“No hacemos más en la vida que ir buscando el lugar donde quedarnos para siempre". Siempre he pensado que esa frase de Saramago es la una gran descripción del hambre humana por explorar lo que hay más allá. Fue justo así como llegamos a América. De hecho, fue justo así como llegamos a América todas las veces.
Es cierto, no sabemos cómo fueran las primeras veces. Es más, este es uno de los debates científicos más enconados de las últimas décadas: saber cómo llegamos, exploramos y poblamos el inmenso continente americano. El debate sigue tan abierto que esta semana tres de las revistas científicas más prestigiosas del mundo (Science, Cell y Science Advances) vienen con estudios sobre el tema.
Un puzle hecho de momias
Empecemos por lo más básico: lo que está claro es que la población de América no puede explicarse fácilmente. Desde luego, no lo hemos conseguido todavía. En parte, porque hemos dedicado mucho tiempo a estudiar cómo y cuándo llegaron los primeros pobladores a América, pero hemos prestado mucha menos atención a la expansión posterior por el continente.
Los estudios genéticos han sugerido que las primeras poblaciones americanas se separaron de las asiático-siberianas hace 25.000 años. Desde entonces los primeros americanos se movieron muy rápido y llegaron al sur en un tiempo récord.
Fue rápida, pero según el estudio de Science coordinado por Víctor Moreno Mayar, fue muy desigual y se diversificó rápidamente creando una enorme cantidad de poblaciones desaparecidas que hoy solo conocemos por los genes que dejaron en las poblaciones actuales.
Curiosamente, entre todas esas poblaciones, los datos sugieren que existió una población de ascendencia australasia en Sudamérica y que, con el tiempo, se extendió hasta la zona sur de Norteamérica. ¿Por qué? Porque, como explican Cosimo Posth y David Reich en su trabajo en Cell, la población americana no ha dejado de cambiar durante todos estos miles de años.
Cómo nos cambia el mundo
Pese a que solemos pensar en América como una serie de grandes áreas civilizatorias relativamente aisladas entre sí, los datos señalan que los movimientos por el continente fueron constantes y la población fue reemplaza en varias ocasiones. Entonces, ¿De dónde sale toda esa diversidad poblacional? En el trabajo de John Lindo y su equipo podemos encontrar una explicación.
Lindo y su equipo han publicado en Science Advances un análisis del proceso de adaptación de las poblaciones andinas al altiplano desde la llegada de los seres humanos hasta nuestros días. El modelo que surge de ahí nos ayuda a entender el fenómeno de diversificación en el contexto de las grandes diferencias geográficas.
Poco a poco, los análisis de los restos encontrados a lo largo de todo el continente nos ayudan a encajar las piezas de un puzle que avanza poco a poco. Queda mucho para resolver el enigma genético de América, pero semanas como esta hacen que esa resolución esté cada vez más cerca.
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