Puede que a veces creamos que conocemos bien ya nuestro planeta, cómo es y cómo fue, pero lo cierto es que aún nos queda por saber, sobre todo de lo segundo. Pero eso sí, las pistas están bien escondidas y en esta ocasión lo que ha desvelado información sobre la atmósfera primitiva de la Tierra es un trozo de hielo de hace 2,7 millones de años.
Un grupo de científicos ha dado con la pieza de hielo más antigua hasta ahora encontrada realizando excavaciones en la Antártida, y lo que permite el hallazgo, más allá de batir récord de antigüedad, es conocer algo más cómo era la atmósfera de hace millones de años. De hecho, es una muestra de gran valor científico por ello, según explican los investigadores de la Universidad de Princeton en su trabajo.
Un cubito que hace replantear lo que se pensaba sobre la concentración de dióxido de carbono en la antigüedad
El trozo de hielo tiene concretamente 2,7 millones de años de antigüedad, siendo 1,7 millones de años más que el hielo más antiguo que se había encontrado hasta ahora, según recuerda ScienceMag. De ahí que la información que puede aportar es tan valiosa, al permitir "viajar" a los científicos hasta esa edad terrestre en cuanto a composición química de la atmósfera.
¿Cubitos de cielo? Más o menos. Las pistas que da un bloque de hielo sobre la atmósfera de aquel momento están en burbujas que contienen los gases que la componían en aquel momento, siendo la única muestra de de la atmósfera primitiva terrestre que se tiene, según las palabras del geoquímico David Shuster en ScienceMag.
Lo que de momento han hallado es que el nivel de dióxido de carbono atmosférico no sobrepasaba las 300 partes por millón en el pleistoceno. Hasta el momento se había determinado que antiguamente el nivel era (bastante) más bajo que el actual (llegando a unas 180 partes por millón en cada glaciación frente a las 400 actuales), calculado con reconstrucciones y modelos a partir de los hallazgos físicos.
Para el Pleistoceno (división temporal geológica que abarca desde hace 2,59 millones de años hasta el 10.000 a.C.) se había determinado que la concentración de dióxido de carbono era de 280 partes por millón. Pero según explica Yige Zhang, paleoclimatólogo de la Universidad A&M de Texas, tras este descubrimiento habrá que recalibrar los proxies (indicadores indirecto, aproximaciones) que se han empleado para los cálculos de concentración del gas.
Los misterios del hielo azul
Además de las pistas sobre la atmósfera primitiva, este bloque de hielo hace pensar que habrá trozos incluso más antiguos al haberse encontrado en una de las áreas de hielo azul. En éstas, que aún están por explorar en parte, se considera que debido a la una particular dinámica pueden albergar capas muy antiguas de hielo.
De hecho, el equipo de investigadores de Princeton pretende volver y seguir perforando hielo azul. La idea es encontrar hielo aún más antiguo para poder tener una aproximación más directa de las concentraciones de gases en glaciaciones tempranas.
Mientras tanto, en el presente seguimos aumentando la concentración de este gas en la atmósfera, batiendo el récord el año pasado al sobrepasar las 400 partes por millón de manera prolongada. Ayer mismo sabíamos de otro de estos récords que no son para nada una buena noticia, el del mes de julio más caluroso, así que mejor aprovechar e investigar el hielo ahora que ni la Antártida se salva del calentamiento global, para el cual la concentración el dióxido de carbono es un factor desencadenante.
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