Su embalse estaba destinado a irrigar los cultivos de su entorno
La sequía presente ha hecho esto más palpable que nunca, pero la buena gestión del agua siempre ha sido clave para los habitantes de la península Ibérica. Los distintos reinos musulmanes que dominaron lo que hoy es Andalucía lo sabían bien.
El embalse del siglo XII. Prueba de ello es el embalse recientemente estudiado por un equipo de la Universidad de Sevilla, datado por estos en la segunda mitad de la década de 1150. El estudio ha permitido conocer las dimensiones de la infraestructura y del embalse que creaba, así como su función: la de aportar agua a los huertos de su entorno.
Los restos de esta presa medieval se encuentran en el noreste de la provincia de Jaén, en el término municipal de Segura de la Sierra, cerca del punto de unión entre el río Trujala y el arroyo de la Albuhera. El embalse de la Albuhera, o mar de la Albuhera se habría extendido a lo largo de seis hectáreas, generando un perímetro costero de dos kilómetros, según las estimaciones del equipo encargado de realizar el análisis.
Los 0,18 hectómetros cúbicos de agua embalsada habrían sido suficientes para la irrigar 145 hectáreas en lo que hoy día es. Esto, explican los investigadores poniendo en contexto, sería hoy en día suficiente para abastecer a una población de 27.000 personas durante un año.
Una presa de 14 metros. De la presa que una vez sostuvo toda esta agua queda bien poco: solo el estribo izquierdo y la base del derecho permanecen en su sitio. Río abajo los investigadores encontraron algunos escombros que habrían pertenecido a esta presa y habrían sido arrastrados por la corriente tras su destrucción.
La altura de la presa habría alcanzado los 14 metros de altura con una anchura de 11 metros. La longitud de coronación (la longitud en la parte superior de la presa) habría alcanzado los 40 metros.
Drones, SIG y carbono-14. El análisis de la presa abarcó diversas metodologías. Para estimar las dimensiones del embalse los investigadores recurrieron a un estudio del terreno a través de drones, cuyos datos fueron interpretados a través de los llamados sistemas de información geográfica (SIG), aplicaciones informáticas dedicadas a esta función.
La datación se hizo por radiocarbono (carbono-14). Los resultados de esta prueba validaron las fuentes historiográficas que mencionaban a Ibn Hamušk, gobernador de Segura en aquella era, como promotor de esta obra. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista del CSIC Al-Qanṭara.
Màrib, como modelo. Historiografía y datación científica coinciden por tanto en situar esta presa en lo que hoy conocemos como el segundo periodo de Taifas en Al Andalus. La presa, explican los responsab les de la investigación, fue descrita por el geógrafo granadino al-Zuhrī.
El territorio en el que se construyó estaba controlado entonces por Ibn Mardanīš, emir de la taifa de Murcia, y su suegro Ibn Hamušk, gobernador de Segura. La de Murcia sería la última taifa en sucumbir, poco después a la presión de los almohades.
Otro detalle curioso que nos deja la historiografía de la época es que esta presa tomó como referencia fue la “gran presa de Màrib”, una infraestructura construida en la antigüedad. La caída de esta presa, sucedida en el siglo VI fue tan relevante que aparece incluso referenciada en el Corán.
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Imagen | Universidad de Sevilla
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