IBM, Intel, Google, IonQ o Honeywell son algunas de las empresas que han apostado con más contundencia por la puesta a punto de ordenadores cuánticos. Algunas han apostado por los cúbits superconductores, y otras por las trampas de iones, pero el pulso de todas es firme. Estas cinco compañías son estadounidenses, pero no son en absoluto las únicas que han tomado este camino. Y es que esta tecnología no está solo en las manos de los Gobiernos y las grandes corporaciones.
Varias empresas emergentes también se han metido a fondo en este mercado, y algunas de ellas, como la china SpinQ o la australiana Quantum Brilliance, tienen entre manos innovaciones muy prometedoras. Europa tiene un papel muy importante en el ámbito de la investigación en computación cuántica. De hecho, la División Teórica del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica alojado en Garching (Alemania) y dirigido por el físico español Ignacio Cirac es una referencia mundial.
Sin embargo, el Viejo Continente está actuando como un suplente en este terreno de juego. Y es una lástima. El rapidísimo desarrollo que han experimentado durante los últimos cinco años nos invita a prever que a medio plazo los ordenadores cuánticos convivirán con los superordenadores clásicos para ayudarnos a resolver algunos de los desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Y Europa está perdiendo este tren. Afortunadamente, Alemania parece que va a aplicarse en serio.
3.000 millones de euros para desarrollar un ordenador cuántico universal
Antes de seguir adelante merece la pena que nos detengamos un momento para repasar qué es un ordenador cuántico universal. En la conversación que mantuvimos con él en junio de 2021 Ignacio Cirac nos explicó que para él los ordenadores cuánticos actuales son prototipos. Y lo son sobre todo debido a que carecen de la capacidad de enmendar sus propios errores, lo que les impide enfrentarse a la resolución de problemas realmente significativos. En algunos contextos a estos prototipos ya se les considera ordenadores cuánticos universales, pero el final del camino en cualquier caso son las máquinas dotadas de corrección de errores.
Sea como sea el plan del Gobierno alemán consiste en invertir un total de 3.000 millones de euros a corto plazo con el propósito de poner a punto un ordenador cuántico de 100 cúbits en 2026. No obstante, este será solo el punto de partida debido a que su itinerario prevé refinarlo para conseguir que en poco tiempo su capacidad de procesamiento se incremente hasta los 500 cúbits. Para poner esta cifra en perspectiva nos interesa recordar que Osprey, el procesador cuántico más avanzado que tiene IBM actualmente, incorpora 433 cúbits.
No obstante, esta compañía estadounidense planea tener listo Condor, su procesador cuántico de 1.121 cúbits, a finales de 2023. El ritmo de desarrollo de IBM en el terreno de juego de la computación cuántica es tan rápido que prevé disponer de la capacidad de corregir errores a partir de 2026. La máquina que quiere poner a punto Alemania no va a ser tan avanzada como la más sofisticada de IBM, pero será lo suficientemente capaz para colocar a este país centroeuropeo a la cabeza del ecosistema de computación cuántica del Viejo Continente.
Bettina Stark-Watzinger, la ministra federal de Educación e Investigación del Gobierno alemán, ha declarado que esta iniciativa persigue colocar a Alemania en la punta de lanza mundial de las tecnologías cuánticas y respaldar su liderazgo tecnológico. No obstante, ante todo aspira a contribuir al desarrollo de soluciones que permitan a la humanidad lidiar con algunos de los desafíos más imponentes a los que se enfrenta, como la investigación en el ámbito del clima, la energía, la salud, la movilidad o la seguridad. Confiemos en que otros países europeos sigan los pasos de Alemania y también apuesten con contundencia por esta disciplina.
Imagen de portada: IBM
Más información: The Quantum Insider
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