"Me sorprendería que este verano no haya hologramas de Andrew Yang haciendo campaña en varias partes del país al mismo tiempo". El autor de la frase es el propio Andrew Yang, emprendedor de 44 años y pre-candidato presidencial participante en las primarias del Partido Demócrata estadounidense.
Pero el interés de Yang por la tecnología no se limita a los hologramas promocionales. Yang también habla de robots: de hecho, es el único candidato con un mensaje elaborado en torno al efecto de la automatización sobre el mercado laboral estadounidense.
¿De dónde sale Andrew Yang?
Las últimas encuestan le conceden tan sólo un 2% de intención de voto, muy lejos de un 'top 3' monopolizado por los más veteranos de las primarias: Joe Biden (76 años), Bernie Sanders (77) y Elizabeth Warren (69). Ni siquiera lidera el ranking de 'jóvenes promesas' (Buttigieg y O'Rourke) están por delante, pero eso no quita que para muchos Yang esté siendo una de las sorpresas de esta campaña.
El perfil de Yang es poco habitual. En primer lugar, es hijo de emigrantes taiwaneses (su padre llegó a ser investigador en IBM), siendo el tercer originario de Extremo Oriente que compite por ser elegido candidato a la Casa Blanca, después de que la japonesa Patsy Mink y el cantonés Hiram Fong, trataran de hacer lo propio en los 60 y 70.
Además, es un emprendedor, aunque no se parece mucho a Trump. Presume de ser "muy bueno en las pruebas estandarizadas" (los exámenes de acceso a las diferentes universidades), y de hecho una de las startups que creó, Manhattan Prep, se dedicaba a ayudar a los jóvenes a prepararse para los mismos.
En 2009, tres años después de crearla, tuvo la suerte de que fuera adquirida por Kaplan International. Con el dinero que ganó con la operación, fundó Venture for America, una incubadora de startups que se establecieran fuera de los típicos hubs tecnológicos de la costa, en comunidades urbanas en decadencia económica (como Nueva Orleans o Detroit), con el objetivo de revitalizarlas
El 'dividendo de la libertad'
Siendo uno de los primeros candidatos que se lanzó a la carretera (un paso necesario, dado que prácticamente nadie le conocía), ha tenido ya ocasión de pasar de las declaraciones genéricas y 'entrar en harina' en varios temas. Siendo totalmente ajeno al 'establishment' demócrata, era de esperar que tocara temas que sus rivales demócratas no han puesto por ahora encima de la mesa.
Su programa pide Medicare para todos (algo similar a nuestra sanidad pública) y un 'Departamento de Economía de la Atención' (un organismo que supervise y regule las redes sociales), se posiciona con los 'intactivistas' frente a la circuncisión infantil (no preguntéis), promete voto a los 16 años y legalización de la marihuana... y, sobre todo, habla mucho de empleo y nuevas tecnologías.
Yang defiende, por ejemplo, que el gobierno proporcione a todos los estadounidenses en edad de trabajar 1000 dólares mensuales, un gasto que estaría parcialmente financiado gracias a un impuesto a las grandes empresas tecnológicas (del mismo modo en que el estado de Alaska hace con las petroleras).
En definitiva, Yang busca obligar a los ganadores del proceso de automatización a arrimar el hombro para ayudar a los perdedores del mismo: 12.000 dólares al año por cada estadounidense adulto equivaldrían, por ejemplo, a los beneficios de Amazon en 2016. Aunque, como "universal" que es, esta renta básica la recibe todo el mundo más allá de su patrimonio, renta o situación laboral.
Oficialmente, Yang no habla de 'renta básica', sino del 'dividendo de libertad', quizá buscando evitar que le califiquen de 'socialista': un adjetivo reivindicado en los últimos tiempos por estrellas emergentes de la política progresista estadounidense pero que todavía constituye una bomba de relojería para cualquier aspirante a la presidencia.
Tiene a su favor que uno de los grandes millonarios de Silicon Valley, Mark Zuckerberg, se posicionó recientemente a favor de una renta básica universal (esta vez sí, con todas las letras), alegando que permitiría que todos tratáramos de desarrollar nuevas ideas (automatizar, vaya) mientras se mantiene una red de seguridad.
La ventaja de su 'dividendo de la libertad' es que combina a la perfección los dos ejes de la campaña de Yang: igualitarismo y (preocupación por) las nuevas tecnologías. Su lema de campaña es un polisémico "Humanity First" (La humanidad primero), un mensaje que el propio candidato lanza tanto contra los robots como contra el corporativismo de los grandes negocios.
Yang, el candidato geek y tecno-escéptico moderado
Tampoco es habitual que el discurso de desconfianza hacia la inteligencia artificial y los robots lo enarbole precisamente un candidato joven, que como empresario se ha movido en los últimos años entre Nueva York y Silicon Valley, y que cuenta con amplias y movilizadas comunidades de seguidores en Twitter, Youtube y -sobre todo- Reddit.
Es tradicional que todo pre-candidato aproveche la precampaña para lanzar un libro que, al mismo tiempo, le sirva para presentar su propuesta programática, y Yang no iba a ser menos: en 2018 publicó 'The War on Normal People', un libro en el que se explaya con su visión sobre el presente y el futuro del mercado laboral estadounidense y presenta el concepto del 'Gran Desplazamiento'.
Yang sostiene que los cinco sectores económicos que más empleos generan hoy en día en Estados Unidos (trabajadores de oficina, el comercio minorista, la hostelería, el transportes y la industria manufacturera) están severamente amenazadas por la robotización, hasta el extremo de que en alguno de ellos podrían extinguirse la mayor parte de los puestos de trabajo.
"Va a ser un desastre. Pero, ¿quién va a perder? ¡Vosotros, las comunidades negras, las comunidades más pobres y con menor acceso a la tecnología!", clamaba Yang, a principios de mes, en un evento de la organización National Action Network, de defensa de los afroamericanos.
Yang es contundente con quienes le critican por recurrir al miedo a un lejano futurible, casi de ciencia ficción. Para él, el 'Gran Desplazamiento' ya lleva tiempo en marcha:
"Se puede ver claramente con los trabajadores industriales, que pasaron de 19 millones a sólo 12 entre el año 2000 y 2015. El impacto de ese desplazamiento está siendo catastrófico para muchas comunidades, en las que la esperanza de vida ya está disminuyendo a causa de las sobredosis y los suicidios.
"Tendremos que encontrar una solución económica cuando, dentro de 4 años, el 30% de los centros comerciales estadounidenses haya cerrado y millones de dependientes tengan que irse a su casa.
Y cuando, muy pronto, los camiones puedan conducirse solos y 3,5 millones de camioneros generen disturbios porque ya no pueden alimentar a sus familias".
Pero la automatización no es el único tema de cariz tecnológico en el que se posiciona Yang: defensor del blockchain, exige que se establezca un marco regulatorio claro a nivel federal para los activos digitales: "Pautas claras para que empresas y personas puedan invertir e innovar sin temor a cambios regulatorios".
¿Logrará Yang remontar en las encuestas y dar la campanada? ¿O, al menos, visibilizar sus propuestas sobre el Gran Desplazamiento, obligando a que el ganador de las primarias las recoja en su programa?
Vía | Axios & The Verge & Slate
Imagen | Collision Conf
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