En la actualidad, los portátiles hacen honor a su nombre. Son ligeros y potentes, características muy valoradas a la hora de trabajar o jugar desde cualquier parte. Sin embargo, esto no siempre ha sido así. El nacimiento de este tipo de ordenadores se sitúa casi en paralelo a la masificación de los primeros ordenadores personales que, evidentemente, no eran portátiles en esencia, sino que estaban diseñados para ser utilizados sobre el escritorio.
Sin embargo, en aquellos tiempos del naciente concepto de informática personal ya había quién pensaba en el concepto de informática en movilidad. Te invito a que viajemos a finales de la década de los setenta y principios de la década de los ochenta. Si eres una apasionado de la historia de la informática posiblemente coincidas en que en 1977 la industria de los ordenadores personales comenzó realmente a despegar.
¿Qué antes ya se habían lanzado otros ordenadores personales? Sí, definitivamente, y muchos. En el mercado ya circulaban propuestas como el Kenbak-1 y el Altair 8800, pero estaban destinadas principalmente a aficionados y, por consecuencia, tenían poco atractivo comercial . A finales de los setenta aparecían aparecían el Apple II (hoy un modelo codiciad por los coleccionistas), el Tandy Radio Shack y el Commodore PET.
Osborne 1, el ordenador que sentó las bases de la informática portátil
En 1979 llegaban el Atari 400/800 y en 1980, entre otras propuestas de escritorio, aparecía el Osborne 1, un ordenador del tamaño de una máquina de coser mediana que podía ser trasladado de un lado a otro. La estrategia de marketing del fabricante para venderlo era decir una y otra ver que se trataba del único ordenador que podría caber debajo del asiento de un avión, y era cierto, aunque no se podía utilizar en el aire.
Sus generosas dimensiones y la carencia de una batería (funcionaba únicamente enchufado) hacían imposible la idea de utilizar este ordenador en un avión. Pero el Osborne 1 tenía otras características que valen la pena mencionar, que si bien ahora pueden parecer insignificantes, en ese momento eran interesantes. Veamos.
Contaba con una única pantalla CRT monocromática de 5 pulgadas (13 centímetros). Esto puede resultar curioso en tiempos donde los tamaños de nuestras TVs y smartphones no han parado de crecer. Además, tenía dos unidades de disquete duales de 5¼ pulgadas, de un solo lado y de densidad única que almacenaban 90 kB cada una. ¿Recuerdas que se trata de un portátil? Pues bien, portátil sí que lo era, pero tenía un peso de 11,1 kg.
Otras de sus características, según recoge Computing History, eran un CPU basado en el Z80A que funcionaba a 4 MHz (el Sinclair ZX Spectrum usaba un Z80 a 3,5 MHz), 64 K de RAM y 4 K de ROM. Ejecutaba el sistema operativo CP/M y llegaba acompañado de un generoso paquete de software que costaba alrededor de 1.500 dólares si se compraba por separado, pero estaba incluido en esta máquina de 1.795 dólares.
¿Qué incluida este paquete? Algunos de los programas más punteros de la época. El procesador de textos WordStar (un software anterior a WordPerfect), hojas de cálculo SuperCalc, bases de datos de dBAES II y lenguajes de programación CBASIC Y MBASIC. No era el ordenador más rápido de aquel entonces, ni siquiera el que mejor pantalla tenía, pero curiosamente se convirtió en un éxito de ventas.
La compañía, que había sido fundada meses antes por Adam Osborne, vendió 11.000 unidades en los primeros ocho meses desde el lanzamiento y no tardó en alcanzar un punto máximo de 10.000 unidades vendidas por mes. De hecho, en noviembre de 1981 tuvo su primer mes de ventas de 1 millón de dólares, pero todo cambió drásticamente por un error de la compañía que pasó, literalmente, a la historia y con nombre propio.
Sí, los Osborne 1 se venían como churros, incluso la compañía enfrentó dificultades para satisfacer la creciente demanda de su primer ordenador, el que se había convertido rápidamente en el primer ordenador portátil producir en masa.
De dos empleados pasaron a 3.000 y, en medio de esa vorágine, la firma empezó a pensar en el siguiente producto, un producto capaz de imitar o incluso superar el éxito del Osborne 1. Así, al poco tiempo, en 1983, anunciaron el Osborne Executive con una pantalla más grande.
Tras el anuncio, los distribuidores y clientes pensaron en que sería una mala inversión comprar un ordenador portátil que llevaba casi dos años en el mercado cuando estaba por salir un nuevo modelo, presumiblemente con nuevas características, un pensamiento que podemos tener hoy en día ante la nueva generación de dispositivos que presentan las marcas.
¿La consecuencia? Las ventas del Osborne 1 empezaron a disminuir drásticamente. ¿El problema? El Osborne Executive todavía no estaba listo y la disminución del flujo de dinero terminó afectando su desarrollo y firmando su sentencia de muerte.
De acuerdo a Atari Magazine, el inventario del ordenador portátil de primera generación empezó a acumularse rápidamente, las pérdidas económicas de la compañía se convirtieron en un problema insostenible y, tras gozar de un crecimiento explosivo en sus inicios, se declaró en bancarrota el 13 de septiembre de 1983. A los pocos días empezaron los despidos en todos los departamentos de la empresa: ventas, producción, marketing, etc.
Tras una reestructuración, Osborne salió de la bancarrota en 1984 y lanzó un nuevo portátil, el Osborne Vixen, y empezó a planificar otros productos. Sin embargo, nunca recuperó el esplendor de sus primeros días. Lo cierto es que para ese entonces Kaypro Corporation había presentado el Kaypro II, que conquistó rápidamente a los usuarios, y Compaq Computer Corporation su primer producto, el Compaq Portable.
El auge y caída de Osborne causado por la presentación anticipada de un producto de siguiente generación que ha sido denominado "Efecto Osborne". No obstante, a pesar de su traumático desenlace, la compañía fue pionera en el desarrollo y fabricación del primer ordenador personal portátil en convertirse en un éxito de ventas e impulsar a otras compañías a acelerar su desarrollos para competir con él.
Imágenes | Wikimedia Commons
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