Llevamos ya unos años oyendo hablar de las investigaciones en torno a la utilización del grafeno como material para la creación de chips, procesadores y todo tipo de circuitos electrónicos. Hasta ahora se sabía que este peculiar compuesto, consistente en una malla monoatómica de átomos de carbono, es capaz de soportar asombrosas velocidades de transferencia de impulsos eléctricos, lo que lo convierte en el sustituto ideal del Silicio.
Si la posibilidad de que un chip de grafeno alcance 1000Ghz de frecuencia no es ya atractiva de por sí, ahora la ciencia ha descubierto una segunda cualidad no menos fascinante. Científicos de la Universidad de Illinois han comprobado que el grafeno no sólo no se calienta, sino que tiene la capacidad de ‘autoenfriarse’.
Uno de los mayores problemas del grafeno es que su estructura entra dentro del terreno de la nanotecnología. Su grosor mononuclear hace que sea especialmente difícil de manipular y medir. Por primera vez, un equipo de investigadores dirigido por el físico William King y el ingeniero de sistemas Eric Pop han medido la temperatura de una malla de grafeno utilizando un microscopio atómico y una sonda térmica convenientemente adaptada.
Los resultados de estas mediciones han sido inesperados. El grafeno parece perder calor con mayor rapidez de la que se acumula, lo que se traduce en que el material no sólo permanece frío por mucha electricidad que se le aplique sino que la pérdida de calor podría ser aprovechada para generar más electricidad.
Según palabras del profesor King: ‘En el silicio y la mayor parte de materiales conocidos, el calentamiento eléctrico es mucho mayor que la capacidad de disipar ese calor. Sin embargo, hemos descubierto que hay zonas en los transistores de grafeno en las que el enfriamiento termoeléctrico es superior a la acumulación de calor, lo que permitiría, en teoría, diseñar dispositivos que se autoenfriasen sin ayuda externa. Es la primera vez que se observa esta cualidad en los dispositivos de grafeno’.
El descubrimiento abre las puertas a todo un nuevo mundo de posibilidades a la hora de diseñar chips de alta densidad ultrarrápidos que, encima, no se calienten. Hasta ahora, el grafeno era tremendamente complicado y caro de crear ya que había que extraer nanoláminas a partir del grafito común (el material del que están compuestas las minas de los lápices). Sin embargo, la tecnología de extracción de este material ha avanzado mucho y ya se han abaratado mucho sus costes. Aún es pronto para hablar de cuándo saldrá el grafeno de los laboratorios, pero todo indica que este curioso material podría marcar el comienzo de una nueva era tecnológica.
Vía | DailyTech
Más información | Universidad de Illinois