Imagínate que estás buscando el mejor sistema "inteligente" para equipar tu casa con iluminación, sensores y otros dispositivos. Tras mucho investigar te decides por Revolv, un hub circular que centralizaba la comunicación de numerosos sistemas (puertas, alarmas, sensores, etc.), y comienzas a dotar a tu hogar de dispositivos compatibles. Después de gastarte cientos de euros, Nest (sí, Google) compra Revolv y, año y poco después, anuncia que Revolv dejará de funcionar.
"A partir del 15 de mayo de 2016, tu hub Revolv y la aplicación dejará de funcionar", anunciaba la empresa en un escueto comunicado. Esto se traduce en que todos los dispositivos Revolv quedarán de adorno o, como dice Arlo Gilbert, conocido emprendedor y un enfadado cliente, básicamente les han vendido una "lata de hummus". ¿Las razones? Centrarse en el desarrollo de Nest.
"Es un "que te jodan" descarado a todas las personas que confiaron en ellos y compraron su hardware. No publicaron este aviso hasta mucho después de que Google hiciera la adquisición, así que esas son las palabras de Google bajo la dirección de Tony Fadell. También merece la pena destacar que aunque tienen mi dirección de correo, la única forma de conocer este motín del IoT es visitar la web de Revolv", explica Gilbert.
Puede que Revolv no fuera un sistema excesivamente conocido ni tuviera muchos usuarios, pero la decisión de Nest nos pone sobre aviso de lo que puede llegar en un futuro: no sólo Nest puede "colarse" en tu hogar y desactivar cuando les plazca uno de sus productos o servicios, sino que se ha atrevido a hacerlo.
Si compras un producto Nest, un Chromecast o cualquier otro dispositivo de Google, ¿sería normal que tras el año de garantía se reservaran el derecho a "apagarlo" y dejarlo sin funcionar para siempre? No. Gilbert también inicia un debate interesante: "¿traerá la era del Internet de las cosas el fin del concepto de propiedad?" Desde luego, es como para pensárselo dos veces antes de comprar cualquier dispositivo Nest.
Vía | Business Insider
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