Los científicos también quieren aprovechar la fiebre de los NFTs. Estos tokens digitales llegaron con la promesa de revolucionar el arte y el coleccionismo, pero también se están empezando a utilizar para descubrimientos, innovaciones o publicaciones científicas.
A mediados de junio era Tim Berners-Lee, el creador de la World Wide Web (WWW), quien se apuntaba a los NFTs. No es el único ingeniero y científico que ha visto en estos tokens una posibilidad de crear un identificador único para su trabajo y venderlo como coleccionismo histórico.
Desde premios Nobel hasta pioneros de CRISPR
Para Berners Lee, los NFTs son "la forma de propiedad más apropiada que existe" para representar el código que creó la base del internet que conocemos. Para acompañar la subasta se incluirá una animación de la visualización del código, así como una copia del manuscrito "Information Management: A Proposal".
El PDF es accesible gratuitamente desde la web del CERN y parte de la animación os la dejamos a continuación. Sin embargo, ese NFT será la representación oficial de ese código histórico. Y lo será porque el mismo Berners Lee así lo ha querido establecer.
De manera equivalente al código de la web, otros científicos están empezando a fijarse en los NFTs como una manera de obtener beneficios económicos por sus innovaciones que han cambiado el mundo. Unos beneficiados adicionales a posibles premios o reconocimientos.
La creación de estos NFTs está consiguiendo miles de euros en subastas, algo que están aprovechando los científicos y no siempre para su propio interés personal, pues en muchas de estas ocasiones el dinero obtenido va a parar a financiar futuras investigaciones o realizar donaciones, según describe Nature.
El pasado 8 de junio, la Universidad de Berkeley subastó un NFT basado en documentos relacionados con el trabajo de James Allison, investigador del cáncer y ganador del premio Nobel. Fue un movimiento pionero, pues estuvo organizado por la propia universidad. En total se consiguió subastar el NFT por más de 50.000 dólares.
Realizada en la plataforma Foundation, el NFT se vendió por 22 ETH, equivalente a unos 50.000 dólares, según su valor en ese momento. Durante el proceso, la Universidad de Berkeley se quedó con el 85%, que destinarán a futuras investigaciones. El comprador en este caso estaba en casa, pues fue un grupo de 31 ex-alumnos de la universidad donde se incluían miembros de un grupo de defensores del blockchain.
También a mediados de junio, la Fuerza Espacial de los EE.UU inició una venta de NFTs con imágenes de realidad aumentada de satélites y reconocidos iconos, como por ejemplo el astronauta Neil Armstrong.
George Church, el reconocido profesor de genética de Harvard que persigue poder rejuvenecer, también ha comenzado a vender una NFT del genoma. El investigador que ayudó a crear el Proyecto Genoma Humano ahora ha abrazado estos tokens a través de su startup Nebula.
Hay quien ya trabaja en crear normas para la creación de NFTs dentro del mundo científico
El debate sobre los NFTs en el mundo científico es equivalente al que hay en el arte u otras disciplinas. Existen críticas al NFT por ser un mero instrumento especulativo y hay quien lo defiende por ser una vía por la que estrechar el vínculo con los descubridores, incentivar el alcance de estos trabajos o ser un nuevo método para recaudar fondos, debido a las grandes cantidades que están consiguiendo las subastas de NFTs.
Algunos defensores de esta tecnología apuestan porque los NFTs de estos trabajos históricos sigan un patrón y abogan por definir un estándar que permita que los trabajos científicos sean fácilmente identificables mediante su NFT. Entre las características que deberían configurarse está el título original de la obra, enlaces a bases de datos como DOI o PubmedID, un enlace IPFS al trabajo y un código ISCC.
The minimal payload for NFTs for science papers: As defined by @soenkeba, @EtzrodtMartin, @skywatcher1975, @gflaesch. A meaningful image (like the authors, a key image of their results or both together). Title separated, should be the original title to uniquely identify the paper
— soenkeba (@soenkeba) March 12, 2021
La premio Nobel, Jennifer Doudna, una de las pioneras de CRISP, también verá como su trabajo se ve referenciado en un NFT. Aunque la universidad de Berkeley está analizando hasta qué punto su patente puede verse afectada.
En el caso de NFTs relacionados con la genética, estos tokens también pueden servir para facilitar el seguimiento y la trazabilidad de en qué manos se encuentra la información de ese genoma, sea una farmacéutica que quiere trabajar con esa información o si ha acabado en algún otro sitio para investigación. Los NFTs aquí se presentan como una forma ordenada de monitorizar dónde acaba información tan sensible.
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