El Sincrotrón ALBA es una de las infraestructuras científicas más importantes del Mediterráneo. Inaugurado en 2010, estamos ante un acelerador de electrones lineal (LINAC) y un propulsor de baja emitancia con un perímetro de 270 metros y donde se genera un haz de hasta 3 Gigaelectronvoltios.
Unas líneas de luz de gran utilidad para ramas como la biociencia, materia condensada o ciencia de materiales. Más de 2.000 investigadores cada año se benefician del sincrotrón. Pero ahora se ha decidido que es momento que el ALBA dé un paso al frente.
El proyecto ubicado en Cerdanyola del Vallès se encuentra en fase de renovación. El ALBA II será un nuevo espacio con el doble de tamaño, con unos 80.000 metros cuadrados. Además del propio sincrotrón, se construirá un parque científico que incluirá empresas y otros proyectos de investigación.
No se materializará de la noche a la mañana. Está previsto para 2031. Un total de ocho años y una inversión de unos 120 millones de euros para transformar el actual sincrotrón de tercera generación, a uno de cuarta generación. El actual sincrotrón seguirá operando hasta 2029, momento en que se parará durante un año para dar paso al nuevo.
¿Dónde está el cambio? El objetivo es conseguir un haz de electrones mucho más concentrado y brillante. Si ahora se consiguen imágenes de objetos con una resolución de unos 20-30 nanómetros, con ALBA II se espera una resolución de entre 2 y 3 nanómetros.
No es el único sincrotrón que va a actualizarse. En el mundo ya hay dos (Suecia y Brasil) que utilizan la nueva tecnología de aceleración de electrones, explica Caterina Biscari, directora del ALBA, a La Vanguardia. Otros como el SLS de Suiza y el Electra de Italia está previsto que estén operativos como cuarta generación en 2025. En el mundo existen unos 40 aceleradores sincrotrón y el ALBA es el más grande y avanzado del sur de Europa.
ALBA II servirá para aprovechar la luz sincrotrón en nuevas áreas como el cambio climático, la salud o energía, además de ayudar a buscar nuevos fármacos y comprender fenómenos complejos.
Para la renovación se sustituirán numerosos componentes. El prototipo del nuevo sincrotrón incluye sistemas magnéticos, fuentes de alimentación, cámaras de vacío, un ondulador superconductor y también se desarrollará un laboratorio de nano-posicionamiento para asegurar la estabilidad a niveles nanométricos.
“Instalaciones como el sincrotrón son proyectos de país y de futuro que permiten seguir avanzando y ser una parte de la solución. Hay que dar este salto de capacidad para seguir estando en la frontera del conocimiento, sobre todo, el que da servicio a la sostenibilidad del futuro”, expone Biscari a The New Barcelona Post.
Se espera que la plantilla del ALBA crezca de los 200 a los 300 trabajadores. Un aumento del personal para un proyecto científico que se encuentra entre los grandes referentes de la ciencia española.
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