Más de un siglo atrás, cuando comenzamos a entender cómo podíamos modular y aprovechar las ondas para la transmisión de información, todo tipo de inventos surgieron. El teléfono y la radio fueron de los más prominentes, pero no los únicos a la hora de comunicarnos. Y si hay uno que es curioso ese sin duda es el Telewriter.
Telewriter en realidad no tiene mucho misterio, pero sí ingenio. Como su propio nombre indica, se trata de escritura telemática. Actualmente en realidad cualquier texto que enviemos por Internet es una escritura telemática, desde un correo electrónico hasta el último comentario que dejamos en Instagram. A principios del siglo XX sin embargo veían esto de forma distinta.
Del lápiz al Telewriter, del Telewriter al mundo
Para entender el funcionamiento del Telewriter tenemos que remontarnos al polígrafo. No el polígrafo para detectar mentiras, sino el polígrafo para duplicar documentos. Esta herramienta fue inventada a principios del siglo XIX y no es más que una serie de brazos robóticos sujetos a varios lápices para que los movimientos de uno se reproduzcan en los otros. ¿Su funcionalidad? Ahorrar considerable tiempo a la hora de escribir y realizar copias de un documento.
El funcionamiento del Telewriter en realidad es muy similar al de un polígrafo. La persona que desea enviar un mensaje coge un lápiz/bolígrafo/estilógrafo que se encuentra sujeto a dos brazos robóticos. Estos brazos dentro del Telewriter modulan los movimientos para transformarlos en señales eléctricas que posteriormente son enviadas a otro lugar. En la otra parte del canal de comunicación se encuentra otro Telewriter que reproduce las señales eléctricas en movimientos idénticos para los brazos robóticos y el lápiz que hay ahí.
A partir del minuto 2:40 se le puede ver en acción en este vídeo de British Pathé:
Como resultado una persona puede escribir sobre un papel en el Telewriter aquello que desee comunicar y a kilómetros de él otro Telewriter comienza a garabatear con un lápiz de forma automática. Escritura a mano y dibujos a larga distancia.
¡El futuro!
Durante las primeras décadas de 1900 diferentes iteraciones de este invento surgieron en las grandes ciudades europeas. El Telewriter se posicionaba como el futuro de la comunicación, sacando pecho de algunas de las ventajas con las que contaba respecto al teléfono u otros medios de comunicación.
La principal de esas ventajas, evidentemente, era poder enviar escritura a mano o dibujos. Todo ello con la confianza de que se iba a reproducir fielmente esos mismos trazos a kilómetros de distancia. Esto por ejemplo era ideal para enviar dibujos esquemáticos o explicaciones visuales de algo.
La otra ventaja era el hecho de que en la otra parte no tenía que haber un receptor justo en ese momento en el que el emisor enviaba su mensaje. Es decir, el Telewriter podía escribir el mensaje recibido y cuando la otra persona llegase, poder leerlo.
También hay que tener en cuenta que no todo el mundo sabía utilizar una máquina de escribir o tecnologías similares para escribir, sin embargo muchos más sí que sabían escribir de forma tradicional y a mano. Con el Telewriter no se requería de conocimientos técnicos exhaustivos para utilizarlo. Finalmente, era en cierto modo una solución de accesibilidad para personas que no pudiesen escuchar.
El futuro nos ha demostrado que, por suerte o por desgracia, el Telewriter no ha sido el futuro que 100 años atrás se imaginaban algunos. Décadas más tarde un Telewriter 2 apareció en escena, pero tampoco proliferó como se esperaba. La comunicación digital e Internet, para bien o para mal, ha conquistado el mundo.
Vía | Reddit
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