Hay obras arquitectónicas que fueron una maravilla de su tiempo, pero que en la actualidad nos siguen sorprendiendo. Nueva York, también conocida como “la ciudad que nunca duerme”, es el hogar de muchos de estos proyectos históricos que no suelen pasar desapercibidos. De hecho, muchos de ellos se han convertido en auténticas atracciones turísticas. Basta con mencionar al icónico Empire State Building, la Grand Central Terminal o el Puente de Brooklyn.
En esta metrópoli también encontramos al Puente George Washington (GWB), que ostenta al menos un récord mundial: es el puente más transitado del mundo por vehículos motorizados. Lo asombroso es que, durante su primer año de funcionamiento, entre 1931 y 1932, se registraron al menos 5,5 millones viajes. Las obras continuaron a medida que el tráfico fue en aumento. Desde 2016, según datos oficiales, lo transitan más de 103 millones de vehículos al año.
Un puente importantísimo para Nueva York
Situemos visualmente a nuestro protagonista. El GWB cruza el río Hudson, el mismo en el que amerizó un Airbus A320 de US Airways en 2009, para conectar Fort Lee, en Nueva Jersey, con el Alto Manhattan, en la ciudad de Nueva York. Se trata de un cruce que podríamos considerar como vital porque una enorme cantidad de personas lo utilizan a diario para llegar al trabajo al tiempo que también es utilizado para el transporte de mercancías en el área metropolitana.
Pero, ¿cómo pueden pasar tantos vehículos al mismo tiempo? La respuesta es que, al igual que muchos otros puentes, el GWB tiene varios niveles. En el nivel superior encontramos a cuatro carriles en cada sentido y en el nivel inferior tres carriles en cada sentido. Así que tenemos un total de 14 carriles de circulación. Pero no solo lo transitan vehículos motorizados, también hay vías para peatones y bicicletas. Ya sabes, por si no quieres coger el coche en horario punta.
Los peatones y los ciclistas comparten las aceras, que están abiertas todos los días de la semana. Volviendo al transporte motor, pese a su antigüedad, el GWB también incorpora bastante tecnología. Cuenta con un Sistema de Transporte Inteligente (ITS) que se recoge información del tráfico en tiempo real para detectar incidentes. Si hay un incidente no solo se activan los servicios de emergencia, sino que se actualizan las señales electrónicas para redirigir a los automovilistas.
Puede resultar interesante mirar hacia el pasado para conocer un poco más sobre los orígenes de este proyecto centenario. En resumidas cuentas, la propuesta de un arquitecto e ingeniero de origen suizo llamado Othmar Ammann fue la seleccionada para construir el puente en 1923. La construcción, sin embargo, no comenzó inmediatamente. Hubo que esperar hasta octubre de 1927 para que la Autoridad Portuaria de Nueva York empezara a trabajar en el terreno.
Primero se elevaron las torres, después los cables y por último los tirantes de acero. El paso siguiente fue prepara la calzada, paso a paso desde las orillas. Un punto importantísimo de esta obra el anclaje que está en Nueva York. Este es el encargado de mantener a los cables principales en su lugar y tiene un peso de 260.000 toneladas. Del lado de Nueva Jersey, los cables están anclados en lo profundo en unas rocas situadas al frente del río Hudson.
Como decimos, la apertura oficial del puente ocurrió en octubre 1931, pero las obras no se detuvieron. Los dos carriles centrales, que no estaban terminados, se habilitaron en 1946. El 29 de agosto de 1962 se inauguró el nivel inferior, lo que aumentó la cantidad de carriles disponibles. Este movimiento aumentó la capacidad del puente en un 75%. Desde el año 2000 que tiene un renovado sistema de iluminación integrado por un total de 760 piezas.
Avraham | Famartin | Asaavedra32 | Doug Kerr | Port Authority of New York and New Jersey
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