La cobertura 5G global por roaming satelital ya está más cerca. Y la empresa que quiere hacerlo posible es española

Hay tecnologías que nacen porque alguien las hizo posibles, pero pueden pasar años o décadas hasta que alguien les encuentra un uso que las hace masivas. Por ejemplo, Gorilla Glass, nacido de investigaciones de los años sesenta del siglo XX, que no fue lanzado comercialmente hasta 2007. Hoy hay un Gorilla Glass casi en cada bolsillo.

Otras tecnologías nacen como respuesta a una necesidad del mercado, a un requerimento de negocio. Por ejemplo, llevar conexiones no-terrestres a un estándar móvil. O eso cuenta Marco Guadalupi, CTO de Sateliot, una startup catalana de la que os hablamos hace unos meses y que está dispuesta a revolucionar de forma silenciosa la conectividad de las zonas desconectadas.

Roaming transparente

La 3GPP, la organización que dibuja los estándares de las comunicaciones móviles, definió al 5G como el primer estándar móvil que no solo permitía conexiones por antenas terrestres, sino también satelitales.

Esa posibilidad abrió los ojos de un grupo de profesionales de la industria liderado por Jaume Sanpera, que vieron cómo una tormenta perfecta estaba esperando alguien que implementase el negocio: ese nuevo estándar, una industria móvil más que consolidada, y la era de lanzadores asequibles para enviar satélites al espacio a un precio muy inferior al de hace unos años.

Soyuz o SpaceX venden su excedente de carga, habitualmente de unos pocos centenares de kilos, en lugar de rellenarlos con pesos, y así evitarse recalcular cargas y distribuciones. Y de ello se aprovechan empresas como Sateliot, que hizo su primer lanzamiento desde Kazajistán a bordo de un Soyuz... y planea lanzar su primer plano orbital a principios de 2023.

Con esos satélites empezará a poder ofrecer cobertura global a quien se conecte a su red, pero tienen claro cuál es su cliente objetivo. "Las operadoras. En ellas nos centramos. No somos su competencia, las complementamos", explica Guadalupi. "Si ellas se conectan a nuestros satélites podrán ofrecer roaming de forma transparente a sus clientes. Cuando no tengan cobertura porque están en una zona rural o en otro país, nosotros podremos darle cobertura".

Y ahí está otra de las grandes novedades de esta solución: solo hace falta una actualización de firmware sobre los chipsets ya existentes, ni siquiera hace falta un chipset nuevo y específico para ello, gracias a la definición del estándar, que contempla la conectividad no-terrestre.

De todas formas, para ese escenario falta algo más de tiempo. Al menos para que cualquier persona pueda conectarse vía roaming y hacer funcionar su smartphone con normalidad. Ahí entra en juego el retraso de la señal en función de la cantidad de satélites que haya desplegados.

Un solo satélite ya da cobertura global, pero apenas dos instantes por día y punto del planeta. Según se van añadiendo más satélites y más planos orbitales, en más instantes del día se va obteniendo cobertura.

El satélite de Sateliot, listo para el lanzamiento. Imagen: Sateliot.

Y ahí es donde entra la segunda parte de la ecuación de Sateliot: la conectividad de objetos, entendiendo "objetos" en su definición más amplia: desde mochilas a bicis pasando por mascotas, plantaciones agrícolas, contenedores de logística... Cualquier ente donde sea potencialmente interesante aplicar conectividad.

256 satélites para 2025

Y ahí se tira de imaginación. O de negocio. Y de entender, en función del número de satélites que haya ido lanzando Sateliot en cada año, el tiempo de respuesta, y cómo se va adecuando a cada necesidad.

Por ejemplo, con cobertura durante dos instantes al día podemos hablar de algo suficiente para sectores donde sea conveniente conocer una posición o un estado con esa recurrencia. Como los datos que los sensores de una plantación agrícola envíen en esos intervalos. "En esos sectores ya no solo es que no haga falta más, es que es interesante ajustarlo mucho para ahorrar batería, hablamos de baterías que duran años", dice Marco.

Otros sectores tal vez requieran una actualización cada dos horas. Otros, cada diez minutos. Conforme más satélites orbiten, más se reducirá ese tiempo.

El plan pasa por tener 256 satélites en 2025, algo que logrará "tiempo casi real", según la empresa. Y más adelante, llegar a los 500 satélites, cifra con la que sí se podrá plantear la conectividad global incluso para smartphones. "Iremos incrementando el número de satélites en función de lo que vaya dictando el mercado", comenta el CTO.

Muchos usos potenciales, pero un cliente entre ceja y ceja: las operadoras. De hecho, sus primeras pruebas y el primer acuerdo, anunciado este verano, se cerró de la mano de Telefónica. Inicialmente, con la conectividad de objetos. Más adelante, quizás empecemos a ver reclamos comerciales como roaming asequible con cobertura global.

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