En 1972, el astronauta Eugene Cernan recogió una muestra de la superficie lunar mediante un tubo cilíndrico de 70 centímetros que martilleó contra el suelo del satélite y luego selló al vacío. Después lo llevó de vuelta a la nave Apolo y lo trajo a la Tierra, donde fue a su vez almacenado en una cámara de vacío, lugar en el que se ha mantenido hasta hoy, según informa la Agencia Espacial Europea.
El objetivo de ese cilindro era preservar una muestra inalterada de la superficie lunar para que la ciencia del futuro, que previeron más avanzada, pudiese seguir indagando en los misterios de la Luna y el espacio. Ahora, la NASA está preparada para abrir el tubo y para ello contará con un dispositivo creado por la Agencia Espacial Europea.
Los científicos encargados de analizar esta muestra creen que aún permanecerán presentes en ella restos de fluidos como el hidrógeno, el helio y otros gases nobles que ayuden a comprender mejor la geología lunar y a encontrar mejores formas de almacenar futuras muestras en misiones en la Luna, Marte y distintos asteroides.
“Este esfuerzo internacional puede ayudar a desarrollar nuevos contenedores y protocolos de devolución de muestras, particularmente para aquellas ricas en hielo de ubicaciones polares de la Luna y Marte”, explican desde la Agencia Espacial Europea.
En 1972, la misión Apolo 17 marcó el fin del Programa Apolo por el que naves tripuladas alunizaron e investigaron la superficie de la Luna. Así, al no saber cuándo volvería el ser humano a pisar el satélite terrestre, los responsables del proyecto pensaron que sería buena idea recoger ese tipo de muestras para que fuesen investigadas en el futuro.
El ‘abrelatas’ europeo
Los responsables del Programa Apolo tuvieron la buena idea de recoger y almacenar al vacío una muestra de la superficie de la Luna para que fuese analizada por futuras generaciones de científicos, pero no llegaron a resolver cómo se podría extraer el contenido del tubo sin contaminarlo. Por eso, en los últimos años la NASA ha estado investigando, junto con agencias espaciales de otros países y empresas privadas, la mejor forma de obtenerlas sin alterarlas.
Y ahí es donde entra la Agencia Espacial Europea, que ha desarrollado un dispositivo de perforación que permitirá abrir el tubo de tal forma que las muestras no se contaminen y puedan ser analizadas como si aún estuviesen en su entorno original. Esta herramienta ha sido denominada coloquialmente por sus impulsores como ‘abrelatas Apolo’.
“Esta herramienta de perforación es un sistema singular construido con el único propósito de perforar el llamado contenedor de muestras Apollo 73001”, explican desde la Agencia Espacial Europea, que no aporta muchos más detalles técnicos al respecto.
Una vez la herramienta europea haya perforado el recipiente, un colector de extracción diseñado por la Universidad de Washington en Saint-Louis (Estados Unidos) especialmente para este proyecto recogerá las muestras de gases que se conserven en el interior del tubo, que posteriormente serán enviadas a laboratorios especializados de todo el mundo para que sean estudiadas al detalle.
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