Puede sonar difícil de creer que un investigador haya dedicado cuatro años de su vida a investigar cómo y por qué se forman las pelusas que aparecen en nuestros ombligos. La realidad es que Georg Steinhauser, un químico atómico de la universidad tecnológica de Viena, cree tener la respuesta a una pregunta que seguro que más de uno se ha planteado alguna vez.
Tras estudiar 503 muestras de pelusa de su propio ombligo, llegó a la conclusión de que el propio vello del abdomen en fricción con las hebras de las camisetas se producía una pequeña abrasión que hacía que pequeñas partes de la ropa se quedaran almacenadas en este lugar del cuerpo. Esto no es todo: ¿por qué a unos les aparece y a otros no? Steinhauser también tiene una respuesta para esa pregunta.
Nuestro vello produce fricción con la ropa
Al afeitar su propio ombligo, este investigador se dio cuenta de que ya no se producía pelusa en el ombligo lo cual le llevó a investigar más a fondo y gracias a un análisis químico de la pelusa descubrir que su composición era mayormente celulosa del algodón, algo de sulfuro y nitrógeno, componentes comunes en el sudor y las células de la piel.
Georg decidió finalmente rizar el rizo y hacer un descubrimiento muy interesante: estudiar el peso de las pelusas y anotar las condiciones de cada camiseta que llevaba cada día. Esto le llevó a la conclusión de que las más nuevas producían más cantidad, algo obvio si tenemos en cuenta que, como hemos explicado antes, se generan al abrasarse las hebras. Las más viejas ya están más desgastadas.
Cogiendo los datos del estudio, podemos llegar a la conclusión de que llevando una misma camiseta durante 100 días al año se puede producir una pérdida de 182 miligramos de peso y que la media del peso de las pelusas es de 3 miligramos. En algunos casos, eso sí, podían doblar el peso según la camiseta.
Vía | Vox
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