La carrera del paleontólogo Jack Horner (EEUU, 1946) está íntimamente ligada a 'Jurassic Park', la saga de novelas de Michael Crichton que Steven Spielberg trasladó al cine hace 25 años. No solo porque el personaje interpretado por Sam Neil, Alan Grant, esté basado en él; o porque haya sido asesor científico en todas las películas. Su sueño es conseguir que esta historia de ficción se acerque lo más posible a la realidad. Sin gente devorada de por medio.
En 2009, Horner publicó un libro cuyo título resume su filosofía: 'Cómo construir un dinosaurio: la extinción no tiene por qué ser para siempre'. Un título alternativo, tal y como entonces señaló Scientific American, podría haber sido 'Cómo modificar genéticamente un pollo'. Porque eso es lo que propone el investigador: llevar a cabo una especie de downgrade evolutivo a un ave para sacar el dinosaurio que lleva dentro.
En 2006 se obtuvieron embriones de pollo con dientes. En 2015, con 'hocico' en lugar de pico
Ha pasado casi una década desde la publicación del libro del paleontólogo. 'Jurassic World: el reino caído', la quinta película de la saga, llega esta semana a los cines españoles. Y Horner sigue persiguiendo a su pollosaurio, como lo denomina él. No ha cambiado de idea. “Sí, será posible crear dinosaurios en el futuro”, afirma a Xataka.
“No veo razón alguna para no crear diferentes tipos de animales, la cría de perros ya es una forma de ingeniería genética”, asegura. El investigador matiza que “probablemente no serán copias exactas de especies extintas, sino algún tipo de transgénico cíbrido [híbrido citoplasmático en el que se combina una célula completa con otra sin núcleo]”. En otras palabras, que nadie espere un Tyrannosaurus de doce metros sembrando el caos por San Diego.
El camino para lograr esta hazaña difiere del que explora Michael Crichton en su libro, donde se utiliza ADN de las primigenias criaturas —algo imposible, entre otras razones, por la facilidad con la que se degrada esta molécula—. El proyecto Construye un dinosaurio de Horner —financiado por George Lucas— busca activar dos genes atávicos en embriones de pollos para que estos desarrollen las garras y la larga cola, perdidas tras millones de años de evolución.
"Creo que veremos dinosaurios emplumados y coloridos en la tercera parte de 'Jurassic World'"
Rebobinar la filogenia de un individuo no es una idea descabellada: en 2006, investigadores de la Universidad de Wisconsin (EEUU) obtuvieron embriones de pollo con dientes.
En 2015, un equipo de investigadores sin relación con Horner rozó su querido pollosaurio. En un artículo publicado en la revista Evolution explicaban cómo habían logrado revertir los picos de embriones de pollo en un hocico similar al de sus antepasados. El paleontólogo no se lo tomó a mal: “Creo que su proyecto era fabuloso. Es una idea estupenda, ¿verdad? No me importa quién lo haga, solo quiero verlo hecho”, aseguró en una entrevista a Popular Science.
Nada de esto resulta sorprendente si tenemos en cuenta que las aves no descienden de estos reptiles prehistóricos sino que son dinosaurios terópodos que sobrevivieron a la extinción. En cualquier caso, el objetivo de Horner a corto plazo es la divulgación de los mecanismos evolutivos y de desarrollo embrionario, así como del potencial de las herramientas de edición genética. Todo gracias a su extraordinaria pasión por la ciencia y sentido del marketing.
Hologramas jurásicos
El día en que un Velociraptor —o un pollosaurio—sea la mascota de moda en Instagram queda lejos. Por eso la última apuesta de Horner consiste en emplear las nuevas tecnologías para divulgar sobre paleontología. “Estoy trabajando en un proyecto que utiliza hologramas y realidad virtual para recrear dinosaurios y sus hábitats según las últimas investigaciones”, explica.
Para lograrlo ha unido fuerzas con la empresa BaseHologram, famosa por haber devuelto a la cantante de ópera Maria Callas a los escenarios. Si todo sale bien, esta exposición itinerante recorrerá museos y centros científicos a partir de 2019, sin que de momento esté claro si saldrá de EEUU.
La intención de Horner es acabar con el mito de que estos reptiles fueron tal y como aparecen en las películas, “cuando sabemos que los dinosaurios de 'Jurassic Park' son incorrectos”. Por ejemplo, los terroríficos Velociraptor que aprendieron a abrir puertas eran en realidad del tamaño de un perro y estaban cubiertos de plumas. De hecho, los ejemplares de los que huye Alan Grant se parecen más a otro dromeosáurido, el Deinonychus, que sí tenía garras en forma de hoz en sus patas traseras.
La falta de plumas fue uno de los aspectos más criticados de 'Jurassic World' por científicos y aficionados. La relación entre dinosaurios y aves fue sugerida por primera vez en el siglo XIX gracias al descubrimiento de Archaeopteryx, pero no fue hasta los 90 cuando comenzó el bum de fósiles emplumados que llega hasta nuestros días. Las películas no han querido trasladar estos hallazgos a la gran pantalla, aunque explican con mucha clase su discrepancia con la realidad.
Horner se muestra optimista respecto al futuro y espera que la siguiente película de Jurassic World ayude a mostrar una imagen más realista de estos animales. “Creo que veremos dinosaurios emplumados y coloridos en la tercera parte”, comenta.
Ya sea con hologramas o pollosaurios, no sería la primera vez que Horner cambia nuestra visión sobre estos animales. El paleontólogo descubrió en 1979 el género Maiasauria —logro que en 'Jurassic Park' corresponde a Alan Grant—, que fabricaba nidos y cuidaba de sus crías como las aves actuales. Estos lagartos terribles no eran monstruos godzillianos: tenían instinto maternal.
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