Morris Chang nació en la actual República Popular China, aunque tiene nacionalidad taiwanesa. Se formó en EEUU
Aunque ya tiene 92 años continúa representando a TSMC en algunos eventos. Su discurso es perspicaz y muy actual
Morris Chang, el fundador de TSMC, es un hombre astuto. Este veterano ingeniero puso en marcha la compañía que desde hace muchos años lidera la industria de los semiconductores en 1987. De nacionalidad taiwanesa, aunque nacido en la actual República Popular China y formado en EEUU, ha demostrado públicamente en varias ocasiones que se las sabe todas. Una de sus previsiones sostiene que los costes de producción de sus plantas ubicadas fuera de Taiwán se duplicarán en el futuro, lo que tendrá un impacto directo en el precio de los chips.
Además, ha destacado en varias ocasiones el que para él es el ingrediente fundamental que ha llevado al éxito tanto a TSMC como a otros fabricantes de chips japoneses y surcoreanos: su cultura del trabajo. Esto es lo que los hace tan competitivos para este ejecutivo, y vaticina que EEUU no tendrá esto a su favor. TSMC ya está equipando su nueva planta de Arizona, y su plan inicial requería que empezase a fabricar chips en los nodos N5, N5P, N4, N4P y N4X en 2024. Sin embargo, las cosas no le están yendo en EEUU tan bien como cabría esperar.
Sea como sea la compañía que Morris Chang fundó hace ya más de tres décadas y media domina la industria de los chips con una claridad insultante. Intel y Samsung compiten con ella, pero lo hacen a una distancia considerable. De hecho, TSMC triplica la cuota de mercado de estas dos empresas en la industria de la fabricación de circuitos integrados. Y uno de sus pilares es su ambiciosa infraestructura de producción. Y es que no solo tiene plantas de vanguardia en Taiwán, EEUU y China; también está construyendo nuevas fábricas en Japón, Taiwán, Alemania y EEUU.
Un ingeniero hecho a sí mismo
La infancia y la adolescencia de Morris Chang no fueron fáciles. Nació en 1931 en una China al borde de la guerra con Japón, y antes de cumplir los 18 años vivió en seis ciudades diferentes y cambió de escuela en diez ocasiones. Sobrevivió a los bombardeos de Guangzhou y Chongqing, e incluso se vio obligado a cruzar las líneas del frente junto a su familia para poder huir de Shanghái. Su periplo en su país de origen terminó en 1949. Ese año Morris Chang emigró a EEUU para estudiar ingeniería mecánica en dos de las mejores universidades del país: Harvard y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts).
Después de ser rechazado en dos ocasiones en el programa de doctorado del MIT, Morris Chang decidió acceder al mercado laboral. No tardó en empezar a trabajar en Sylvania, una empresa de electrónica en la que se forjó en el ámbito de los transistores. Ahí comenzó realmente su carrera en el terreno de los semiconductores. Cuando llevaba tres años en este empleo Sylvania se vio obligada a afrontar una crisis muy profunda propiciada en gran medida por no tener la capacidad de adaptarse al ritmo con el que ya estaba desarrollándose la industria de los chips. Pero a Chang le fue bien. En 1958 le contrataron en una entonces joven aunque prometedora empresa dedicada a los circuitos integrados: Texas Instruments.
Un gurú de 92 años al que la industria de los chips reverencia
Taiwán carece de los recursos naturales que tienen otros países con una gran capacidad industrial, como Estados Unidos o China, pero actualmente este estado va sobrado de talento humano. De lo contrario, según el propio Chang, su éxito no habría sido posible. Además, el fundador de TSMC ha asegurado en varias ocasiones que el arraigado espíritu de trabajo y la dedicación profesional de la sociedad taiwanesa son dos valores añadidos con los que no cuentan la mayor parte de sus competidores.
De carácter afable y cercano, Morris Chang apenas habla de sí mismo en su discurso, pero no cabe duda alguna de que es en gran medida responsable de que TSMC ocupe la privilegiada posición en la que se encuentra desde hace ya mucho tiempo. De hecho, él inculcó a la compañía que fundó hace ya casi cuatro décadas los valores que lo han guiado durante toda su carrera profesional: la integridad, el compromiso, la innovación y la confianza.
Para Jensen Huang, el cofundador y director general de NVIDIA, Chang no es solo un líder en la industria de los semiconductores. "El mundo está lleno de personas exitosas, pero los héroes son raros. Hay una gran diferencia entre el éxito y el impacto. Y creo que Morris, por su carrera, su filosofía, TSMC, su estrategia y sus valores fundamentales, es, sin duda, un ejemplo de revolución industrial", sostiene Huang sin disimular lo más mínimo su devoción por el fundador de TSMC.
Revolución industrial. Las palabras de Jensen Huang pueden parecer exageradas, pero lo cierto es que la industria de los semiconductores no tendría la envergadura que tiene sin TSMC. Y sin Morris Chang. Buena parte de la carrera profesional de este veterano ingeniero discurrió en una de las filiales que tiene Texas Instruments en EEUU, y ya con 54 años y nada que demostrar tuvo una visión profética. Vislumbró que era posible poner en marcha una empresa especializada únicamente en la fabricación de circuitos integrados y capacitada para dar servicio a otras compañías que se responsabilizasen del diseño de los chips. Hoy en día esta es una estrategia plenamente consolidada, pero en aquel momento era una idea inédita. Iba, incluso, contracorriente.
Pero Morris Chang sabía muy bien qué tenía entre manos. Su modelo de negocio no solo ha demostrado que es rentable; también ha confirmado que si se ejecuta correctamente puede llevar a una empresa a lo más alto. A la posición en la que se encuentra TSMC desde hace ya más de una década. No obstante, además de un estratega consumado Chang es una persona ambiciosa. "Nuestro objetivo es ser el número 1. Sin excepción. Y para serlo tienes que gastar tres veces más que tu siguiente competidor". Cuando Morris Chang pronunció estas palabras, en 1997, Intel lideraba la industria de los semiconductores.
Hoy, veintisiete años después, TSMC acapara aproximadamente el 60% del mercado de la fabricación de circuitos integrados. Su éxito es indiscutible, pero lo realmente interesante es no pasar por alto que este arrollador triunfo es ante todo la consecuencia del liderazgo tecnológico que ha alcanzado esta compañía. Este es su secreto a voces. Y, por supuesto, esta es la razón por la que NVIDIA, Apple, AMD, MediaTek, Qualcomm, e, incluso, Intel, se codean en su cartera de clientes. "Estaba literalmente seguro de que habíamos alcanzado el liderazgo tecnológico. Y no creo que lo perdamos".
Morris Chang se retiró en 2018, y lo hizo en el momento en el que le pareció que TSMC había llegado a lo más alto. Hoy sigue participando en eventos y pronunciando conferencias, y cada vez que aparece es reverenciado como lo que es: una de las personas más influyentes no ya de la industria de los chips, sino de la industria de la tecnología en general. Estas palabras de Jensen Huang reflejan con mucha contundencia la dimensión que ha alcanzado la figura de Morris Chang: "Tu carrera es una obra maestra, una Novena Sinfonía de Beethoven [...] NVIDIA no existiría sin TSMC".
Imagen | Asia Society
Más información | The New York Times
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