Varios estudios recientes han arrojado luz sobre los tiempos en los que el homo sapiens no era la única especie humana sobre la Tierra. Uno de estos trabajos nos cuenta una historia ocurrida cerca de nuestras fronteras, en el sudeste de Francia, donde neandertales y sapiens se alternaron hace más de 50 milenios. El estudio nos ha llevado a la pregunta ¿qué fue de esas otras especies humanas que no llegaron hasta nuestros días?
Las otras especies humanas. No sabemos exactamente cuántas especies del género homo han poblado la Tierra en los últimos dos millones de años. Dibujar con precisión evolución de cualquier género es una tarea muy difícil, los restos que quedan son limitados y con ellos debemos cubrir periodos de tiempo órdenes de magnitud superiores a los que manejamos en nuestro día a día. Por fortuna nuestros conocimientos presentes sobre genética y datación son mucho más avanzados que cuando empezamos esta búsqueda.
Neandertales (Homo neanderthalensis), denisovanos, H. rhodesiensis, H. naledi, H. erectus, H. floresiensis, H. luzonensis y las gentes de la Cueva del Ciervo Rojo son las especies que conocemos coincidieron cronológicamente con el homo sapiens. Otras muchas se extinguieron antes de nuestra llegada, como el homo antecessor o el homo ergaster.
Los rastros fósiles de estas especies se encuentran esparcidos por todo el territorio de África y Eurasia (o Eurafrasia como también se conoce a la gran masa de Tierra), llegando a lugares tan remotos como las islas Filipinas.
Expansión del homo sapiens. Los primeros homo sapiens aparecieron hace unos 300.000 años (300 ka), en África, pero los humanos anatómicamente modernos (HAM) tardaríamos todavía en aparecer, hace unos 195ka. Los primeros restos humanos encontrados en Europa datan de este primer periodo, aunque se trató de una estancia corta y localizada.
Pese a que su salida del continente africano está constatada en los primeros milenios posteriores a su aparición, se calcula que llegaron a Europa hace entre 43 y 45 ka. Los homo sapiens llegaron a Australia hace 65.000 años, milenios antes de dejar un rastro permanente en Europa.
Coexistencia en Europa. Durante los primeros 150 milenios del homo sapiens Europa era un territorio neandertal y parece que la expansión humano moderno se olvidó de este territorio, por condiciones ambientales más que por la presencia de neandertales. Sin embargo no tenemos pruebas fehacientes de su coexistencia. Un ejemplo de esto es el hueco de 7.000 años observado en una cueva de Málaga utilizada por ambas especies.
Las pruebas genéticas cuentan otra historia. Los humanos contemporáneos portamos en nosotros un 2% de genes que debemos a los neandertales (algo menos en las personas de origen africano). No son la única especie con la que compartimos genes. El estudio de la cueva francesa, Grotte Mandrin aporta pruebas de la llegada a Europa de los humanos modernos unos 10.000 años antes de lo que se calculaba.
El equipo halló restos arqueológicos que correspondían a varias etapas de ocupación humana en la cueva. Lo sorprendente del hallazgo fue que, entre las capas en las que hallaron restos neandertales encontraron otros pertenecientes a humanos modernos.
Un diente y varias herramientas. Esta conclusión se basó en un molar humano y en diversas herramientas que serían de manufactura propia de humanos modernos y tendrían unos 54.000 años. Ludovic Slimak, coautor del estudio explicaba que “con las herramientas neandertales, cada herramienta es una creación. Si observas 1000 herramientas, ca da una será completamente diferente. Pero con una industria homo sapiens… es súper estandarizada y regular”.
Los investigadores dibujaron así una cronología de la cueva en la que residieron primero neandertales, seguidos de una breve ocupación de la cueva por parte de sapiens. Éstaa seguida a su vez de otros 12.000 años más de neandertales antes del retorno de los sapiens.
El estudio afecta a nuestra idea de la extinción de otros humanos. No estamos seguros de lo que causó la desaparición de las especies humanas que nos precedieron y es posible que cada una de ellas desapareciera por motivos distintos en lugares y épocas diferentes. Hay algunas causas con las que especulan los expertos y que pueden haber tenido mayor o menor peso según el caso.
Diversidad de teorías. El hecho de que todas las especies salvo una desaparecieran y casos como la (más o menos) rápida sucesión entre neandertales y sapiens hizo barajar la hipótesis de que los últimos fueran la principal causa de la extinción del resto de especies. Los humanos modernos habrían salido victoriosos de una competición por recursos escasos. El hallazgo en Francia amplía el tiempo durante el cual ambas especies coexistieron, restando cierta relevancia a esta teoría, aunque está lejos de poder descartarla.
Una trampa demográfica. Los factores demográficos también pudieron tener relación. En el caso de los neandertales se ha postulado la idea de que su población simplemente se redujo hasta llegar un momento en el que las propias fluctuaciones demográficas naturales llevaran a la especie a alcanzar un punto crítico de no retorno poblacional. A partir de este punto la endogamia dificultó la reproducción llevando a la especie a una espiral demográfica negativa.
Si esto ocurrió con los neandertales, una especie asentada a lo largo y ancho de un continente con varios cientos de miles de años de existencia, es posible que otras especies también cayeran en la misma trampa demográfica.
Los cambios en el clima. Quizá el principal sospechoso, sin embargo, sea el cambio en las condiciones climáticas. La alternancia entre eras glaciales y periodos cálidos ha tenido sin duda efecto en los movimientos migratorios de los humanos, permitiendo unas migraciones y forzando otras.
La hipótesis climática es perfectamente compatible con otras hipótesis. Especies que coexistieron bajo unas circunstancias climáticas pueden acabar compitiendo en cuando estas cambian, por ejemplo. De manera semejante, glaciares e islas formadas tras derretirse éstos pueden aislar comunidades unas de otras formando trampas demográficas.
Extinción o asimilación. Queda una teoría, la de la asimilación. Según esta idea, especies como neandertales o denisovanos no podrían darse por extintas gracias al reducto de su genética remanente en la nuestra. Esto implicaría que no se habrían extinguido sino más bien habrían evolucionado. Convirtiéndose en nosotros, nuestros ancestros. Este debate quizá sea, sin embargo, más filosófico, relacionado con qué es el “ser” de una especie, y cómo determinamos cuales viven y cuales no.
Imagen | Thilo Parg CC-BY-SA-4.0
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