El nuevo "superalimento" para la cría de pollos es… —redoble de tambor— el cannabis. Científicos de la Universidad de Chiang Mai, en Tailandia, han realizado un peculiar experimento en una granja del país, Pethlanna: alimentar pollos con marihuana para comprobar si les afectaba de alguna forma, y en ese caso, cómo. Su conclusión, prometedora, es que su uso en el menú de las aves quizás pueda ayudarnos a reducir la cantidad de antibióticos que usamos en el sector agrario.
En la génesis del experimento está Ong-ar Panyachatiraksa, dueño de una granja situada en el norte de Tailandia y con licencia para el cultivo de cannabis con fines medicinales. Como relata el periódico The Guardian, el empresario quería saber si podría utilizar su excedente de hojas para alimentar a los pollos, una pregunta que se hacían también los científicos de la Universidad de Chiang Mai.
El experimento arrancó hace meses. Desde el pasado enero los investigadores siguen de cerca la evolución de un millar de pollos. A algunos se les suministró la hoja triturada y mezclada con el resto de su comida y a otros se les dio agua hervida con la planta. Los niveles de tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD) que se utilizaron eran en cualquier caso bajos, de entre 0,2 y 0,4%.
¿Qué observaron?
Carne de mayor calidad
De entrada, explica a Efe la profesora Chompunut Lumsangkul, de la Universidad de Chiang Mai, han visto que el cannabis no causa ningún daño a los pollos: “Los que fueron alimentados con cannabis como aditivo alimentario no crecieron más rápido que los controlados, pero tampoco fueron más débiles. Sus organismos se mantuvieron sanos”, relata la experta.
Al contrario, lo que sugieren las observaciones de Lumsangkul y sus colegas es que el cannabis puede ayudar a reducir la dependencia de antibióticos en el sector. Sus resultados muestran que los pollos que tenían la planta en su dieta tendían a padecer menos casos de bronquitos aviar, dolencia con un impacto grave en las granjas. Es más, por lo que indican las proteínas y grasas, entre otros factores, la calidad de la carne incluso sería superior al de los pollos con un menú normal.
Los datos son aún preliminares, no se han publicado y —detalla The Guardian— no se sabe con exactitud tampoco a qué se deben los efectos positivos del cannabis en los pollos. Una posibilidad es que sus compuestos bioactivos estimulen la salud intestinal o que refuercen la propia inmunidad de los animales. Los investigadores quieren de hecho seguir investigando para arrojar más claves y averiguar si podríamos usar el cannabis para reducir el peso de los antibióticos en el sector.
Por lo pronto, la profesora Chompunut prepara ya un nuevo estudio para lograr más datos y aclarar, por ejemplo, cuáles son los efectos de la dieta con aportes de cannabis a largo plazo. La conclusión a la que sí han llegado ya es que los niveles de la planta empleados en el experimento eran lo suficientemente bajos como para no dejar rastros ni en la carne ni en los huevos.
Las primeras conclusiones que esboza el estudio están en sintonía con la sabiduría popular de Tailandia, donde las hojas de cannabis se han utilizado de forma tradicional como aditivo.
También llegan en un escenario especial en el país del Sudeste Asiático, que a lo largo de los últimos tiempos ha flexibilizado sus leyes y este mismo mes veía cómo el gobierno de Bangkok acordaba despenalizar la venta y cultivo del cannabis terapéutico. Si bien la medida tiene una letra pequeña importante —se limita al aprovechamiento médico y plantas de bajo efecto psicotrópico—, permite al país abrirse paso en el mercado global de los productos legales derivados.
Desde luego, si quieres probar el pollo alimentado con hojas cannabis de la granja de Pethlanna tendrás que rascarte el bolsillo. Su carne cuesta el doble en el restaurante de la granja.
Imágenes | Thomas Iversen (Unsplash) y Zachariah Smith (Unsplash)
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