Una cueva en Francia escondía una extraña formación rocosa. Unos investigadores creen que podría tratarse de un mapa en 3D

Los mapas llevan acompañando a la humanidad desde tiempos inmemoriales. En los últimos años los arqueólogos han encontrado diversos objetos que nuestros antepasados del paleolítico podrían haber utilizado para orientarse en su día a día, para encontrar recursos o para organizar partidas de caza.

En tres dimensiones. El último de estos hallazgos tiene un curioso detalle que podría convertirlo en un hallazgo único. Se trata, especulan los científicos responsables de su descubrimiento, del mapa tridimensional más antiguo conocido.

20.000 años. Según las estimaciones de los arqueólogos, el mapa habría sido creado por los habitantes del lugar hace unos 20.000 años, durante el paleolítico superior. Esto lo convertiría en el mapa tridimensional más antiguo conocido.

Según explican los autores del hallazgo, este “mapa” habría sido obra de la acción humana y no una formación rocosa natural. Esto, sumado a las similitudes entre la excavación y el entorno cercano a la cueva, ha llevado a los responsables del estudio a concluir que esta formación no sería sino una representación de las colinas y valles colindantes. Es decir, un mapa del área.

Ségognole 3. El posible mapa se encuentra en la cueva conocida como Ségognole 3. Se trata de una cavidad ubicada en la cuenca de París, cerca de la capital francesa. Y este no es el primer hallazgo singular propuesto en este entorno.

En 2020, un grupo de investigadores (entre ellos un miembro del grupo que ahora ha dado cuenta del nuevo hallazgo) halló una formación rocosa excavada por humanos en la roca de la cueva. En esta veían la figura de unos genitales femeninos, una vulva que podría haber tenido algún tipo de función ritual encarnada en un flujo de agua planificado a través de esta formación antropogénica.

El agua, protagonista. El flujo del agua es también un elemento fundamental del mapa intuido por el equipo. Según el estudio realizado, recientemente publicado en la revista Oxford Journal of Archaeology, la roca de la cueva habría sido adaptada para que permitir el flujo del agua a través del presunto mapa, convirtiéndolo no solo en una representación del territorio, sino en parte de un sistema de canalización del agua en una cueva habitada por humanos hace milenios.

Pensamiento abstracto o pareidolia. Los autores del estudio destacan el hecho de que una representación como esta habría exigido una importante capacidad de abstracción por parte de sus creadores. “La precisión del dibujo de esta red hidrológica revela una reseñable capacidad para el pensamiento abstracto en quienes lo dibujaron en aquellos a quienes iba dirigido”, señala el equipo en su artículo.

Interpretar hallazgos como este es una tarea complicada, por lo que es importante considerar hipótesis alternativas. La relación entre el presunto mapa y la hidrología de la cueva puede implicar que el objetivo del trabajo de los habitantes de la cueva pudiera tener el objetivo de servir de canalización del agua de la cueva, reduciendo, por ejemplo, el riesgo de inundaciones o de la aparición de aguas estancadas.

Nuestro cerebro está “programado” para encontrar patrones en lo abstracto. Hablamos de pareidolia cuando esto nos lleva a ver rostros en lugares donde no los hay, pero este fenómeno también tiene variantes en otros contextos. Es por eso que no podemos descartar este tipo de hipótesis alternativas, sin olvidar tampoco que los humanos que habitaban Europa hace 20.000 años no eran tan distintos a nosotros y que su capacidad de abstracción tampoco debía ser significativamente inferior.

En Xataka | Este es el primer dibujo (conocido) hecho por nuestra especie, y tiene más de 73.000 años

Imagen | Gary Todd

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