Una idea que ha arraigado fuertemente en la cultura popular es la que asegura que entre dos personas cualesquiera del mundo están a un máximo de seis grados de separación. Sin embargo esta cifra quiere decir poco a día de hoy, cuando Internet y las redes sociales han empequeñecido el mundo considerablemente. ¿Pero hasta qué punto?
Un mal comienzo, el otro experimento Milgram. La idea de los seis grados de separación procede de un estudio realizado por el psicólogo social Stanley Milgram. A grandes rasgos, éste “demostró” que, en promedio, si quisiéramos a hacer llegar una carta (se realizó en los 60) a una persona aleatoria permitiendo que ésta solo circulara de mano en mano entre personas conocidas
Las comillas se deben al hecho de que el experimento contaba con varios errores, como que no contabilizara una buena parte de las cartas enviadas que nunca llegaron a su destino. Con lo que calcular la media resultaba un tanto equívoco. En cualquier caso, la idea que se popularizó, de cadenas de 6 personas a lo sumo, no era siquiera exacta en base a los resultados obtenidos por Milgram.
De seis a tres y pico. Con el tiempo distintos estudios han logrado replicar el experimento con algo más de atino, basándose en datos proporcionados por los contactos digitales. Un estudio, realizado hace dos décadas calculó basándose en contactos a través de correo electrónico, obtuvo resultados semejantes. La mediana de reenvíos que un email requería era de entre cinco y siete.
El gran paso se daría con las redes sociales como Facebook y Twitter. Otro estudio realizado a través de los datos obtenidos de contactos en esta última plataforma calculó, en 2011, que la separación promedio entre dos usuarios cualesquiera de la red social era de 3,43 cuentas.
Los estudios sobre la materia son numerosos. Uno de los más recientes data de hace unos meses y se basa en datos de algunos otros experimentos para establecer su análisis. Entre ellos, el análisis realizado en 2016 por investigadores de Meta sobre la conectividad en Facebook. Según este y otros estudios, el número de grados ha ido disminuyendo aunque no homogéneamente, hasta situarse en una media de 3,57 grados de separación en 2016, cuando la red social tenía casi 1.600 millones de usuarios.
El arma de doble filo de las redes sociales. La llegada de las redes sociales ha permitido a los investigadores obtener una imagen más precisa de las redes de contacto. Esto es gracias a la posibilidad de acceder a listados de contactos (en función del acceso que las propias redes den de sus ecosistemas a los investigadores).
Pero estos estudios siguen teniendo carencias importantes. Pese a su popularidad, Facebook y Twitter están lejos de ser herramientas universales. El número de usuarios de estas plataformas ronda los 2.000 millones y los 300 millones respectivamente. En un mundo que acaba de superar los 8.000 millones no deja de ser una cifra importante, pero extrapolar los resultados es complicado sin caer en un sesgo.
¿Más unidos o no tanto? Los datos en cualquier caso coinciden con la intuición en una cosa: vivimos en un mundo cada vez más interconectado, donde comunicarse es más fácil que nunca. Sin embargo quizá cuantificarlo esté (por ahora) fuera de nuestras capacidades.
La medida de los grados de separación, además, no ofrece información sobre la cercanía de los vínculos. Una cuestión que no es para nada ajena a la ciencia de las redes y mucho menos para la psicología social. Puede que ahí esté la respuesta a la gran paradoja que se presenta, un mundo con facilidades crecientes para la comunicación que se encuentra frente a lo que ya se ha definido como una “epidemia de soledad”.
Imagen | TheDigitalArtist
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