La historia oficial no lo recoge, pero según parece un grupo de saqueadores de tumbas encontró un puñado de monedas romanas de oro en la Transilvania de 1713. Ahí empezaba uno de los enigmas más fascinantes del siglo III, pero no lo supimos. Fue más de medio siglo después, mientras tasaban el legado del barón Samuel von Brukenthal, quelos albaceas encontraron las monedas y se dieron cuenta que, entre monedas de emperadores bien conocidos como Gordiano III o Filipo el Árabe había una moneda del emperador Esposiano.
El problema es que nadie sabía quién era ese Esposiano. No había ningún registro histórico, ni ningún relato indirecto que nos hablara de él. La conclusión de los expertos fue que, pese a que la 'anarquía militar' del siglo III convertía la historia romana del periodo en un guirigay considerable, la moneda solo podía ser un "falsificaciones modernos de muy mala calidad". Durante décadas se ha usado, de hecho, como un ejemplo canónico de fraude histórico. Ahora acabamos de descubrir que Espasiano sí que existió.
Un fraude que... es real
En un principio, como digo, se pensó que las monedas eran genuinas. Pero a medida que la numismática empezaba a consolidarse como una disciplina científica con entidad propia, las dudas fueron creciendo. Al fin y al cabo, hablábamos de unas piezas toscamente diseñadas y contenían algunos símbolos e inscripciones desordenadas. Finalmente, parece que la idea de que un experto vienés (en aquella época el Imperio Austrohúngaro gobernaba sobre Transilvania) había intentado la operación de inventarse un emperador nuevo y hacer el agosto. ¿Inventarse un emperador de uno de los periodos más estudiados de la Historia? Así como suena.
Hace un par de años, un investigador del University College London, Paul N. Pearson, se enteró de la historia y, preso de la curiosidad, escribió al Hunterian Museum de Glasgow, donde se guarda una de esas monedas de Esposiano. Fue entonces cuando conoció a Jesper Ericsson, el experto en numismática del museo, y juntos decidieron volver a abrir el tema. Esta vez, con un amplio análisis científico detrás.
Lo primero que les llamó la atención es que estaban hechas de oro de verdad. Para que nos hagamos una idea, el valor del conjunto (según sus estimaciones) sería de 16.700 libras. La hipótesis de que un antiguario austrohúngaro elaborara este fraude seguía encima de la mesa, pero no es habitual que se invierta tantísimos recursos en un proyecto de tan dudosa entidad (y que, luego, por lo que sabemos no tuvo recorrido).
Así que miraron con más detalle usando técnicas de microscopía electrónica y, para su sorpresa, los patrones de desgaste de estas monedas eran muy similares a las de las monedas auténticas. Además, un análisis de su superficie, revelaba una composición química compatible con haber estado mucho tiempo enterradas. Es decir, los investigadores se dieron cuenta de que las piezas eran demasiado verosímiles como para ser falsas. Pero, entonces, ¿de verdad hay un emperador romano que desconocemos? ¿Qué pasó exactamente ahí?
¿Quién pudo ser Esposiano?
Tras darle muchas vueltas, los investigadores descartaron la hipótesis tradicional. Esto es, que Esposiano fuera un usurpador fracasado contra el gobierno de Filipo el Árabe y que, aunque su intentona fracasó rápido y no dejó mayores evidencias, le dio tiempo a acuñar alguna moneda que pasó al uso popular.
¿Qué pasó entonces? ¿Cómo puede haber monedas reales de un emperador que no existió? Para explicar la existencia real de Esposiano, los investigadores han elaborado la “hipótesis Dacia”. Está bien documentado que Dacia (la provincia romana que coincidía, a grandes rasgos, con lo que hoy es Rumanía) quedó aislada del Imperio en torno a 260 después de Cristo. Eso son unos 20 años después de la muerte de Filipo el Árabe.
Las crónicas hablan de una población que "abandonó [la provincia] de forma ordenada hacia el sur, cerca del Danubio". Pero sabemos que eso no fue así y que lo que hoy es el pueblo rumano siguió habitando esas regiones bajo el yugo de otros pueblos. ¿Y si Esposiano fue el líder militar que asumió la autoridad sobre la provincia romana y estableció una ceca local?
La explicación más plausible, explicaban los investigadores, es que Esposiano “asumió el título de 'imperator', comandante militar supremo". En aquella época, el título "estaba reservado para el emperador romano”, pero no siempre había sido así. De hecho, “hay otros precedentes de emperadores regionales. Si permitimos que los emperadores romanos se identifiquen a sí mismos, él era un emperador romano”.
El trabajo acaba de salir y, aunque ha recibido comentarios muy positivos por la originalidad del análisis de las monedas, también ha despertado recelos. Es una idea que encaja con lo que sabemos, sí; pero lo que sabemos sobre la Dacia posromana es muy poco.
Por muy redonda que sea la explicación y por muy interesantes que sean los nuevos datos, es una hipótesis muy audaz que habrá que seguir investigando. Sea como sea, parece muy probable que Esposiano sí que fuera alguien y, casi 2000 años después, "ha vuelto a la vida".
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