El arte y la tecnología están cada vez más ligados con esto de que los algoritmos sean cada vez más avanzados, llegando a crear obras de arte. Aunque en este caso lo que han conseguido unos investigadores de la Universidad de California es que el software ayude a resolver un misterio sobre la obra Salvator Mundi.
Se trata de una de las obras más caras, llegándose a subastar por 405 millones de euros en 2017. Su autoría se atribuye a Leonardo da Vinci (con dudas al respecto), pero parte de lo que caracteriza esta obra es un misterio en relación a que una de las partes no está representada como cabría esperar según los fundamentos de la óptica, y ahí es donde entraba este software del que hablaremos.
El orbe imposible que tiene truco
La obra, a primera vista, puede no sorprendernos porque se trata de una representación frontal de Cristo sobre un fondo oscuro y el gesto de bendecir típico de la iconografía del Pantocrátor en su mano derecha. Pero el misterio está en su mano izquierda, concretamente en ese orbe de cristal que sostiene.
Según explican los del MIT, la esfera debería actuar como una lente convexa, de modo que se debería ver la túnica que queda justo detrás de la misma ampliada e invertida. Pero lo que vemos en Salvator Mundi no es eso, sino una mínima distorsión casi inapreciable.
Las dudas se disparan con la supuesta autoría de Leonardo da Vinci, dado que el polifacético por excelencia también se dedicó al estudio de la óptica. ¿Cómo sería posible que él, con sus estudios, no hubiese representado algo aparentemente tan básico?
Ahí es donde querían entrar Marco Liang y el resto de investigadores de la Universidad de California, recurriendo a un software informático de gráficos que reprodujo esta escena en tres dimensiones para estudiar cómo sería la luz refractada a través de distintos tipos de orbes. Primero recrearon la pintura virtualmente, estimando que el diámetro del orbe era de 6,8 centímetros y que se encontraba a 25 centímetros de distancia del cuerpo.
¿El software? Un viejo conocido. Se trata de Maya, un software de modelado y animación 3D. Con él representaron estructuras, texturas, fuentes de luz y todo lo que incorpora la escena. Posteriormente, un algoritmo de trazado de rayos crea la iluminación de la escena, tal y como se ve desde un determinado punto de vista.
Lo que concluyeron los investigadores tras comparar sus resultados con los del Salvator Mundi original es que el orbe representado no es sólido, sino que es una representación física realista de una esfera hueca con un radio de 6,8 centímetros y un grosor de 1,3 milímetros. El equipo considera que la iluminación es cenital directa y general difusa, estimando que el punto de vista del cuadro estaba a unos 90 centímetros del sujeto.
Así, la esfera hueca era la única manera de que se diese la distorsión vista en el cuadro según los resultados por la distorsión del cuadro. La línea recta que pasa por el centro del orbe no resulta distorsionada, pero sí las líneas que no pasan por el centro viéndose discontinuidad en sus bordes. Además, los pliegues de la túnica que quedan detrás del orbe también sugieren que Da Vinci era consciente de la forma en la que un orbe hueco distorsiona las rectas que se encuentran tras ella.
Las máquinas nos ayudan a saber más de los cuadros (y también los pintan)
Gracias a los avances tecnológicos podemos conocer cada vez más datos y detalles de obras antiguas, estudiándolo con láser y otras técnicas no invasivas que permiten obtener mucha más información, aunque lo que también vemos es la vena artística de las mmáquinas llegándose a subastar y a ganar premios. En este caso se usó la técnica de recreación inversa, algo que permite simular mejor la apariencia de objetos transparentes hechos de vidrio o agua.
Liang y su equipo han estudiado los escritos de Leonardo con el fin de determinar si, siendo realmente él el autor, habría tenido acceso a los conocimientos de óptica que muestra su estudio. Los investigadores creen que sí debió saber sobre ello, dado que las bolas de cristal huecas aparecen en muchas pinturas de la época (renacimiento) y eran conocidas.
De hecho, como indican en el MIT ya en 2017 Walter Isaacson, autor de una biografía de da Vinci (aunque quizás os suene por la de Jobs) ya planteó que el orbe de la obra podría ser hueco, si bien hasta ahora no se había demostrado de ninguna manera contundente. Para Liang y el resto de investigadores sus experimentos "muestran que una recreación ópticamente precisa que coincide cualitativamente con la del cuadro es realmente posible utilizando los materiales, fuentes de luz y el conocimiento científico disponible para Leonardo da Vinci alrededor del año 1500".
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