En agosto de este mismo año, un robot submarino se topaba con uno de los cefalópodos más adorables que jamás hemos visto: el calamar lechón. Helicocranchia sp. No era el primero ni fue el único hallazgo interesante de la misión Ocean Exploration Trust, o, más conocida como Nautilus Live, en honor a la nave que la protagoniza.
Este buque oceanográfico está asociado al nombre del famoso Dr. Robert Ballard. Este experto en los fondos marinos se ha ganado a pulso su reconocimiento por haber descubierto los restos del Titanic, el acorazado Bismarck y el Lusitania, entre otros.
Un "show" del fondo marino en directo y 24/7
Se estima que apenas entre el 1% y el 2% del océano ha sido explorado. A la dificultad técnica de hacerlo se le unen los intereses. A pesar de que el océano es una de las principales fuentes de recursos para la biotecnología, por poner un ejemplo, no son muchas las expediciones cuya finalidad consiste en entender qué pasa bajo la superficie del mar. Especialmente en ciertas zonas. Algunas de ellas son el arrecife Kingman, el atolón Palmyra y la isla Jarvis, dentro del Monumento Nacional Marino de las Islas Remotas del Pacífico, una de las áreas marinas protegidas más grandes del mundo.
Y también de las menos explotadas y conocidas. Justo aquí es donde el E/V Nautilus (las siglas de "buque de exploración", en inglés) ha hecho algunos de sus mejores hallazgos, como el del calamar lechón. Este pequeño animalito, de apenas 10 cm de longitud, suele vivir a profundidades de entre 100 y 200 metros.
Cuando llega a adulto, Helicocranchia sp. suele cambiar de hábito y baja hasta los 1.385 metros, según la cota máxima donde se ha encontrado, cerca del atolón Palmyra. Entre estas dos posiciones hay un vasto mundo sin explorar. El Nautilus, sin embargo, trabaja para desentrañar sus misterios, topándose con este tipo de encuentros inesperados.
El buque es operado por la organización sin ánimo de lucro Ocean Exploration Trust, fundada en 2008 por el Dr. Robert Ballard, y está dedicada a la exploración oceánica pura y dura. Hoy día es difícil optar a este tipo de investigación básica, muy costosa en tiempo y recursos y cuya finalidad es, simplemente, conocer el fondo marino. Esta organización ofrece, a cambio de las ayudas recibidas, información gratuita sobre todos sus hallazgos científicos y geográficos.
Además, han conseguido convertir el fondo marino en todo un "show", al emitir sus expediciones y grabaciones desde el buque. Actualmente, se puede ver en directo el estado y el trabajo del E/V Nautilus mediante ciertas cámaras que están emitiendo de continuo en YouTube. De esta manera, no solo podemos ver los hallazgos, reunidos en su canal, sino que podemos vivir de primera mano, pero desde casa, la vida del barco.
En el Nautilus aman a los calamares
Entre las especies encontradas y filmadas se encuentra una auténtica multitud de cefalópodos. Entre los más llamativos están el calamar lechón, Helicocranchia sp., el extravagante calamar achaparrado, Rossia pacifica, el mono "flapjack", Opisthoteuthis californiana o el extrañísimo Asperoteuthis mangoldae, del que solo conocíamos 18 individuos y, por primera vez, el Nautilus consiguió filmarlo vivo. En general, podemos decir que la tripulación tiene un idilio cefalópodo importante, tal y como podemos ver entre sus vídeos.
No es para menos, pues las especies observadas son maravillosas. Pero, desde luego, no son las únicas monitorizadas por el equipo: cnidarios, peces cartilaginosos, fumarolas oceánicas, teleósteos y hasta restos arquelógicos, una de las especialidades del Dr. Ballard, son recogidos por el equipo a bordo del Nautilus, que no ceja en su trabajo de reconocimiento e investigación.
Como muestra, la infructuosa, pero exitosa, búsqueda de los desaparecidos restos de Amelia Earhart. Esta aviadora pionera desapareció el 24 de julio en el océano Pacífico. Ballard quería marcarse otro tanto encontrando sus restos. Y, aunque no lo consiguió, la investigación llevada a cabo, con los medios más punteros en oceanografía, sacó a la luz muchísimas cosas interesantes.
Como ya decíamos, se puede ver una multitud de información interesante, y muy didáctica, sobre los hallazgos del Nautilus en todas sus travesías, que continúan adelante, analizando el fondo del océano. Pero, ¿qué tiene de especial este buque para hacer lo que hace? Echemos un vistazo a su dotación.
Así es el E/V Nautilus, ¡y sus robots!
Como uno de los buques de exploración más punteros que existe, el Nautilus es una nave de 64 metros de eslora que cuenta con un mapeador multihaz y varias herramientas de última generación para identificar correctamente el fondo marino. Pero, además, cuenta con su propio equipo de robots semiautónomos de inmersión: el Hercules y el Argus. Gracias a todo esto, el Nautilus puede hacer investigación y análisis a más de 4.000 metros de profundidad.
Para ponerle la guinda al pastel, el Nautilus cuenta con comunicación por satélite de terminal de apertura muy pequeña conocida proporcionada por la marca SeaTel, de manera que casi nunca pierde conexión (y por ello, precisamente, podemos ver qué pasa en el barco en directo). Esta conexión también permite la telepresencia necesaria en algunas de las investigaciones científicas, incluso estando en alta mar.
Pero volviendo a sus herramientas, el Nautilus tiene un sonar especial llamado DANA capaz de crear un mapa del suelo marino que permite identificar los puntos de interés para explorar con más detalle (detectar pecios, arrecifes, simas, etc). El Echo, por su parte, es un sonar de arrastre capaz de analizar hasta 3.000 metros bajo el agua con alta precisión, operando en frecuencias de entre 100 y 400 kHz, y de 2 a 7 kHz para detectar detalles por debajo del suelo marino.
Sobre sus vehículos teledirigidos, el Hercules es el principal y consta de un vehículo acoplable en dos partes, preparado para alcanzar hasta los 4.000 metros de profundidad. Este está equipado con cámaras luces, varios instrumentos finos de manipulación (pinzas, aspiradora, lancetas), sensores de temperatura, conductividad, y hasta una sonda de oxígeno. Además, el Hercules también cuenta con su propio sonar.
El Hercules nunca se despliega sin el Argus, otro robot capaz de trabajar hasta a 6.000 metros de profundidad. Este sirve para controlar de forma externa la posición y situación del Hercules. En caso necesario, puede hacer de remolque para devolver el otro vehículo a la superficie. Este otro ROV también tiene una cantidad suculenta de instrumental capaz de medir temperatura, profundidad y otros parámetros, además de contar con su propia cámara de alta definición y su sonar particular.
En definitiva, el Nautilus, probablemente, cuenta actualmente con la tecnología más puntera en investigación oceanográfica que existe. Además de todo lo anterior, en el interior del E/V Nautilus se encuentran un taller de reparaciones, un laboratorio "húmedo", que es básicamente una pecera para investigación, varios laboratorios y hasta un estudio de producción propio. Todo para poner a disposición de todo el mundo, y en cualquier parte, los secretos que se esconden bajo el mar.
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