El detector de partículas CODEX-b se está construyendo en Galicia y es una de las mejores bazas del CERN para hacer nueva física

El LHC, el gigantesco acelerador de partículas con una circunferencia de 27 km que el CERN tiene en la frontera entre Francia y Suiza, es una de las máquinas más sofisticadas creadas por el hombre. Su papel en el descubrimiento del bosón de Higgs, y confiemos en que también en futuros hallazgos igual de relevantes, es indiscutible.

Curiosamente, si lo miramos de cerca nos daremos cuenta de que convive con varias máquinas, si cabe, aún más complejas que él, que, además, son capaces de arrebatarle el protagonismo: los detectores. Estos dispositivos se encargan de leer y recoger la información originada durante las colisiones de los protones, y el volumen de datos que entregan a los científicos es monstruoso.

En un año de trabajo los detectores entregan a los investigadores varias decenas de millones de gigabytes de información que es necesario procesar minuciosamente

Durante un año de trabajo CMS, ATLAS, ALICE, LHCb, TOTEM, MoEDAL y LHCf, los siete detectores con los que cuenta el LHC, entregan a los investigadores varias decenas de millones de gigabytes de información que es necesario procesar y analizar minuciosamente para extraer nuevo conocimiento. Son, de alguna forma, las cámaras de fotos que nos permiten ver qué ha sucedido en cada experimento.

El análisis de este enorme volumen de información es la mejor herramienta que tienen los investigadores para elaborar nueva física. Y, precisamente, esa anhelada mejor comprensión de las leyes que rigen el universo requiere que los científicos pongan a punto aceleradores de partículas más energéticos y luminosos, y también nuevos detectores aún más sofisticados que los que ya tienen a su disposición. Como CODEX-b.

Esta ilustración recrea lo que sucedió durante una de las colisiones que han tenido lugar en la cámara del experimento ATLAS. Las partículas resultantes del choque recorren entre varios milímetros y varios metros de distancia antes de desintegrarse.

CODEX-b: el detector de partículas 'hecho en Galicia'

Los detectores tienen la enorme responsabilidad, como acabamos de ver, de identificar las partículas que se originan después de cada colisión y medir sus propiedades. El problema es que algunas de ellas son escurridizas. En realidad, todas lo son, pero algunas son tan esquivas que aún no han sido detectadas, por lo que por el momento nos vemos obligados a considerarlas partículas hipotéticas amparadas en las predicciones que nos permite hacer nuestra teoría de la física de partículas.

Las partículas de larga vida pertenecen a este grupo de partículas hipotéticas a las que los físicos quieren dar caza. La razón por la que resultan tan interesantes es que podrían tener un papel clave en nuestra comprensión de algunos de los fenómenos cosmológicos que aún no entendemos bien, como, por ejemplo, qué sucedió durante los primeros instantes de la formación del universo y cómo ha evolucionado hasta adquirir su composición actual.

El problema es que los detectores con los que trabaja codo con codo el LHC no son capaces de detectarlas. Encontrarlas requiere poner a punto un nuevo detector que tenga las características idóneas para identificar las propiedades que los físicos prevén que podrían tener. Y esto es, precisamente, lo que está haciendo un grupo de investigadores del Instituto Galego de Física de Altas Energías (IGFAE).

CODEX-b será instalado junto al experimento LHCb y tendrá la desafiante misión de dar con las partículas de larga vida

Cuando esté listo, el detector CODEX-b será instalado junto al experimento LHCb y tendrá la desafiante misión de dar con las partículas de larga vida. Quizá lo logre, o quizá no, pero, en cualquier caso, los científicos confían en que sea una herramienta crucial que nos permita bien encontrarlas, bien descartar su existencia en un plazo de tiempo máximo de una década. Pase lo que pase, sea cual sea el resultado, este experimento nos permitirá dar otro paso hacia delante.

Actualmente los investigadores del IGFAE no están construyendo CODEX-b; están trabajando en CODEX-beta, un prototipo más pequeño y más económico de CODEX-b que tiene una misión también muy importante: demostrar que la tecnología de detección de este ingenio es viable y llevar a cabo análisis preliminares. CODEX-beta estará listo, si todo va bien, en dos años, y cuando haya llevado a cabo su cometido comenzará la puesta a punto de CODEX-b con la esperanza de elaborar esa tan ansiada nueva física.

Imágenes | CERN

Más información | Instituto Galego de Física de Altas Energías

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