Titán, la luna de Saturno, está cubierta de dunas de arena en su superficie. Un inmenso desierto que en apariencia no es más que eso pero gracias a unos resultados obtenidos por la nave Cassini se ha abierto una hipótesis muy interesante: las dudas de este satélite natural podrían llevar sin moverse durante miles de años.
Las imágenes obtenidas por este vehículo de la NASA dejar ver que el viento que sopla en Titán probablemente cambia de dirección al mismo tiempo que la órbita de Titán se tambalea alrededor del sol. Se cree que estas variaciones orbitales alteran qué partes de la superficie reciben más luz y por extensión la forma de las dunas debido a los cambios que se producen en el tiempo.
Según Ryan Ewing, un geólogo de la universidad A&M de Texas, 90.000 años de la Tierra (unos 3.000 en Saturno) es el tiempo estimado que una duna tarda en cambiar su dirección. Un proceso muy lento y que nos recuerda a cómo se forman las dunas en nuestro planeta. Eso sí, hay muchísimas diferencias.
Es cierto que las dunas de la Tierra tienen un efecto memoria que nos permiten saber cómo era el tiempo hace años. Por ejemplo, los vientos fueron más fuertes durante la glaciación y eso ha hecho que los patrones en ciertas dunas, como las del Sahara no hayan cambiado su orientación en 11.000 años.
A esto hay que añadir los materiales. Mientras que en la tierra la arena está compuesta mayormente por sílica, las dunas que nos encontramos en Titán son montículos de hollín. Son mucho más grandes, algunas tienen la extensión de una región tan grande como es Alaska, y el estudio que han estado haciendo los geólogos sobre la cresta de 10.000 dunas han permitido llegar a plantear hipótesis como ésta.
Este avance no nos aporta nada en nuestro día a día pero sí que permite a los expertos en planeta y clima intentar entender como era el clima de Titán hace miles de años. Si tenéis curiosidad por leer el paper completo, se publicó ayer, lo podéis encontrar en el siguiente enlace.
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