Esta es una historia del viejo y salvaje internet. El 26 de mayo de 1997, Doc Daniels fue a un concierto de Girl Trouble, una banda de rock de Tacoma. Daniels conocía al batería, Bon Von Wheelie, y solía intercambiar revistas con él en aquellos tiempos en que el fanzine era el Snapchat del momento. Así consiguió la Wig Out!, la revista oficial de la banda.
Chico conoce a... cabina
Daniels cuenta que lo primero que le llamó la atención cuando llegó a casa fue una carta al director de un tal “Mister N” de California:
¡Querida Wig Out!
Recientemente, he visto un pequeño punto con la palabra ‘teléfono’ al lado en un mapa del desierto del Mojave, a quince millas de la carretera interestatal más cercana y en mitad de la nada.
Intrigado me puse un sarape marrón barato y me dirigí a buscarlo en mi viejo jeep. Después de muchas horas lo encontré. El cristal estaba roto, no tenía guía telefónica, pero ¡funciona! Aparentemente, la cabina se colocó después de la Segunda Guerra mundial para el uso de una mina cercana que dejó de operar en los 60. ¿Por qué la compañía local lo mantiene operativo? Es algo que nadie sabe.
Un ranchero cercano me dijo que en los años 70 reemplazaron el viejo teléfono de rueda por uno de botones porque las ovejas tenían problemas para marcar.
Oh! Si estás interesado, el número es (619) 733-9969. Déjalo sonar mucho tiempo si quieres una respuesta.
El desierto de Mojave es un erial de más de 124.000 km2 entre California, Utah, Nevada y Arizona. El Valle de la Muerte, uno de los lugares con temperaturas más altas del mundo, se encuentra en él. Es decir, ¿por qué había una cabina de teléfonos funcionando allí dentro?
A Daniels le picó la curiosidad y comenzó a llamar todos los días. Sabía que no sería sencillo, pero estaba convencido de que si llamaba lo suficiente, alguien contestaría. “Estaba dispuesto a esperar años”, decía. Pero no hizo falta. El 20 de junio la línea le dio ocupada.
En mitad del desierto
Efectivamente, la cabina se había colocado en 1948 para dar servicio telefónico a un mina local de cenizas volcánicas. Era parte de un programa del gobierno californiano para facilitar el acceso al teléfono de la población que vivía en las zonas más aisladas del estado.
Durante años, la única riqueza del Mojave ha sido la minería, pero a medida que crecía la explotación de los yacimientos estos se hacían más pequeños y las ciudades aparecían y desaparecía constantemente. Con un poco de pericia, aún se puede reconstruir el largo camino de los mineros por el Mojave. Así que cuando Emerson Ray, el dueño de la mina, pidió una nueva línea cerca de la explotación, la compañía reutilizó una vieja cabina 48 km al sur.
En unas pocas décadas y desaparecida la mina, el teléfono perdió toda su principal utilidad. Y, aún así, en los 60, el teléfono original se sustituyó por un modelo oratorio y por uno de botones en los 70. No sabemos por qué, pero no hay constancia de que tuviera algo que ver con las ovejas. ¿Es que había alguien allí?
Al otro lado de la línea
El teléfono comunicaba y Daniels se iba a volver loco. Primero pensó que se había equivocado, pero cada vez que marcaba (y marcó muchas veces en los tres minutos siguientes) seguía comunicando. Hasta que dio tono y, casi en seguida, una voz humana respondió. Iba a haceros un resumen, pero prefiero que leáis la transcripción original (está en inglés, eso sí). Sobre todo, como él mismo dice, se trata de Daniels diciendo “guau”.
Internet estaba en pañales, pero la historia del teléfono del Mojave se convirtió en uno de los primeros “virales” del mundo. El número de personas que empezó a llamar se disparó y muchos de ellos se animaron incluso a visitarla. En 1999, John Gilonna, un reportero del Angeles Times, conoció a un hombre que había pasado 32 días allí y había respondido más de 500 llamadas.
La cosa, como dicen en el Mojave, “se fue de Madre” y, ante la presión de los pocos vecinos que veían con mala cara ese gentío, los responsables del Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos solicitaron a la compañía Pacific Bell que retirara la cabina. El 17 de mayo del año 2000 fue el día de la retirada.
Desde entonces, los fans del teléfono del Mojave han mantenido una guerra con el Servicio de Parques. Cada cierto tiempo aparecen placas conmemorativas en el emplazamiento original para ser retiradas en cuanto se descubren. Sin embargo, tras un periodo de desconexión y con un cambio de prefijo, el número 760-733-9969 sigue activo. Las personas que llaman se conectan automáticamente entre sí en una especie de Chatroulette telefónico.
El teléfono sigue sonando.
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