El pasado mes de julio, Elon Musk presentó los últimos avances en el desarrollo de Neuralink, su proyecto para crear una interfaz cerebro-ordenador mediante el uso de sensores capaces de leer nuestra mente que se implantarían "cosiendo" hilos microscópicos en nuestro cerebro.
Desde entonces la compañía (que ha más que duplicado desde agosto su plantilla, habiendo pasado de 20 a 45 empleados) había mantenido un perfil mediático bajo, sobre todo en comparación con otras compañías capitaneadas por el multimillonario sudafricano.
Sin embargo, Musk destaca por su facilidad para generar titulares, haya o no avances tecnológicos que los justifiquen. En esta ocasión, el revuelo lo ha causado su aparición en el podcast de Lex Fridman sobre Inteligencia Artificial, durante la cual ha afirmado que Neuralink podrá "curar muchas enfermedades relacionadas con el cerebro".
Musk pretende curar lo incurable
Nada novedoso hasta ahí: no es la primera vez que promete que su producto podría ser de ayuda para personas que sufren esquizofrenia o síndrome de Alzheimer. Sin embargo, en esta ocasión ha incluido entre dichas enfermedades
"cualquier cosa, como el autismo o la pérdida de memoria [...] los padres que no pueden recordar el nombre de sus hijos, y esa clase de cosas".
Musk intentaba explicar en esa parte de la conversación posibles modos en que Neuralink podría tener un "impacto positivo en el mundo"... pero la inclusión del autismo como "enfermedad" ha causado polémica. El Centro para el Control de Enfermedades de EE.UU. no lo considera una enfermedad, sino "una discapacidad del desarrollo que pueden provocar impactos sociales y comunicativos y problemas de comportamiento".
"La experiencia de cada persona con autismo es totalmente única y del mismo modo no hay un único 'autismo,' no hay 'una cura' [para el mismo]", según explica en Mashable Thomas W. Frazier, director científico de Autism Speaks. El consenso entre la comunidad médica es que debe abordarse como parte de la identidad de la persona y no como un problema que deba ser "solucionado".
Por otra parte, si bien es cierto que hoy en día se investiga con implantes cerebrales que estimulan eléctricamente regiones concretas del cerebro para tratar el Alzheimer, eso tiene poco que ver con el concepto de interfaz cerebro-ordenador.
No sería la primera vez que Musk no se piensa lo que dice
Lo cierto es que, al no haber desarrollado más sus afirmaciones, ni siquiera puede descartarse que Musk haya malinterpretado el concepto de 'autismo', o que no lo mencionase sencillamente por ser el primer trastorno relacionado con la mente que le vino a la cabeza.
No es esta la primera vez (ni apostaríamos a que fuera la última) que Musk no se piensa bien unas declaraciones o una publicación en una red social. Recordemos que ya tuvo que dimitir como presidente de Tesla a raíz de un tuit escrito de manera impulsiva, o los problemas que generó en su relación con la NASA que fumase marihuana durante la realización de otro podcast. Y eso por no mencionar las constantes polémicas por sus afirmaciones sobre la capacidad de autoconducción de los Tesla.
Cuidado: una mente fusionada con la IA podría dejar de ser mente
Sin embargo, pese a su empeño en destacar los "impactos positivos" de Nueralink, se alzan voces que afirman que Musk no sabe lo que está haciendo con Neuralink (y esto va mucho más allá de una mención innecesaria al autismo).
Recordemos que, más allá de promesas sobre enfermedades mentales, y de la posibilidad de facilitar nuestra interacción con los ordenadores, los planes a largo plazo de Musk para Neuralink están motivados por el principio "si no puedes con tu enemigo, únete a él" con el que pretende evitar que nuestra especie se ve relegada en el futuro por la IA:
"Esto va a sonar bastante raro, pero en última instancia, lograremos establecer una relación simbiótica con la inteligencia artificial".
Susan Schneider, profesora de ciencia cognitiva, directora del grupo de investigación 'AI, Mind and Society' de la Univ. de Connecticut, y autora del libro 'Artificial You: AI and the Future of Your Mind', cree que esa es una muy mala idea.
Mala nivel 'suicidio', concretamente, pues favorece que con el tiempo puedan difundirse ideas transhumanistas que reivindicasen la idea de que, contando ya con una copia digital de nuestros patrones cerebrales y recuerdos, el cerebro pasaría a ser sólo "carne redundante" y prescindible.
Eso podría llevar, según Schneider, a un suicidio rápido (por eliminación del cerebro biológico) o a uno lento (por sustitución de partes concretas del cerebro por componentes de IA, hasta que ésta tomara el control del mismo y, con el tiempo, la mente humana dejara de existir. Según Schneider,
"el resultado es claro. Debemos ser escépticos ante cualquier sugerencia de que los humanos puedan fusionarse con la IA".
Vía | Mashable & Financial Times
Imagen | Needpix
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