El nuevo 'pixel tracker' del Gran Colosionador de Hadrones (LHC) instalado hace unos meses ya está demostrando sus capacidades. Los científicos del CERN han podido descubrir rastros de candidatos a neutrino en las colisiones del interior de la máquina, seis para ser exactos.
Normal en el aire y el espacio, pero inusual en el LHC
Los neutrinos son partículas muy comunes en nuestro universo. Mientras lees esto, millones de neutrinos están atravesando tu cuerpo sin que lo notes. Estas partículas subatómicas no tienen carga, apenas tienen masa y viajan a casi la velocidad de la luz en el vacío y frío universo.
Pero todo cambia cuando pasamos de nuestro ambiente al que se llega dentro del LHC, con temperaturas altísimas y colisiones de partículas elementales. Jonathan Feng, uno de los responsables de los experimentos que lo han hecho posible, describe cómo se han hecho chocar partículas en láminas de tungsteno y plomo para que dejen un rastro detectable en unas láminas de emulsión intermedias.
Detectar neutrinos en esas condiciones (provenientes de la degradación de los hadrones) es extremadamente inusual, y son de un tipo del que aún no se sabe mucho. Estudiar las reacciones y las energías liberadas de esos impactos pueden ayudarnos a entender los pilares fundamentales del universo.
Y esto no acaba aquí: además del objetivo de detectar 10.000 interacciones de neutrinos en 2022, el siguiente paso de este progreso es legar a detectar los de momento hipotéticos fotones oscuros. Y si conseguimos detectarlos, podríamos sentar las bases para poder detectar por primera vez rastros de la mismísima materia oscura. Por lo tanto, acabamos de dar un paso muy grande para entender mejor el cosmos que nos rodea.
Imagen | Jeremy Bezanger
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