Hemos descubierto la especie de nenúfar más grande del mundo. Llevaba 177 años delante de nuestras narices

El del nenúfar gigante Victoria boliviana quizás sea el descubrimiento botánico más disparatado en décadas. Bazas tiene para ello, desde luego: llega a medir más de tres metros, es tan robusto que puede soportar el peso de un humano adulto, da unas flores vistosas y —sin duda lo más chocante de todo— lleva a la vista 177 largos años. Y no en un meandro remoto de la Amazonía. No. La enorme planta estaba bien controlada en Kew Gardens, en pleno corazón de Reino Unido.

Y pese a todo, acabamos de identificarla ahora.

Ha sido así porque la de Victoria boliviana es también la historia de un largo malentendido.

El nenúfar gigante lleva tiempo documentado en el Real Jardín Botánico de Kew y crece en sus colecciones acuáticas. El problema es que estaba mal registrado. Durante décadas los expertos creyeron que sus ejemplares eran Victoria amazónica, una de las dos especies de nenúfar del género Victoria conocidas, junto a la V. cruziana. Ambas se bautizaron así en honor a la reina.

Un gigante escondido... a plena vista

Los primeros especímenes de Victoria se trasladaron a Reino Unido desde Bolivia hacia mediados del siglo XIX y tras examinarlos los científicos les asignaron dos etiquetas: estaban las amazónica y cruziana. Ahora sabemos sin embargo que en las cajas salidas de Sudamérica viajaba una tercera especie, la recién designada Victoria boliviana, que recibe su segundo nombre en un guiño a la nación de origen del nenúfar y los investigadores bolivianos que han facilitado el hallazgo.

¿Cómo se deshizo el malentendido tras tantos años?

En el descubrimiento no hubo ningún momento Eureka, ni ramalazo alguno de genio.

Como relata la BBC, el botánico Carlos Magdalena, eminencia mundial en nenúfares y líder del equipo de investigación, sospechaba desde hacía tiempo que aquellos gigantescos ejemplares con hojas de hasta tres metros de ancho no pertenecían ni a la especie amazónica ni a la cruziana. En su opinión se trataba de algo distinto, una nueva especie que aún no se había identificado.

Claro que una cosa es intuir algo y otra muy distinta poder demostrarlo.

La oportunidad de oro se la dieron sus colegas bolivianos del herbario Nacional, el Jardín Botánico de Santa Cruz y La Rinconada, que en 2016 donaron algunas semillas de aquel misterioso nenúfar gigante a Kew. Allí germinaron, allí las cultivaron y allí, tras seguir su desarrollo paso a paso y compararlo de forma concienzuda con las amazónica y cruziana, llegaron los expertos a la conclusión de que lo que tenían ante sus narices era una especie distinta.

Antes de concluirlo los expertos analizaron a conciencia los especímenes y estudiaron el ADN de las nuevas plantas y las dos especies identificadas, lo que les ayudó a apreciar diferencias claras entre ellas. Los resultados acabaron publicándose en la revista Frontiers in Plant Science y sugieren que las especies boliviana y cruziana pudieron haber divergido hace alrededor de un millón de años.

El hallazgo es mucho más que una curiosidad. Deja, a su modo, tres grandes lecturas.

La primera y más llamativa es que, con sus hojas de tamaño XXL, la Victoria boliviana se ha convertido en la especie de nenúfar más grande del mundo. La segunda, como reconoce el equipo, es que demuestra cuánto trabajo tenemos aún por delante en botánica. “Tal vez podamos usar las plantas más grandes y carismáticas para resaltar el hecho de que hay muchas especies que aún no son conocidas por la ciencia y no se entienden”, resalta la artista botánica Lucy Smith.

Afinar nuestro conocimiento también nos da mejores herramientas para la conservación. Y esa sea quizás la lectura más urgente de todas. “Ante la rápida pérdida de biodiversidad, describir nuevas especies es una tarea de fundamental importancia”, concluye Natalia Przelomska, de Kew.

Imágen de portada | Foto de Victoria cruziana de Raymond Bucko, SJ (Flickr)

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