Que nos llevemos el ordenador al bolsillo es algo que prácticamente hemos asimilado, pero nos tendremos que acostumbrar a ver que se alojarán en lugares mucho más pequeños. Sino echad un vistazo al trabajo que han realizado con Michigan Micro Mote (M^3).
En un tamaño tan reducido como un grano de arroz, o un cubo de un milímetro cuadrado de base, nos encontramos con uno de los ordenadores más pequeños que se hayan construido. Con un desarrollo por la Universidad de Michigan durante más de diez años, el resultado final es el M^3 que podéis ver descansar sobre el canto de la moneda.
Una tostadora o una cerradura no van a necesitar potencia de proceso, pero sí un hardware asequible, pequeño y que consuma poco. M^3 puede ser la respuesta
Con el “Internet de las cosas” expandiéndose sin remedio, una solución tan diminuta tiene muchas papeletas para llamar la atención y terminar convirtiéndose en el cerebro de muchos elementos conectados. Otra cuestión es conocer qué es capaz de hacer el diminuto hardware.Por lo pronto, el pequeño M^3 tiene capacidad para gestionar fotos que le lleguen desde una camera conectada - no hablan sobre tamaño -, o registrar niveles de presión o temperaturas. Puede que no sea un portento en potencia de proceso, pero sus creadores creen que el microcomputador encontrará cobijo en el mundo médico, también en la industria del petróleo.
Hablando de médicos, aprovechando el minúsculo tamaño de M^3, se contempla la posibilidad de “inyectar" el dispositivo en el cuerpo, a nivel de la piel, con la intención de leer los parámetros antes citados, y sin la necesidad de llevar un gadget encima.
¿Cómo podría interesar a las petroleras algo así? Pues nos cuentan que sería de utilizar tener dispositivos que puedan bajar a los pozos de petróleo para ayudar a detectar bolsas de petróleo con su capacidad de proceso. No nos dan demasiada información sobre el proceso, pero ahí está el interés.
Una tercera aplicación práctica que describen sus creadores es la de gadgets para no perder objetos. Anclar un M^3 a unas llaves, una maleta, o cualquier otra cosa que consideremos de valor, y luego usar un sistema central para conocer su localización. El hardware final a añadir sería tan pequeño que no molestaría en el diseño final del producto a localizar.
Autonomía y sistema de control
Para sus desarrolladores, el mayor problema para crear un dispositivo autónomo y pequeño no está en la capacidad de proceso en sí, sino en la autonomía del mismo. Por esto, la prioridad era crear algo que consumiera realmente poco, para que la batería tuviera un tamaño pequeño y no destroce el concepto.
Sin teclados, ratones, o pantallas, aquellos que quieran sacar partido del Michigan Micro Mote (M^3), tendrán que ingeniárselas y buscar sistemas especiales de comunicación. Uno de sus puntos más interesantes - y poco descritos - es la posibilidad de recibir datos a través de una luz de alta frecuencia. Una vez procesada esa información, M^3 puede responder mediante radiofrecuencia.
El microcomputador M^3 no es un proyecto de laboratorio, está listo para entrar en producción en cualquier momento. La industria tiene los ojos puestos en el “Internet de las cosas” con nombres como Intel, posicionados en primer lugar, atentos a no perder comba, como les ocurrió con la explosión de los smartphones.
Vía | Cnet
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