Invertir en ciencia de vanguardia realmente merece la pena. El conocimiento por el conocimiento, por el mero hecho de entender mejor las reglas naturales que rigen el universo del que formamos parte, justifica el esfuerzo que hacen los científicos en ámbitos de investigación muy diferentes. No obstante, si nos ceñimos a lo puramente económico también merece la pena invertir en ciencia. Durante la conversación que mantuvimos con él, el físico y divulgador Javier Santaolalla nos aseguró que España recupera el dinero que invierte en el CERN con un retorno del 300%.
Según Carlos Alejaldre, el exdirector general del CIEMAT, la inversión pública en ciencia puede tener un impacto muy importante en nuestro PIB y tiene la capacidad de generar miles de empleos directos e indirectos. Esta afirmación no es una elucubración teórica. De hecho, se ha visto respaldada por la puesta en marcha de un importantísimo proyecto vinculado a ITER que dejará en las arcas de la industria española buena parte de los 100 millones de euros que costará el diseño y la fabricación del sistema de calentamiento del plasma utilizado por este reactor experimental de fusión nuclear.
Por otro lado, el físico español del CERN Santiago Folgueras me explicó durante la conversación que mantuve con él a principios del pasado mes de diciembre que la investigación en ciencia entrega grandes avances tecnológicos a la sociedad. Si no hay personas haciendo ciencia esto no ocurre. Además, estos desarrollos tecnológicos llegan gratis a la sociedad porque no producen patentes. Precisamente del CERN han salido algunas de las innovaciones que forman parte del día a día de muchas personas, como la world wide web, los sistemas de crioterapia o criogenia que ya están llegando a la sociedad o la tecnología de levitación magnética. Y ahora tiene entre manos algo apasionante.
El CERN tiene un detector "doméstico" muy prometedor en la lucha contra el cáncer
Como acabamos de ver, muchas de las tecnologías desarrolladas por los científicos del CERN u otros centros de investigación punteros para resolver los desafíos que se les presentan tienen un impacto directo en la sociedad. Con un poco de suerte es posible que estemos en las puertas de un nuevo hito en este ámbito. Y es que Timepix3, un pequeño detector de partículas desarrollado en el CERN, está demostrando que puede ser utilizado para mucho más que para llevar a cabo investigación fundamental en el apasionante ámbito de la física de partículas.
Uno de los métodos más avanzados que están siendo utilizados actualmente para combatir los tumores en la cabeza y el cuello consiste en irradiarlos con un haz de iones
Uno de los métodos más avanzados que están siendo utilizados actualmente para combatir los tumores en la cabeza y el cuello consiste en irradiarlos con un haz de iones que previamente ha sido minuciosamente calibrado para que ejerza su máximo efecto justo en la zona afectada por el tumor. El problema es que este haz de partículas también afecta inevitablemente a algunos tejidos sanos alojados en las proximidades del tumor, y cuando el tratamiento se está llevando a cabo en el cerebro estos "daños colaterales" pueden ser muy dañinos para el paciente. Lo ideal es que el haz de iones descargue la máxima energía posible sobre el tumor y afecte lo mínimo posible a los tejidos circundantes, pero la tecnología actual no permite controlar los iones con la precisión necesaria.
Este es el contexto en el que la compañía checa ADVACAM está reclamando el protagonismo. Y es que esta empresa ha desarrollado un dispositivo de imagen muy sofisticado que incorpora el detector de partículas Timepix3 desarrollado por el CERN con el propósito de hacer posible un seguimiento mucho más preciso del haz de iones cuando penetra en la cabeza o el cuello del paciente. De hecho, Timepix3 es incluso capaz de identificar las partículas secundarias que se originan durante el viaje de los iones a través de los tejidos del paciente. Parece ciencia ficción, pero no lo es. Solo es ciencia. Ciencia de vanguardia, eso sí.
Conocer con precisión la trayectoria exacta que sigue cada una de las partículas del haz de iones, y también las partículas secundarias, es fundamental para ajustar con la máxima precisión posible el tratamiento del paciente. Hasta ahora esta información no estaba disponible, por lo que el dispositivo de imagen de ADVACAM, que todavía se encuentra en fase de pruebas, tiene la capacidad de ayudar a los médicos a refinar mucho más su lucha contra algunos tipos de tumores.
Lo más impactante es que la tecnología de este ingenio, la innovación que lo ha hecho posible, es esencialmente la misma utilizada para detectar partículas subatómicas durante las colisiones que tienen lugar en el LHC (Gran Colisionador de Hadrones) del CERN. Una vez más el dinero público que se ha invertido en esta institución de investigación con un poco de suerte nos beneficiará a todos gracias a una aplicación médica que puede mejorar la vida de algunas personas. Crucemos los dedos para que el dispositivo de ADVACAM finalmente cumpla su propósito.
Imágenes | Heidelberg University Hospital - H.Schroeder | CERN
Más información | CERN
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