Corre el año 1982. En España se jugaba un mundial de fútbol pero la roja, que en aquel entonces ni siquiera se conocía por ese nombre, nunca pasaba de cuartos. Ese mismo año, pero un poco más arriba de los Pirineos, la operadora de telefonía Francesa PTT (precursora de la France Telecom actual) lanzaba un curioso dispositivo que es considerado el precursor de internet: Minitel.
Minitel era un Videotex o, por definirlo de algún modo, una especie de teletexto avanzado que se conectaba directamente a la línea telefónica. El videotex nació en Inglaterra en la década de los 70 y fue exportado a muchos países, entre ellos España con Ibertex, pero el caso Francés del Minitel es especial porque logró una difusión muy superior. PTT lo repartió gratuitamente y se calcula que hacia 1993 ya había seis millones de terminales en funcionamiento.
Minitel se uilizaba sobre todo para consultar números de la guía telefónica o información sobre empresas, pero también ofrecía la posibilidad de hacer compras online, y reservar billetes de avión. El terminal también daba acceso a foros y a páginas de contactos y contenidos sexuales que, dicen las malas lenguas, tuvieron buena parte de la culpa de su éxito.
Aunque muchas mentes bienpensantes se quejaron de la posibilidad de que tales contenidos fueran vistos por menores de edad, el gobierno francés se limitó a aplicar una tasa especial sobre los servicios de corte erótico en Minitel y comentó que el control del acceso correspondía a los padres, no a las instituciones.
Minitel. El dispositivo
Como gadget, Minitel era poco más que un modem conectado a una pantalla y un teclado. No tenía capacidad de procesamiento. Tan sólo recibía los datos de un servidor central y los mostraba en pantalla.
El usuario se conectaba a las distintas ‘páginas’ tecleando largos códigos de números y letras como si fueran números de teléfono. La facturación se hacía en función del tiempo de navegación y la página a la que se accedía, y el pago se podía hacer mediante tarjeta bancaria o sumádolo a la factura del teléfono.
La red a la que se conectaba el Minitel se denominaba Teletel y era poco más que un teletexto. Pese a todo, era un aperitvo de lo que estaba por llegar con internet. Los primeros Minitel eran de color beige y aspecto muy tosco. Su pantalla, por supuesto, era monocroma. En años sucesivos se furon entregando unidades más modernas, al menos de apariencia, y con pantalla a color.
Un proyecto muy rentable
Aunque hoy en día lo veamos como una antigualla simpática, el Minitel supuso todo un negocio en Francia. En 1998, los servicios asociados al dispositvo y sus cuotas de línea generaron más de 832 millones de euros de ingresos. A finales de los 90 se registraban más de 100 millones de conexiones al mes y el servicio llegó a tener 25 millones de usuarios, conviertiéndose en todo un icono nacional en Francia.
Minitel también trajo consigo una especie de versión prehistórica del boom de las puntocom en el que empresarios como Xavier Niel, Louis Roncin o Claude Pendriel se hicieron millonarios gracias al aparatito.
Por supuesto, el áuge de internet como desarrollo telemático de Arpanet a comienzos de los 90 firmó la sentencia de muerte de Minitel, que sufrió un progresivo declive. Las operadoras y el gobierno franceses firmaron su jubilación definitiva precisamente para el 30 de junio. Desde julio, Minitel entra en el terreno de las tecnologías legendarias y los gadgets vintage de coleccionismo.
Más información | Wikipedia