No hay éxito sin sudor. Ni ciencia sin paciencia. Hacia mediados del siglo XX, mientras rebuscaba entre las ruinas de un antiguo teatro de Israel, un grupo de arqueólogos desenterró una tabla de plomo de 1.500 años de antigüedad con lo que parecía un grabado griego. El hallazgo prometía, pero la pieza estaba tan cascada, tan comida por el tiempo y el óxido, que no hubo forma humana de descifrarla. Hicieron falta 60 años y una ayudita tecnológica para que en 2019 un experto desvelase que —cosas del show business— lo que contenía era una maldición para una bailarina.
En 2022 los eruditos del mundo heleno lo tienen algo más fácil. Y gracias a un socio inesperado: DeepMind, el laboratorio de Alphabet que se encarga de explorar las posibilidades de la Inteligencia Artificial. Tras anunciar herramientas para ayudar a temas tan diferentes como la fusión nuclear o la investigación con proteínas, sus responsables acaban de lanzar un nuevo recurso: Ítaca, una red neuronal de aprendizaje profundo (Deep learning) que permite restaurar textos dañados, en los que faltan parte de las inscripciones, y obtener una idea aproximada de su origen y época.
La IA, la nueva aliada de los arqueólogos
Sus creadores la han presentado con un artículo publicado en Nature y lo que se dice mal, de momento, parece que no le va. Según concreta la propia DeepMind, Ítaca alcanza una precisión del 62% en la restauración de textos dañados y del 71% cuando toca identificar la ubicación. En cuanto a la datación, es capaz de concretar su fecha con un margen de solo 30 años con respecto al rango de fechas reales. Puede parecer mucho, pero es un lapso más que razonable cuando hablamos de grabados escritos hace más de 25 siglos en piedras o sobre piezas de cerámica y metal.
"Hace más de dos mil quinientos años, los griegos empezaron a escribir para documentarlo todo, desde contratos de arrendamiento y leyes hasta calendarios y oráculos, lo que permite conocer con detalle la región mediterránea. Por desgracia, es un registro incompleto. Mucha de las inscripciones que se conservan se han dañado a lo largo de los siglos o se han desplazado", comenta DeepMind, que recuerda que las técnicas de datación modernas, como la de radiocarbono, no se pueden usar con todas las piezas. Ítaca busca solucionar esos problemas y acortar tiempos.
La herramienta se basa en Pythia, un modelo de restauración de textos antiguos griegos que el laboratorio de Alphabet había presentado ya en 2019, y se ha pulido gracias al trabajo conjunto de varias instituciones. Además de DeepMind, en el proyecto se han embarcado expertos de la Facultad de Clásicas de Óxford, la Universidad de Economía y Negocios de Atenas y la Universidad Ca' Foscari de Venecia. Su estreno se hizo con inscripciones del Packard Humanities Institute.
Aunque lo habitual es que los modelos de procesamiento del lenguaje se entren con palabras, en el caso de Ítaca se echó mano también de caracteres individuales. El objetivo: que la IA esté preparada cuando se encuentre con textos deteriorados, a los que les faltan partes. DeepMind explica además que su herramienta genera varias hipótesis de predicción para que los historiadores puedan escoger guiándose por su experiencia. Cuando toca concretar el origen, muestra también probabilidades para 84 regiones antiguas y una distribución de fechas para una amplia franja que comprende un abanico de fechas que van, aproximadamente, del 800 antes de nuestra era al siglo octavo.
"Los historiadores expertos con los que trabajamos alcanzaron un 25% de precisión cuando trabajaban solos para restaurar textos antiguos. Al utilizar Ítaca, su rendimiento aumenta hasta el 72%, superando el rendimiento individual del modelo y mostrando el potencial de la cooperación hombre-máquina para avanzar en la interpretación histórica, establecer dataciones relativas de los acontecimientos históricos e incluso contribuir a los debates metodológicos actuales", señala.
Con el propósito de que la herramienta llegue a los investigadores, profesores, museos y demás expertos, el laboratorio de Alphabet se ha asociado ya con Google Cloud y Google Arts & Culture. El objetivo: lanzar una versión interactiva gratuita de Ítaca. "Para ayudar a la investigación hemos abierto nuestro código, modelo pre-entrenado y un cuaderno interactivo de colaboración".
"Esto es sólo el comienzo de herramientas como Ítaca y del potencial de colaboración entre el aprendizaje automático y las humanidades", recalca DeepMind, que asegura que ya está trabajando en versiones de Ítaca entrenadas con otras lenguas y sistemas de escritura antiguos, desde el acadio hasta el demótico, pasando por el hebreo y el maya. "Esperamos que modelos como Ítaca puedan liberar el potencial de cooperación entre la IA y las humanidades, transformando la forma en que estudiamos y escribimos sobre algunos de los períodos más significativos de la historia".
¿Quién sabe? Quizás la próxima vez que nos encontremos con un viejo grabado, medio borrado, tardemos menos en descubrir que es fruto de las rencillas entre artistas de hace 1.500 años.
Imágenes Gary Todd (Flickr) y DeepMind
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