Hace años (menos de lo que parece), los conductores tenían que llegar a sus destinos sin la opción de recurrir a las instrucciones de un dispositivo GPS. Como mucho, podían seguir las instrucciones de un atento copiloto equipado con un mapa.
No era un sistema cómodo ni infalible, pero funcionaba (y funciona) porque los seres humanos somos buenos a la hora de interpretar y seguir indicaciones breves y claras. Es decir, cualquiera de nosotros es capaz de seguir una secuencia de las mismas, como esta:
"Toma la primera salida en la rotonda / Todo recto hasta el estadio de fútbol / Gira a la derecha y cuando veas una casa blanca, has llegado".
Puede parecer algo banal, pero no lo es. Al menos, no desde el momento en que estamos empezando a apostar por la conducción autónoma, buscando que sean nuestros vehículos quienes nos transporten... y descubrimos que una IA no es capaz de guiarse siguiendo este tipo de indicaciones.
En esas circunstancias, se convierte en algo bastante útil contar con la opción de que también nuestros coches sean capaces de entender secuencias de instrucciones. Eso nos permitiría la comodidad -por ejemplo- de cambiar sobre la marcha, con el vehículo en movimiento, la ruta prefijada.
Google Street View como entorno de entrenamiento
DeepMind, la empresa hermana de Google dedicada al desarrollo de inteligencia artificial, se puso hace un año a buscar la manera de lograr enseñar a una inteligencia artificial a navegar por un mapa.
Dado que "los humanos equipados con instrucciones de manejo pueden moverse fácilmente por ciudades que no conocen previamente", decidieron poner a prueba a su sistema de IA para comprobar si era posible alcanzar "capacidades cognitivas similares".
Lo intentaron desarrollando un sistema para convertir las imágenes de Google Street View en un entorno de capacitación para IA. En aquel momento, lograron que la IA se desplazara (virtualmente) del punto 'A' al 'B' mediante el método de ir haciendo zoom en las imágenes del mapa hasta encontrar el punto buscado... lo cual era bastante aleatorio y, por ello, poco eficiente.
Por ello, los ingenieros de DeepMind tuvieron la idea de dotar a la IA de un sistema que permitiera darle instrucciones. Crearon para ello el entorno de entrenamiento StreetNav, que les permitió entrenar a la IA para navegar dentro de un entorno (en este caso, la ciudad de Nueva York).
Usando varios parámetros diferentes, los investigadores le proporcionaron a la IA un conjunto de instrucciones de navegación y luego la recompensaron por completar con precisión las instrucciones y llegar al destino deseado (lo que conocemos como aprendizaje por refuerzo).
No, todavía no es posible subirse a un coche y decirle "No sé la dirección exacta, pero te voy diciendo como llegar". Por ahora, es un logro reservado a un entorno de laboratorio; un 'logro', aún asím matizable, pues según las conclusiones de la investigación, "dada la brecha entre el desempeño de la IA y el deseado en este caso, reconocemos que aún queda mucho trabajo por hacer".
Vía | The Next Web
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