Actualmente, uno de los muchos usos que le damos a los drones es la grabación de vídeos en modo autónomo, una opción muy usada, por ejemplo, entre practicantes de deportes como el surf o el motorismo, que quieren dejar registradas sus hazañas pero no tienen ni el tiempo ni la capacidad de estar operando sus drones mientras las llevan a cabo.
Sin embargo, algo de lo que carecen esta clase de grabaciones es de sensibilidad artística: son funcionales, porque logran seguir con su cámara la acción, pero desconocen las preferencias visuales de los humanos.
Pero un equipo de investigadores del Instituto de Robótica de la Univ. Carnegie Mellon se ha propuesto solucionar este problema y acaban de publicar los resultados de su investigación. El título de la misma es "¿Puede un robot de convertirse en director de cine? Aprendiendo los principios artísticos de la cinematografía aérea".
"El dron toma posición con el objetivo de registrar los aspectos más importantes de una escena, entendiendo de forma autónoma el contexto de la misma: dónde están los obstáculos, dónde están los actores... y es capaz de razonar sobre qué perspectivas harán visualmente más interesante al escena, así sobre cuáles le permitirán permanecer a salvo y no chocar".
Cuantificar el arte y convertirlo en algoritmos
Claro está, cuantificar matemáticamente algo tan subjetivo como el interés artístico de una toma resulta problemático, de modo que el equipo optó por recurrir a una técnica llamada aprendizaje por refuerzo profundo.
Pidieron a varias personas que puntuaran el atractivo visual de varias tomas alternativas para una misma acción, en la que variaban aspectos como la perspectiva, la distancia y la posición del actor en la pantalla (o la frecuencia con que cambiaban esos elementos a lo largo de la toma), y eso permitió que la IA aprendiese los patrones que, en principio, tenían en común las escenas mejor valoradas.
Rogerio Bonatti, responsable del equipo de investigadores, afirma que uno de los aspectos en los que destaca su IA es a la hora de evitar las oclusiones (esto es, las ocasiones en las que los actores quedan involuntariamente tapados por obstáculos).
Hay que recordar que, al contrario que los sistemas hoy existentes, el sistema desarrollado por Bonatti y los suyos no requiere del uso de localizadores GPS, sino que sigue a los actores de forma inteligente, anticipando su trayectoria mediante algoritmos y cartografiando el entorno mediante LiDAR.
Bonatti, pese al título de su investigación, procura rebajar las expectativas: nada de drones directores de cine, "el objetivo de esta investigación no es el de reemplazar a los humanos; no va a existir un mercado [de estos drones] para profesionales de cine. La idea es democratizar la cinematografía con drones".
Como objetivo a futuro, Sebastian Scherer, otro integrante del equipo investigador, apunta a que una función que podrían incorporar esta clase de aparatos sería la de personalizar las preferencias artísticas en base a un determinado género cinematográfico o director.
Vía | Inverse
Imagen | Pexels
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