El Tesla de los rascacielos: Nueva York tiene su primer gigante "100% eléctrico" y no está exento de polémica

  • El Alloy Block es un edificio revolucionario en Nueva York, también en lo que respecta al consumo de electricidad para los residentes

  • En principio iba a tener calderas y cocinas de gas, pero cambiaron a un sistema 100% eléctrico por las nuevas normativas

Nueva York ya tiene su primer edificio residencial totalmente eléctrico. De cara a reducir nuestra huella de carbono, los edificios energéticamente eficientes y la adaptación de edificios actuales para que consuman menos recursos fósiles son esenciales, y el centro de Brooklyn ya tiene un edificio eficiente, 100% eléctrico.

No es barato y la factura mensual puede venir con sorpresa.

Alloy Block. El proyecto es uno de los más vanguardistas no sólo de Nueva York, sino de la arquitectura contemporánea. Ubicado en el centro de Brooklyn, 'The Allow Block Downtown' es más que un rascacielos residencial. El proyecto total contará con 850 viviendas, dos escuelas, oficinas para hasta 1.000 personas y tiendas, aparte de gimnasio y zonas verdes interiores.

Una de las preocupaciones de los vecinos era la altura. Estaba proyectado como un edificio de 301 metros de alto, pero se redujo a 256 metros para romper menos el paisaje, pero manteniendo una alta cantidad de viviendas residenciales (que no deja de ser un problema en la ciudad). Además, aunque se han demolido estructuras que había en la zona, una antigua enfermería de la Guerra Civil norteamericana se ha mantenido y se reutilizará como instalación cultural.

El Tesla de los rascacielos. Lo interesante de este edificio no es ni su diseño ni sus capacidades habitacionales, es su interior. Y es que, se trata del primer edificio residencial totalmente eléctrico de la ciudad. En una con tantísimos rascacielos (muchos de ellos bastante modernos), es algo que llama la atención, pero no se planteó así desde el principio. En Nueva York, como en muchas otras ciudades en el mundo, los edificios así dependen de gas y petróleo para obtener energía. Sin embargo, cuando el proyecto se llevó a término, los responsables se toparon con dos problemas.

El primero era que se detuvieron las nuevas conexiones de gas en Brooklyn debido a un enfrentamiento entre la empresa de servicios públicos y los reguladores estatales. La empresa quería construir un gasoducto de 1.000 millones, pero los reguladores argumentaron que podría impactar en la calidad del agua. La segunda traba era la Ley Local 97 que exige una reducción del 40% en emisiones de gases de carbono para ciertos edificios. La conversión estaba clara: lo que iba a ser de gas, ahora sería eléctrico, como la calefacción con agua reutilizada, o las placas de inducción en las cocinas.

Claves para los objetivos 2050. El edificio está diseñado para que, además de contar con la electricidad como elemento troncal, sea eficiente en épocas de frío y calor. Nueva York tiene un compromiso de cara a 2050: reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 80% respecto a los niveles de 2019 y en esta ciudad los coches no son la principal fuente de contaminación, "son, con diferencia, los edificios", comentó Christopher Halfnight, director de investigación y políticas del Urban Green Council.

Esta es la primera fase del proyecto

Eso es debido a que, como hemos comentado, la mayoría de edificios tienen calderas de gas y petróleo que son responsables del 40% de las emisiones de la ciudad. Es por eso que el Ayuntamiento aprobó una ley en 2001 que prohibía a los edificios nuevos quemar combustibles que emitieran cierta cantidad de CO2. Y no sólo las viviendas serán eficientes, también las escuelas, ya que el complejo cuenta con un sistema de calefacción y refrigeración con un sistema de bomba de calor con fuente de agua.

Básicamente, se trata de un circuito por el que se mueve aire frío y caliente que, evidentemente, enfría o calienta la habitación en función de las necesidades en ese momento. El sistema está diseñado para que se recupere gran parte de la energía utilizada para calentar y enfriar, reduciendo el trabajo de la caldera y siendo más eficiente, pero también más respetuoso con el medio ambiente. Eso sí, uno de los responsables del proyecto confiesa que el edificio tiene un generador de gas de respaldo en caso de emergencia. "No es parte de las operaciones diarias y no se utiliza, pero sí proporcionará servicios si hay un apagón".

Incógnita en el consumo. ¿Es más caro diseñar un edificio así? Pues, según los responsables, "tiene un costo básicamente neutral en comparación con un edificio no totalmente eléctrico". Sin embargo, para los inquilinos la película será otra, aunque habrá que ver con el tiempo cuando lleguen las primeras facturas. En Nueva York es común que la calefacción sea central. Esto hace que ciertos edificios tengan una alta temperatura en invierno y, como no se puede regular, hay quien abre las ventanas para intentar regular. Las facturas son fijas en ese caso y va dentro del alquiler.

En este edificio no será así. Cada habitación está monitorizada y los inquilinos podrán ver hasta si tienen una ventana abierta, pero la calefacción y la refrigeración serán individuales por vivienda, pero afrontando las facturas correspondientes y que fluctuarán en función de la época del año. "Tengo curiosidad por ver cómo será mi factura cuando encendamos y usemos la calefacción", afirma AJ Pires, presidente de Alloy (quienes han hecho el edificio).

Una segunda fase. El proyecto está lejos de terminarse. Se espera que haya una segunda torre que ayudará a completar ese proyecto de más de 800 viviendas y que apostará por tecnologías más vanguardistas que no estaban disponibles, o que no salían rentables, cuando comenzaron la construcción de la primera torre.

"Estamos diseñando el segundo edificio ahora y hay bombas de calor que pueden producir niveles de agua caliente no disponibles hace cinco años". Son más eficientes que las calderas de resistencia eléctrica, por lo que es posible que los inquilinos de esa segunda torre paguen menos en la factura mensual. Y sobre el alquiler, de las 440 viviendas de la primera torre, se reservaron 45 como viviendas asequibles. El resto va de los 3.400 dólares al mes por un estudio hasta los 11.200 dólares por un piso de tres habitaciones.

No todos están a favor de los rascacielos verdes. Pires está entusiasmado con su proyecto, pero no todos en las grandes ciudades ven estos rascacielos eficientes con buenos ojos. Un ejemplo son las empresas de combustibles fósiles y sus sindicatos, ya que este tipo de construcciones va contra una gran parte de sus ingresos al prescindir de gas y petróleo y, por tanto, afectará a los trabajadores de esas empresas.

Imágenes | Alloy Development

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