.
Game Boy original, de Nintendo
Miguel López: Finalmente termino con mi caso propio. Para mí hubo un antes y un después en mi vida cuando los Reyes Magos me trajeron la Game Boy original con el Tetris. Por primera vez en mi vida, un aparato tecnológico copaba mis horas de entretenimiento hasta un punto en el que mis padres me la tenían que esconder para que no me pasara el día entero con ella.
A partir de ahí me fui interesando en más tecnología: futuras generaciones de la Game Boy, reproductores musicales, luego vino el iPod, los ordenadores, el iPhone... y el resto ya es historia. Ya no me funciona, pero la guardo igualmente para que siempre recuerde dónde empezó mi adicción a los cacharritos.
Imagen | Sergey Galyonkin
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