Si vives en Catalunya quizás hayas visto extrañado cómo a lo largo de los últimos meses una avioneta sobrevolaba zonas boscosas, a baja altura y sin seguir ninguna ruta aparentemente definida. Lo más sorprendente no es sin embargo por dónde o cómo vuelo, sino cuál es su objetivo: ni más ni menos que lanzar haces láser sobre las copas de las encinas, pinos y robles, arbustos, matorrales y demás vegetación de los bosques de la región. Todo para conocerlos con mayor detalle.
Una revisión de aquel viejo refrán de "que los árboles no te impidan ver el bosque", solo que en una versión del siglo XXI, con avioneta y mapeo láser incluidos.
¿Qué pinta esa avioneta ahí? A lo largo de los últimos meses es probable que más de un vecino de Cataluña, sobre todo los que viven más próximos a zonas boscosas, se hayan hecho esa o una pregunta similar. La historia la relata El Periódico: desde hace un tiempo una pequeña aeronave se está dedicando a sobrevolar la región a baja altura, centrándose sobre todo en las arboledas.
Sus maniobras tienen sin embargo poco de misterioso, que (ojo) no de espectacular. El encargado de los vuelos es el Institut Cartogràfic u Geològic de Catalunya (ICGC) y su objetivo es recabar desde las alturas datos de los que echa mano el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF).
¿Y cómo consigue los datos? He ahí lo más interesante. Los técnicos que viajaban a bordo de la avioneta no se dedican a sacar fotografías o tomar notas a vista de pájaro. La herramienta a la que recurren es mucho más precisa y útil para que los científicos puedan, por ejemplo, hacerse una idea de la salud de la arboleda: LiDAR, siglas de Laser Imaging Detection and Ranging.
Su funcionamiento es relativamente sencillo, al menos sobre el papel: se lanza un haz láser hacia una objeto o superficie para que rebote y calcular después el tiempo que tarda en captarse su reflejo. Gracias a ese proceso los técnicos pueden determinar la distancia que hay entre la fuente emisora y su "diana".
¿Para qué sirve en Cataluña? Para conocer mejor sus bosques. Con la información los técnicos pueden mapear las arboledas, conocer el relieve del terreno, precisar la altura de la vegetación y estudiar su estado. "Descubrir si hay sotobosque o no y comprobar la heterogeneidad u homogeneidad de la vegetación es clave para evaluar la salud de cada bosque", reconoce a El Periódico Jordi Vayreda, de CREAF.
Con esos datos sobre la mesa pueden valorarse aspectos como el riesgo de incendio o conocer en mayor detalle la vegetación. No es su única herramienta, claro. Para otros análisis, como el centrado en los efectos de la sequía, se usan Sentinel.
¿Es la primera vez que se usa? No. El LISAR ya se usó en otras ocasiones en Cataluña, como en los vuelos realizados entre 2008 y 2011 o de 2015 a 2016 para mapear la región. "Los datos permiten cartografiar cambios discretos a una resolución muy alta, cubriendo grandes áreas de forma uniforme y muy precisa", explican desde el ICGC, que aclara que la cobertura arbustiva de los bosques catalanes es a día de hoy "una variable muy mal determinada".
"Esta cubierta es muchas veces la responsable de la rápida proliferación del fuego y el desconocimiento dificulta la posibilidad de realizar una buena gestión del bosque para luchar contra los grandes incendios forestales o conocer los impactos del cambio climático en el decaimiento de los bosques o la pérdida de biodiversidad", abunda el organismo. Sus técnicos disponen de los mapas logrados con los proyectos LiDARCAT 1 y 2 e IFN4.
¿Solo se ha usado en Cataluña? La respuesta es de nuevo negativa. Como destacan desde la Universidad Politécnica de Madrid la tecnología, que arrancó con aplicaciones científicas ya en la década de 1960, ha desempeñado un papel muy relevante en el mapeado áreas específicas. Gracias a ella hemos descubierto un patrimonio maya o ampliado nuestro conocimiento sobre Teotihuacán.
Incluso la NASA ha recurrido a LiDAR, tanto para preparar la exploración del Polo Sur lunar como conocer los bosques del planeta. Ese es el propósito por ejemplo de la misión GEDI, desarrollada por la agencia y la Universidad de Maryland y que usa precisamente la tecnología para obtener observaciones de alta resolución de la estructura 3D de la Tierra y mapear áreas forestales remotas, un dato interesante por ejemplo para trazar estrategias más efectivas para la captura de CO2.
Imágenes: Kees Torn (Flickr) y ICGC
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